El Kremlin cree que la cumbre de la OTAN en Madrid avanzará hacia una declaración de guerra contra Rusia
El ministro ruso de Exteriores sostiene que los europeos han elegido un camino que recuerda al que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial
El presidente Vladímir Putin expresó por primera vez en un foro internacional su irritación ante la ampliación de la OTAN en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007. Putin siempre ha sostenido que, una vez que el último líder soviético, Mijaíl Gorbachov, aceptó la reunificación de Alemania, Occidente le prometió que la Alianza no se acercaría a las fronteras de la URSS, garantía que debió darse solo de palabra, ya que no se firmó ningún documento.
A día de hoy, en Moscú dicen estar convencidos de que el origen de todos los males para el sistema de seguridad mundial es la OTAN y, subsidiariamente, Estados Unidos y la Unión Europea principalmente. De hecho, las autoridades rusas reiteran con frecuencia que la actual guerra en Ucrania es en realidad una campaña contra la Alianza Atlántica.
Este viernes pasado, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó durante una rueda de prensa en Bakú (Azerbaiyán) que « los países de la Unión Europea y la OTAN se están preparando para la guerra contra Rusia». Lavrov sostuvo que «los europeos han elegido desafortunadamente un camino que recuerda al comienzo de la II Guerra Mundial, cuando Hitler reunió bajo su bandera a una parte significativa, si no a la mayoría, de los países de Europa para luchar contra la Unión Soviética».
«Ahora, de la misma manera, la Unión Europea, junto con la OTAN, están armando la misma coalición, pero más moderna, para luchar y, en general, hacer la guerra a la Federación Rusa. Analizaremos todo esto detenidamente», añadió el jefe de la diplomacia rusa. Señaló también que «somos muy conscientes de que la UE ha evolucionado claramente durante los últimos años en la línea de establecer unos pilares ideológicos agresivos, fundamentalmente rusófobos».
Enfado del Kremlin
En junio del año pasado, con motivo del 80 aniversario del ataque de las tropas hitlerianas contra la URSS, el semanario alemán ‘Die Zeit’ publicó un artículo de Putin tachando la expansión de la OTAN de «vestigio de la Guerra Fría». «Desde 1999, se produjeron cinco oleadas más de ampliación con la integración de 14 nuevos países, incluidas repúblicas de la antigua Unión Soviética», en alusión a Estonia, Letonia y Lituania, recalcó el mandatario ruso. A su juicio, tal forma de proceder, «enterró las esperanzas de un continente sin líneas divisorias».
La ruptura definitiva de Moscú con la Alianza se produjo en octubre del año pasado a causa de la expulsión de ocho diplomáticos rusos acreditados en Bruselas ante la organización acusados de «actividades hostiles». Fue clausurada la Embajada de Rusia ante la OTAN y en Moscú desapareció también la representación aliada. Putin anunció que «la OTAN ha roto todos los mecanismos de diálogo».
Ya entonces, a menos de cuatro meses del comienzo de la guerra en Ucrania, Moscú volvió a denunciar el acercamiento de las infraestructuras de la Alianza hacia las fronteras rusas y la realización de maniobras en el este de Europa y en el mar Negro. El presidente ruso deploró también los envíos de armas a Ucrania y la negativa de Kiev a cumplir los acuerdos de Minsk, factor que, según él, agudizó la crisis en Donbass.
Lo cierto es que Rusia tenía ya entones sus tropas listas junto a la frontera ucraniana para la invasión que lanzaría el 24 de febrero. En el mes de diciembre, comenzó una intensa actividad diplomática para tratar de evitar la guerra con múltiples encuentros, especialmente entre Lavrov y su homólogo norteamericano, Antony Blinken. El Kremlin exigió unas «garantías de seguridad» que incluían un repliegue de la OTAN a las posiciones que tenía en 1997, lo que suponía una decisión tan poco realista como sacar de la organización a todos los estados que se incorporaron desde entonces. Y también descartar que Ucrania, Moldavia, Georgia o cualquier otra república exsoviética pudiera formar parte nunca del dispositivo atlántico. Moscú quería además el reconocimiento de Crimea como territorio ruso.
Patio trasero
Las negociaciones fracasaron. Como estima el politólogo ruso, Stanislav Belkovski, Putin siempre intento acordar con Occidente «un nuevo orden mundial, un reparto de las zonas de influencia». Y Ucrania para Rusia es claramente su patio trasero. El máximo dirigente ruso considera que la revuelta del Maidán en Kiev fue instigada desde Estados Unidos y la Unión Europea y que la anexión de Crimea y la sublevación separatista en Lugansk y Donetsk fueron las consecuencias de tal injerencia.
El senador ruso, Alexéi Pushkov, advierte que «la OTAN se ha convertido en la principal amenaza para el mundo de los últimos 30 años». Pushkov dijo el jueves que la Alianza «no es una organización defensiva como quedó patente en Yugoslavia, Irak, Libia y Afganistán, así como en los intentos de derrocar a Bashar al Assad en Siria y a Nicolás Maduro en Venezuela». Ahora, sin embargo, con la posible integración de Suecia y Finlandia, Rusia tendrán todavía más cerca el dispositivo militar de la OTAN y su seguridad podría quedar muy en entredicho al tener como vecino a un país con el que mantiene una sangrienta y devastadora guerra sin que Ucrania cometiera previamente contra ella ningún acto de agresión.