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El pacto de Gobierno, ni está ni se le espera

Un acuerdo de fondo que engrase las piezas de un Consejo de Ministros mixto requiere semanas de negociación, justo las que Sánchez dilapidó desde el 28-A hasta hace apenas unos días

Arde Madrid con 40 grados a la sombra y en la hoguera de las vanidades se achicharra la gobernabilidad de EspañaPedro Sánchez y Pablo Iglesias negociaban mediante poderes –Calvo y Echenique eran los mandatados- la investidura para el primero y los cargos para el segundo. Todo lo demás podía esperar. La legislatura, también.

Las opciones consistían en: Gobierno de coalición o nuevas elecciones. De confirmarse la primera, Pablo Iglesias, líder de la cuarta fuerza política tras haber perdido un millón de votos y 25 escaños, obtendría un triunfo redondo: colocar peones en el sanedrín del poder justo cuando empezaba a necesitar de respiración asistida para sobrevivir. Pedro Sánchez, por su parte, alcanzaría ya su meta vital: presidir el Gobierno tras haber pasado por las urnas, aunque hubiera que compartir el pastel.

La gobernabilidad del país, sin embargo, sería la gran perdedora. Un acuerdo de fondo que engrase las piezas de un Consejo de Ministros mixto requiere semanas de negociación, justo las que Sánchez dilapidó desde el 28-A hasta hace apenas unos días. Nadie bregado en política cree que un pacto de y para la legislatura pueda ser fruto de unas cuantas horas de reunión entre apoderados. Máxime si se considera que las distancias entre los protagonistas, PSOE y Podemos, son enormes y no basta para saldarlas con ponerle a la aventura cuatro adjetivos genéricos: progresista, ecologista, feminista y europeista.

Más allá de las promesas de lealtad respecto a la cuestión catalana, más allá de morderse la lengua para no hablar de presos políticos, derecho a decidir y España plurinacional, hay multitud de asuntos a la espera en los cajones de los ministerios que requieren adoptar decisiones sin el riesgo de que el Gobierno -un órgano colegiado- pueda saltar por los aires.

Brevísima lista de ejemplos: qué pasaría al llegar al Consejo de Ministros una propuesta de Defensa para comprar armamento; qué sucedería cuando desde Economía se suscite la necesidad de sacar a la venta el 61% de Bankia; qué se decidiría cuando Hacienda recuerde que en 2020 hay que ajustar las cuentas en más de 9.000 millones para reducir el déficit del 2% al 1,1% o cuando se tuviera que abordar el futuro de las nucleares cuyo cierre total, según el PSOE, no podrá producirse hasta 2036, en tanto que Podemos reclama la clausura antes de 2024 o cuando se revisase la reforma laboral o la sostenibilidad de las pensiones. Y más entretenido aún: qué cara pondrían los elegidos de Podemos cuando les correspondiera ejercer de ministro de jornada y acompañar a Felipe VI, «el borbón», representante «antidemocrático» de una «institución caduca».

Todo esto si acaso se pensará otro día. De aquí a septiembre habría tiempo siempre y cuando unos y otros asuman que «por responsabilidad» y por «sentido de Estado» toca cambiar de actitud. Por todo eso y también… porque les pagamos el sueldo.

 

 

 

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