El Pacto Histórico del presidente Gustavo Petro, derrotado y sin quien defienda sus banderas: ¿está en riesgo de disolverse?
La continuidad del Pacto Histórico podría estar en duda por la estrepitosa derrota en las elecciones del pasado domingo. No hay liderazgo, democracia interna o intenciones de convertirse en un partido.
A pesar de que el presidente Gustavo Petro lo quiera negar en sus redes sociales, su fuerza política sufrió una derrota dolorosa y con implicaciones preocupantes para el resto de su mandato. El Pacto Histórico, que en algún momento eligió presidente y una poderosa bancada de congresistas, perdió el respaldo popular en poco más de un año.
Hasta el momento, el Pacto Histórico solo triunfó con Luis Alfonso Escobar y Óscar Enrique Sánchez, electos gobernadores de Nariño y Amazonas. El último, coavalado con el Partido Liberal y ASI, solo supera al segundo por 322 votos, por lo que el resultado podría cambiar en el escrutinio.
La presencia de la colectividad del presidente en las gobernaciones influyentes y en las capitales de las principales ciudades del país es nula. Por esta razón, ya se está planteando la posibilidad de separar a la izquierda, con el fin de tener mayor capacidad de organización interna y liderazgos fuertes para ser viables en términos electorales.
El 11 de febrero de 2021, con una proclama leída por la actriz y presentadora Margarita Rosa de Francisco, la Colombia Humana, el Polo Democrático, Mais y la UP, entre otros, anunciaron la conformación del Pacto Histórico. Se pensó como una coalición progresista para llegar unidos a las elecciones al Congreso de la República, pero pronto se convirtió en el respaldo de Gustavo Petro para aspirar a la presidencia.
Por primera vez, múltiples colectividades de izquierda se unieron para llegar unidos a una elección y capitalizar la figura de Gustavo Petro, que, después de pasar a la segunda vuelta en 2018, era el favorito para convertirse en presidente.
El esfuerzo contó con varios obstáculos, incluidos los acuerdos en torno al orden de las listas y si estas debían ser abiertas o cerradas. Los mecanismos democráticos internos fueron cuestionados en múltiples ocasiones y se decidió que no se iba a aplicar el voto preferente, aprovechando el auge de Petro para impulsar candidatos menos conocidos.
La estrategia tuvo éxito. En una votación sin precedentes, el Pacto Histórico replanteó el panorama ideológico del Congreso de la República con 20 senadores y 27 representantes a la Cámara. Muchos ciudadanos no tenían claro por quién votaban, dado que se marcaba únicamente el logotipo de la colectividad.
Las dificultades de esta estrategia solo fueron evidentes cuando Gustavo Petro asumió el poder. Al llegar al Congreso, el grupo de influenciadores, internautas y activistas elegidos por la coalición no presentó los resultados esperados, ameritando múltiples regaños del Gobierno, que tampoco supo organizarlos como bloque.
A pesar de las dificultades legislativas, el más grave inconveniente de esta elección radicó en la falta de estructura política de los elegidos. No contaban con liderazgos tangibles y sus trayectorias estaban, en buena parte, ligadas a mecanismos de participación como la protesta social.
En múltiples ocasiones, en reuniones privadas, el presidente Gustavo Petro resaltó la necesidad de convertir el Pacto Histórico en partido, pero las fuerzas pequeñas temían desaparecer en su esencia por la falta de garantías internas. Esta discusión no pudo concretarse antes de elecciones, por lo que optaron por permanecer unidos para intentar replicar el éxito de las presidenciales.
Acordaron un comité nacional del Pacto Histórico para resolver los avales, pero rápidamente se deshizo por intereses particulares, egos y demás desacuerdos.La falta de liderazgos viables se sumó a la situación, por lo que abrieron el espacio para candidaturas de “frente amplio”. Pocas candidaturas coavaladas surtieron efecto por el rompimiento de la coalición oficialista, que terminó en que el Partido de la U y Conservador se declararan en independencia.
Fue una tormenta perfecta para el Gobierno Petro, que permanecía envuelto en todo tipo de escándalos. Surgieron múltiples cuestionamientos que deslegitimaron al mandatario colombiano, quien también permanecía intransigente en medio de la concertación de sus reformas sociales. Esto provocó un desplome en la popularidad que caló en los municipios, preocupados por las advertencias en torno a los cambios que busca hacer el Gobierno.
Sin candidatos, sin grandes posibilidades de unirse a otras candidaturas y disputas internas, el petrismo llegó sin armas al 29 de octubre de este año y el resultado fue notorio.
Los partidos avalaron candidatos por separado, los avales no llegaron a tiempo en muchos casos y los actores fuertes de las presidenciales, cotizados por la impopularidad del Gobierno, repitieron aspiración en sus respectivas regiones.
Por esta razón, comienza a contemplarse la disolución de la coalición. Alfredo Saade, quien será el director del Instituto de la Gestión del Agua de La Guajira, trinó reclamándole al presidente Petro por el fracaso de la mesa nacional que decidió candidaturas y estrategias.
“Señor presidente Gustavo Petro, una vez recibidos los resultados de la jornada electoral de hoy, con respeto y aprecio le pido que acabe el Pacto Histórico. El fracaso en las urnas se debe al fracaso en la mesa nacional que se dedicó a replicar las tácticas de los partidos tradicionales para escoger a los candidatos que llevarían las banderas con que lo llevamos a usted a la presidencia. Es hora de un gran frente nacional que una la visión del cambio y de la vida (sic)”, publicó Saade en sus redes sociales.
Gustavo Bolívar, recién derrotado en Bogotá, fortín político del presidente Petro y donde llevó a cabo varios eventos a pocas semanas de las elecciones, le dio ‘me gusta’ a la idea del pastor.
Por otro lado, Gabriel Becerra, uno de los coordinadores del comité nacional del Pacto Histórico, dijo que con los resultados “emerge una nueva realidad política que merece un balance colectivo y decisiones”.
“Hay que saberlo hacer con información, rigor y perspectiva”, dijo Becerra en su mensaje posterior a las elecciones.
Este lunes, el representante David Racero y la senadora María José Pizarro llevarán a cabo una rueda de prensa en el Congreso de la República para analizar los resultados de la jornada electoral. En medio de las voces que afirman que existe una derrota clara, Racero, por ejemplo, asegura que crecieron en representación política.
Lo cierto es que, en el caso de Bogotá, el presidente Gustavo Petro logró una votación de 2.253.997 en segunda vuelta. Mientras tanto, un poco más de un año después, Gustavo Bolívar logró 571.591. El excandidato reconoce que se trata de un “voto castigo” contra la colectividad.
“La coyuntura nacional es bastante difícil y el país espera un cambio en meses, entonces se ha desilusionado, siento esto como un voto castigo para el Pacto Histórico”, manifestó después de conocer su derrota.
Por ahora, por las diferencias internas, falta de liderazgo y la pérdida del apoyo ciudadano, parece para algunos más viable disolver el Pacto Histórico que reintegrarlo. La derrota en fortines del petrismo e incluso en Suárez, Cauca, el municipio de Francia Márquez, le pide a la izquierda colombiana un cambio urgente de rumbo.