El panel “¿Presos por qué?” fue todo un éxito
Un evento celebrado en el marco de la ONU invita a solidarizarse con los presos políticos cubanos en aras de lograr su liberación
LA HABANA, Cuba.- En la tarde de este martes, gracias a la gentileza de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, varios activistas prodemocráticos y periodistas independientes cubanos pudimos escuchar en vivo las intervenciones que tuvieron lugar en el Panel “¿Presos por qué?”, celebrado en los marcos de la ONU (y más específicamente de su Consejo Económico y Social), en solidaridad con los cautivos políticos de la Isla.
Es menester que me exprese en esos términos, ya que, como se sabe (y a causa de las reglas establecidas por el gobierno castrista), los cubanos de a pie no tenemos acceso a internet. Por consiguiente, se hace necesaria la solidaridad de sedes diplomáticas extranjeras (en este caso, la estadounidense) para que por excepción podamos ver y oír en vivo el desarrollo de un evento de ese tipo.
El panel tuvo lugar a las pocas horas de ser puesto en libertad, tras casi dos meses de huelga de hambre, el prisionero de conciencia y dirigente de la aguerrida UNPACU (Unión Patriótica de Cuba) Tomás Núñez Magdariaga. Como puso de manifiesto en su intervención el miembro del Grupo de los 75 Alejandro González Raga, la excarcelación del citado compatriota es “el primer éxito de esta campaña”. Ella —pues— ha comenzado con buen pie.
El evento puso de manifiesto una vez más el papel de los Estados Unidos como el gran aliado del pueblo cubano en la lucha pacífica que éste libra por el restablecimiento de su libertad, la democracia y el estado de derecho. Se trata de una conducta que merece reconocimiento y gratitud, como lo exteriorizaron, con sus sinceros aplausos, los congregados en la Embajada Norteamericana.
El panel fue de lujo. Y esto, a pesar de la chusmería vocinglera de los representantes castristas que el régimen cubano envió al acto. Los rojos expresaron su oposición, pero no con sus refutaciones a los argumentos de los panelistas o mediante comentarios adversos a los planteamientos de ellos, sino con gritos y golpes en las mesas.
La embajadora estadounidense Kelley E. Currie, en sus palabras introductorias, aludió repetidamente a esa conducta incivil de los oficialistas de la Isla: Lo hizo cuando expresó que quienes pedían libertad para Cuba, lo hacían “incluso para los que están presentes en esta sala”. También cuando, tras condenar los bochornosos “actos de repudio” que organiza y perpetra el castrismo contra quienes se le enfrentan, comentó que, al parecer, lo que estaba sucediendo en el salón de reuniones era uno más de esos actos.
La diplomática norteamericana fue seguida por el señor Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Como se sabe, él, durante meses, ha tenido una actuación decidida y plausible ante los desmanes que perpetra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Pero esta vez mencionó también no sólo a Cuba (cosa lógica, pues la isla caribeña constituía el tema directo de las intervenciones), sino también a Nicaragua.
El ilustre uruguayo continúa —pues— con su inclaudicable crítica a los actuales regímenes dictatoriales del hemisferio. Al respecto (y centrándose una vez más en la Gran Antilla y sus cautivos de conciencia), dijo Almagro: “La comunidad internacional no puede desentenderse de esta situación”. A ello agregó que los países del mundo deben exigir la liberación de esos presos políticos.
El ya mencionado Alejandro González Raga se refirió al caso del anciano Armando Sosa Fortuny, encerrado desde hace decenios. Se sabe que éste, a diferencia de la generalidad de los cubanos encarcelados por razones políticas, realizó actos violentos. En ese contexto, el orador invocó el sagrado derecho a la rebelión frente a la tiranía. Afirmó también que el caso de Sosa Fortuny, no obstante, las características de su actuar, “no es ya un tema político; ni siquiera jurídico”. Se trata, aseguró, de “una cuestión de humanidad”.
Miriam Cardet Concepción, hermana del doctor Eduardo, de los mismos apellidos, sólo pudo participar mediante una cinta de video. Fue una muestra más de la arbitrariedad del régimen, que se arroga el derecho de permitir o no los viajes de sus súbditos al extranjero, y que, en el caso de esa parienta del emblemático preso de conciencia, le prohibió salir de Cuba. Era de ese modo que los castristas pretendían impedirle tomar parte en el panel. No obstante, ella compartió las experiencias que ha tenido su familia respecto a los atropellos perpetrados por el régimen contra los hombres y mujeres que mantiene injustificadamente en la cárcel.
Por supuesto que la duración del panel —alrededor de una hora— no permitía profundizar en la situación de los presos políticos cubanos ni mencionarlos a todos ellos. Sí fueron tenidos presentes los más emblemáticos, como los ya mencionados y las dignas damas de blanco, varias de las cuales se encuentran encarceladas por desfilar con flores y en silencio, tras ir a misa para rezar por la libertad de los cautivos de opinión.
Considero que lo más importante de este evento es la ratificación de la decidida postura de los Estados Unidos a favor de la democratización de la Isla. Una vez más se puso de manifiesto que los cubanos podemos contar con el gran país del Norte en nuestra lucha por la libertad de la Patria. Esperemos que la digna postura norteamericana reciba el respaldo de otras naciones y que, al igual que sucedió con Tomás Núñez Magdariaga, otros presos políticos recobren su libertad.