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El Papa, nuevo abogado de Cristina

Cristina aprovechó para decir que habló de ella. Si no es verdad, anda bien cerca.

El Papa no viene a la Argentina pero no se priva de hablar todo el tiempo de la Argentina. Y siempre en el mismo sentido. Acaba de meterse sin meterse explícitamente en los juicios contra Cristina. O sea, en los juicios por la corrupción kirchnerista que no sólo salpican a Cristina sino también a Lázaro, José y Cristóbal López, Boudou o Baratta, que fue el principal operador de De Vido y que ahora arma operaciones judiciales desde la cárcel para tratar de tumbar la causa de los cuadernos.

Francisco acaba de desempolvar la teoría del lawfare que usa el kirchnerismo y que usó la propia Cristina para criticar a la Justicia en su primer discurso cuando volvió como senadora. Dijo el Papa: “El lawfare, además de poner en riesgo la democracia, es utilizado para minar los procesos políticos emergentes…. es fundamental detectar y neutralizar estas prácticas…. en combinación con operaciones multimediáticas paralelas”. Más claro, échele agua.

Si no lo es, parece una frase escrita a la medida de Cristina por Zaffaroni, que aplaudió la arenga del Papa en vivo y en directo. Lawfare es una palabra nueva, otra hechura a medida que ni siquiera está en los diccionarios. Sin tecnicismos para confusión, quiere decir la justicia que no la es sino para dañar a un opositor. Algo de lo que el kirchnerismo sabe y mucho. Ahora quiere decir en lenguaje sencillo: preparación para la impunidad y argumentos para un indulto si la ex presidenta ganara las elecciones.

Cristina no dejó pasar ni cinco minutos para envolverse con lo que había dicho el Papa y victimizarse. Subió a la red el video del Papa y lo llamó “un documento imprescindible e “imperdibles 59 segundos de Francisco hablando de la manipulación del Poder Judicial con fines de persecución política a opositores”.

Otra de esta semana fue el modo con que el candidato que ella puso para presidente, Alberto Fernández, le huyó a un debate con Macri. Alberto debate pero no debate. O debate como mejor le conviene: dijo que no tenía sentido debatir con “un mentiroso”. ¿Alguien puede creer que él siempre dice la verdad? Con las idas y venidas de Massa fue un poquito más cuidadoso pero no mucho más cuidadoso. Dijo que el arreglo de Massa con el cristinismo sobre 10 estaba en 5. Lo mismo que decir que el desarreglo estaba en 5. Muchas veces las cosas se entienden mejor por el otro lado de las cosas.

Y una más de Fernández y un anticipo del futuro: maltrató a periodistas que informaron sobre la enfermedad que lo obligó a estar casi tres días internado. El lunes dijo que había ido al sanatorio a hacerse chequeos. Tuiteó: “Estoy en el Otamendi. Vine a ver a mi médico de cabecera porque estoy con tos y me propuso tomarme 48 horas para… estudios de rutina”.

En realidad, entró de urgencia. Con dolores en el pecho y una pierna y dificultades para caminar. Cuando se informó que la internación era por una tromboembolia pulmonar, dijo: “inventan cualquier cosa”. Al final reconoció que había sufrido un dolor que nunca tuvo en su vida. Todo clarísimo.

 

 

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