El PNV amplía su ventaja electoral y podrá elegir socio en el País Vasco
El Partido Popular confirma su caída y pierde dos diputados, mientras que el peso de Ciudadanos es insignificante y Vox no logra escaño
Al nacionalismo vasco le están sentando muy bien los acuerdos con Pedro Sánchez. Ante las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco, convocadas para el 5 de abril, el PNV amplía su ventaja como primer partido en esa comunidad y podría elegir socio para gobernar, mientras que Bildu también mejora sus resultados, según el último barómetro de ABC/GAD3. El centro-derecha constitucionalista, en cambio, no levanta cabeza. El Partido Popular confirma su declive, Ciudadanos obtiene un resultado insignificante y Vox gana peso, pero no el suficiente para conseguir un escaño.
El lendakari, Íñigo Urkullu, decidió adelantar las elecciones autonómicas para no verse mezclado con la tensión en Cataluña y la campaña electoral que se avecina en esta región. Pero también dio el paso consciente de que su partido se encontraba en un buen momento, que no debía desaprovechar. De hecho, el PNV obtendría ahora un 40,5 por ciento de los votos, frente al 37,4 por ciento de las elecciones autonómicas de septiembre de 2016. Frente a los 29 escaños que logró entonces, ahora se situaría con 31-32, en un Parlamento que tiene 75 diputados.
El pacto de Sánchez con el PNV en Madrid podría reproducirse en Vitoria, pero al revés. Al PNV le bastará el apoyo de los socialistas para mantener una legislatura larga y estable. Sería un intercambio de favores, que en realidad favorecería a ambas partes. Sánchez se aseguraría el respaldo de los seis diputados del PNV en el Congreso, a cambio de apoyar al Ejecutivo autonómico vasco.
Un Bildu «blanqueado»
El PSE se mantiene más o menos con la misma fuerza que en 2016, cuando alcanzó el 11,9 por ciento de los votos y nueve escaños. Ahora obtiene un 12,3 por ciento de estimación de voto, con un diputado más, hasta los diez. Entre el PNV y los socialistas sumarían hasta 42 diputados, por encima de la barrera de la mayoría absoluta (38 escaños).
El «blanqueamiento» de Bildu, actor fundamental en la investidura de Sánchez tras alcanzar un acuerdo para la abstención de sus cinco diputados, le ha servido para seguir ganando peso en las urnas. Del 21,1 por ciento de 2016 pasaría ahora al 22,4 por ciento, con 18-19 escaños, frente a los 17 de las anteriores elecciones autonómicas.
El nacionalismo y los herederos de Batasuna se hacen así más fuertes, mientras que Podemos pierde casi cuatro puntos en estimación de voto: del 14,8 por ciento al 10,9. Pasaría de sus once diputados actuales a tener entre siete y nueve.
La situación del centro-derecha constitucionalista empieza a ser dramática en el País Vasco, y nada indica que una hipotética coalición entre el PP y Ciudadanos pudiera cambiar nada. Se llame Vascos Suma o Mejor Unidos. Los populares ya comprobaron en las generales de abril lo que significa «desaparecer» del Congreso, en las tres circunscripciones vascas. El 10-N lograron un escaño por Vizcaya de rebote, pero la situación sigue siendo de emergencia para el PP vasco, con un candidato, Alfonso Alonso, que ha sido cuestionado por Génova hasta el último momento.
Según el barómetro, el PP cae del 10,1 por ciento de voto al 7,9 por ciento, y sus nueve diputados actuales se quedarían en solo siete. Perdería un diputado en Álava (se queda con cuatro) y otro en Guipúzcoa (conserva uno), mientras que mantiene dos en Vizcaya.
El voto conservador
Desde el PP vasco admiten que tienen un problema importante con el PNV, que está atrayendo todo el voto conservador, sea nacionalista o no. En las generales, los populares buscaron la coalición con Ciudadanos, que al final fue frenada en seco por Albert Rivera. Esa alianza les habría dado un escaño en Álava, a costa de Bildu, que se benefició de la fragmentación del centro-derecha constitucionalista.
Pero en las elecciones autonómicas, todo indica que una coalición serviría poco para conseguir más escaños. Ciudadanos es un partido prácticamente insignificante, que apenas aporta nada: solo obtendría un 0,8 por ciento de voto, frente al 2 por ciento de 2016, un año en el que el partido de Rivera pasaba por uno de sus mejores momentos.
Vox apenas existía en las elecciones de septiembre de 2016: consiguió un 0,1 por ciento de votos. En Álava sumó 774 votos. Ahora, el partido de Santiago Abascal subiría hasta el 2,1 por ciento. Con este resultado seguiría fuera del Parlamento vasco, pero la campaña le puede beneficiar. Si mantiene cierta tendencia al alza, podría conseguir un escaño en Álava, y probablemente lo perdería el Partido Popular en esa misma provincia.