El PP inicia el nuevo ciclo político como el único partido sólido y unido
Una vez finalizado el ciclo electoral abierto en 2014, y recuperada la normalidad institucional, entramos en la fase de los congresos. Los cuatro partidos políticos de ámbito nacional celebrarán sus cónclaves en el nuevo año para poner al día sus liderazgos y sus estrategias en la legislatura. PP, Podemos y Ciudadanos han fijado la cita interna para febrero. El PSOE lo ha dejado para el verano, aún sin fecha, ya que es -de lejos- el partido político que salió más averiado de los procesos electorales de los últimos años.
El escenario precongresual es bastante nítido, una vez que la dialéctica vieja política-nueva política ha pasado a mejor vida. Hay cuatro partidos nacionales importantes en España, de los cuales uno es claramente hegemónico, está sólidamente asentado en el territorio, tiene un liderazgo incuestionado y vive sin problemas de identidad. No por casualidad, el PP es el partido que gobierna. Y el poder siempre ha sido y será el mejor pegamento posible para unir fraternalmente a cualquier formación política.
Frente al PP se sitúan tres formaciones, dos de izquierda -PSOE y Podemos- con serios problemas de identidad y profundas divisiones internas; y una de centro, Ciudadanos, que también está pendiente de encontrar su lugar en el mundo. Tres de los cuatro partidos, PP, Podemos y Ciudadanos, tienen líderes que aspiran a ser reelegidos en los respectivos congresos. Es verdad que no todos parten de la misma comodidad interna. Mientras que el veterano Rajoy, con su «piel de elefante» –Merkel dixit– no es cuestionado por nadie en el PP, los líderes con la piel más joven y fina, Pablo Iglesias y Albert Rivera, están encontrando algunos problemas para consolidarse definitivamente y para acabar de construir sus dos partidos, que nacieron de forma repentina, improvisada y prácticamente sin hechuras. Rivera, cuyo liderazgo no se discute internamente aunque con algunos matices, tiene el reto de asegurar la supervivencia de Ciudadanos más allá de la coyuntura de la crisis económica e institucional. Y de mejorar su implantación en toda España, verdadero talón de Aquiles de la formación.
El PSOE es el único huérfano de liderazgo, a pesar de lo cual no tiene prisa en elegirlo. Se tomará casi nueve meses para ello. La gestora se constituyó en octubre del año que dejamos atrás y se supone que el Comité Federal fijará este enero el congreso para el verano.
El segundo fin de semana de febrero se celebrarán en Madrid el 18º Congreso del PP y la segunda Asamblea de Podemos, más conocida como Vistalegre II. Pablo Iglesias quiso hacer coincidir su cónclave con el de Rajoy para presentarse como la alternativa al Gobierno popular. Las únicas incógnitas que se ciernen sobre el congreso del PP son el volumen en decibelios que alcanzarán los aplausos para su líder y la continuidad, o no, de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. La ministra de Defensa está empeñada en compatibilizar ambos cargos y se desconoce si volverá a ganar el mismo pulso que ya le echó con éxito a su presidente en el último congreso, celebrado en Sevilla en el ya lejano 2012. Rajoy protagonizará un paseo militar por la Caja Mágica, una vez desaparecido incluso el último fantasma que podía amargarle algo la fiesta. Aznar se ha volatilizado como presidente de honor.
Por contra, la Asamblea de Podemos se presenta con bastantes incógnitas. No parece que vaya a ser un paseo por el cielo para su secretario general, Pablo Iglesias, cuestionado por su número dos, Íñigo Errejón, que incluso ha dado nombre a una facción numerosa del partido, como el mismísimo Alfonso Guerra en su día. La Navidad de 2016 ha sido pródiga en bofetadas internas a la vista de todo el mundo, aunque en las últimas 48 horas del año se produjo un cese de las hostilidades, después de que Iglesias pidiera perdón por el espectáculo en un vídeo. No es probable que Errejón vaya a disputar abiertamente el liderazgo al secretario general, pero si pablistas y errejonistas no llegan a algún tipo de arreglo o de pacto, la Asamblea de Vistalegre puede ser lo más parecido al encarnizado y cruento Comité Federal del PSOE que acabó con Pedro Sánchez.
Los socialistas empiezan el año como lo acabaron: sin líder y con una Gestora que dirige la acción política del partido. Una situación que los críticos -procedentes de las filas del líder defenestrado, pero no sólo- consideran totalmente irregular y sin precedentes. La batalla orgánica por el control del PSOE en este primer día del año se resume más o menos así. El partido está a la espera de que Susana Díaz -iluminada por todos los focos como la nueva líder- anuncie públicamente su candidatura a la Secretaría General, mientras Pedro Sánchez pugna por seguir en el escenario aun cuando su presencia sea fantasmal. Fuera de foco, hay una dispersa tercera vía de dirigentes y militantes que buscan sin descanso un aspirante alternativo a Díaz y Sánchez, que podría llevar el nombre de Patxi López. La pregunta que puede tener respuesta en este mes de enero es si Díaz será la única candidata -como ella quisiera- o tendrá que disputar unas primarias, que es lo que no quisiera.