El PP lanza un grito multitudinario contra la amnistía y critica la «indignidad» de Sánchez
Más de 60.000 personas inundan las calles de Madrid para arropar a Feijóo y clamar contra la «cacicada» del posible pacto del PSOE y los independentistas
Las banderas de España y las de las diferentes autonomías se entremezclan con las de Europa y forman un curioso mosaico en la plaza de Felipe II en Madrid. Es domingo y hace sol, lo que ayuda a que el espacio elegido por el Partido Popular para impulsar la investidura de Alberto Núñez Feijóo presente un ambiente festivo y que el baño de masas a su líder cumpla con creces su cometido. Bálsamo que cura las heridas recientes y que permitirá al gallego afrontar su primer discurso en el Congreso, el próximo martes, pleno de energía y cargado de razones.
Junto a Feijóo, protagonista principal de la cita, concurren numerosos dirigentes del PP, incluidos todos los presidentes autonómicos y los dos expresidentes del Gobierno populares. Mariano Rajoy y José María Aznar ejercieron de teloneros para el actual presidente del partido, golpeado por los resultados inesperados del 23J a pesar de haber sido el candidato más votado. Apoyos insuficientes que han dado alas a Pedro Sánchez y sus posibles socios de Gobierno para buscar los suyos entre los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes.
La posible amnistía a Carles Puigdemont y sus acólitos, que el actual Gobierno en funciones no niega, fue el motor de la concentración dominical, instada por Aznar y cuyo guante no tardó en recoger Génova. Un acto cuidado con mimo en el que nada quedó al azar. Ni siquiera las presentaciones iniciales, donde sí tuvo cabida el nombre de Martínez-Almeida como alcalde de Madrid, pero no el de la otra anfitriona, Isabel Díaz Ayuso, que tendría después su protagonismo, pero medido. Evitando una imagen como la de la noche electoral, en la que una parte de los militantes la aupó al mismo nivel que a Feijóo.
La canción «The Rising» de Bruce Springsteen, un himno al renacimiento y al regreso de los infiernos, ejerce de hilo conductor del acto. Banda sonora coreada por los miles de ciudadanos presentes, hasta 45.000 según la Policía y más de 60.000 según la organización. Está llena la plaza y también las calles aledañas, cortadas desde una hora antes del inicio. En medio del ambiente festivo, la irrupción de los protagonistas provoca la primera apoteosis. Feijóo concurre escoltado por Aznar y por Rajoy, acunados todos por los aplausos del personal.
Tras un breve saludo del alcalde Martínez-Almeida y de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso –ovacionada y muy aplaudida durante la hora larga que duró la concentración-, llegó el turno de los expresidentes y de Feijóo. Aunque fue el último, sus palabras resonaron por encima de las demás.
Feliz como en pocos mítines hasta ahora, el líder gallego no tardó en exponer las razones de la convocatoria, justificada por la amenaza de la amnistía prometida a Puigdemont. «Llaman engaño a cambiar de opinión; llaman a pactar con los independentistas coincidir en las votaciones; llaman a la amnistía, normalización; y a perder las elecciones, ganar. Lo que yo digo es que no nos llamen tontos porque no lo somos. No tragamos con eso. Lo que hacen solo tiene un nombre. Indignidad. Solo tiene unos cómplices, el PSOE y un responsable, que es el que está en La Moncloa tras haber perdido las elecciones. Yo siempre voy a defender que España es un país de ciudadanos libres e iguales, me cueste lo que me cueste», señaló Feijóo, entre gritos de ¡presidente, presidente!.
El gallego, además, tildó al PSOE de falta de «moralidad» y dijo que ya no era «un partido de Estado». Además, calificó de «cacicada» la negociación con los independentistas. «No es socialismo cuando quieren dar privilegios auna elite de políticos. Eso es elitismo político, nunca socialismo», afirmó.
Guiño inesperado a Vox
Un Feijóo que dio las gracias a todos los presentes, y también a los dirigentes socialistas que han elevado la voz contra la amnistía en los últimos días. Pero tuvo un guiño especial para Vox, inesperado, pues las relaciones entre los dos partidos siguen tensas desde las generales del 23J. «España no votó democráticamente que vivamos esta tesitura. Este es un acto del PP pero quiero agradecer a algunos que están ayudando a que nos expresemos con dignidad. Partidos con los que discrepamos, con los que nos hemos enfrentado en las elecciones pero que están dispuestos a unirse por la dignidad de los españoles: doy las gracias a los 33 diputados de Vox, al de UPN y la de CC. Lo hago porque lo siento y es mi obligación», señaló, arropado por una de las ovaciones más grandes de la mañana.
También le dio las gracias a los dirigentes del PSOE que han criticado a los actuales miembros de su partido. «Están defendiendo lo que su partido estaba defendiendo hace dos meses. Serán señalados por el PSOE, pero también por los españoles como hombres y mujeres de Estado. Eso es lo importante. Quizá no tengan sitio en su partido pero seguirán teniendo sitio en la España de la convivencia que ayudaron a forjar».
Antes de sus palabras, Aznar había calentado al personal con las suyas. «Estamos aquí como ciudadanos libres e iguales. La amnistía no es moneda de cambio con los golpistas y se lo decimos alto y claro al Gobierno en funciones y a un partido que no ha dejado de debilitar el Estado de derecho y la constitución», dijo el expresidente, que fue el primero en llamar a tomar las calles para no claudicar ante el Gobierno de Sánchez.
«La amnistía no será una expresión de reencuentro, sino de infamia. Sería aceptar que aquellos que rompieron la constitución en 2017, hicieron bien y tenían derecho a hacerlo; sería aceptar que los jueces prevaricaron; que España no es una democracia legítima; que un grupo de españoles tiene derecho a delinquir sin consecuencias y están por encima de los demás. Eso no vamos a aceptarlo nunca. Que quede claro».
En la misma línea se expresó Rajoy, quien señaló que no quería «que se mercadee con nuestro Estado de Derecho para ganar una investidura». «Estamos aquí para decir lo que no hemos escuchado a ningún miembro del Gobierno. Que la amnistía no cabe en nuestro Estado de Derecho. Es lo que decían hasta hace dos meses. ¿Por qué no lo dicen ahora? Podíamos estar toda la mañana recordando cuando sí lo hacían, pero no lo voy a hacer. La única diferencia entre el no rotundo de entonces y el silencio de ahora son los votos de Puigdemont que necesita Sánchez para ser investido», puntualizó.