El PP retrocede y necesitará negociar con Vox para garantizarse la mayoría en Castilla y León
El PSOE mantiene su línea descendente, mientras Unidas Podemos crece, Ciudadanos puede quedarse en blanco y Soria YA! irrumpe con fuerza en su circunscripción
Recta final de la campaña electoral y las diferencias se estrechan. Según el último barómetro de GAD3, el PP ganará las elecciones autonómicas en Castilla y León del 13 de febrero con holgura, pero en el último mes ha registrado un significativo retroceso en su estimación de voto, que le hará depender más de las negociaciones con Vox para conseguir una mayoría e imponerse al bloque de izquierda.
El partido de Santiago Abascal y Juan García-Gallardo afronta los últimos días de campaña electoral en pleno ascenso. Vox multiplicará sus resultados de las elecciones de 2019 y será determinante para sumar mayoría absoluta con el PP e imponerse al resto de partidos que obtengan representación parlamentaria.
Ciudadanos, antiguo socio de Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, está al borde de la desaparición, y Francisco Igea ni siquiera tiene garantizado su escaño por Valladolid.
El PSOE sigue cayendo y queda ya lejos de la primera posición que obtuvo en las elecciones autonómicas de mayo de 2019, mientras que Unidas Podemos crece en votos, pero no se traducen en escaños.
En cuanto a los partidos localistas, una de las novedades será la irrupción de Soria YA!, que se estrenará con fuerza y podría ser la fuerza ganadora en su circunscripción.
El trabajo de campo del barómetro se realizó entre el 31 de enero y el 4 de febrero, con mil entrevistas a móviles y fijos. Este lunes 7 de febrero es el último día en que se pueden publicar encuestas, según la ley electoral.
El PP lleva una semana con un discurso mucho más agresivo contra Vox, ante el avance claro de este partido en la campaña. Los populares siguen como favoritos para ganar las elecciones, pero todos saben en el partido de Casado y Mañueco que no es lo mismo ganar como Ayuso en Madrid, con la fuerza suficiente para no depender más de la cuenta de Vox, que estar literalmente en manos de este partido, sin capacidad para frenar al bloque de izquierda por sí solo. Si se llega a ese escenario, el discurso del PP tendrá que amoldarse una vez más a los nuevos tiempos que le tocará vivir, sintiendo el aliento de Vox en la nuca.
Así afronta el PP estos últimos días de campaña, en los que cualquier error puede resultarle fatal: ahora mismo ganaría las elecciones autonómicas, con un 36,1 por ciento de voto, que le permitiría tener entre 34 y 37 procuradores en las Cortes regionales, donde la mayoría absoluta se sitúa en 41 escaños de un total de 81. A simple vista, el resultado parece bueno, sobre todo si se compara con lo que obtuvo en las urnas en las elecciones de mayo de 2019:31,5 por ciento de voto y 29 escaños. El problema para el PP en este momento es que su tendencia en las últimas semanas dibuja una línea descendente muy clara, preocupante para los organizadores de su campaña. Y, además, podría quedarse con menos diputados que el conjunto de partidos de izquierda y localistas.
Hace un mes, el barómetro de GAD3 situaba al PP nada menos que en un 40,8 por ciento de estimación de voto. Hoy en día, pasar del 40 por ciento en unas elecciones está reservado para muy pocos. Con ese porcentaje obtendría entre 38 y 39 diputados autonómicos o procuradores. El partido estaba creciendo hasta que dejó de hacerlo, dobló el pico de la curva y empezó a caer. En solo un mes, 4,7 puntos menos de estimación de voto. ¿Qué ha pasado en estas semanas? En una comunidad donde la clave nacional tiene mucho peso en todas las elecciones, la campaña de perfil bajo, sin demasiado ruido y sin arriesgar se les puede volver en contra. A esto hay que añadir la colosal pifia de la votación de la reforma laboral, que desespera a muchos votantes de centro-derecha, por mucho que el Reglamento pueda dar la razón a los populares. Casado aseguró ayer en Palencia que supuso un punto de inflexión en la legislatura. Queda por ver en qué sentido.
Subida de Vox
Y ahí entra en escena Vox. El partido de Abascal y Juan García-Gallardo encara los últimos días de campaña con una estimación de voto del 15,1 por ciento, que le daría entre 11 y 13 escaños. Desde el pasado mes de enero, este partido ha ganados dos puntos, y su crecimiento respecto a las elecciones autonómicas de mayo de 2019 es muy significativa: ha multiplicado por tres su voto. En aquellos comicios, se quedó en el 5,5 por ciento de los votos, con un solo diputado. En una comunidad con nueve provincias, donde es necesario alcanzar el 5 por ciento de votos como mínimo para poder tener representación, en cuanto un partido consolida su presencia en toda la región puede llegar fácilmente a los nueve diputados:uno por cada circunscripción.
El PP y Vox sumarían entre 45 y 50 procuradores, muy por encima de los 41 que marcan la mayoría absoluta. En las circunstancias que refleja el barómetro de GAD3, ambos parecen condenados a hablar y pactar después de las elecciones del 13 de febrero.
Caída de Ciudadanos
Aunque quisieran, el PP y Ciudadanos no podrían reeditar su acuerdo de coalición. El partido de Inés Arrimadas y Francisco Igea puede quedarse en blanco el próximo domingo, aunque en las últimas semanas ha mejorado algo su tendencia. El barómetro de GAD3 deja a Ciudadanos en un 4,3 por ciento de estimación de voto, que no le garantizará ni el escaño de Igea por Valladolid. Desde enero, este partido ha subido 1,7 puntos, pero sigue sin ser suficiente para que se traduzca en diputados consolidados. Desde las elecciones de 2019, este partido se ha dejado por el camino 10,6 puntos.
Enfrente del PP y de Vox habría entre 31 y 36 diputados, que podrían formar un bloque para impedir una nueva investidura de Mañueco. Los populares, con sus 34-37 escaños que reflejan la encuesta, no tienen garantizada ahora mismo una mayoría que desactive ese ‘frente’, de ahí el papel protagonista que tendrá Vox.
El bloque de izquierda está liderado por el PSOE, que pierde la primera posición que logró en las elecciones autonómicas de 2019 y se mantiene en una persistente línea descendente. En este momento estaría en el 28,9 por ciento de estimación de voto, dos décimas menos que en enero y, ojo, seis puntos menos que en los últimos comicios. Los socialistas se quedarían en una horquilla de 25-28 procuradores. Cuando ganó las elecciones en 2019, el PSOE alcanzó los 35 diputados autonómicos, pero se impuso la coalición de PP y Ciudadanos, con un total de 41. En marzo del año pasado, Luis Tudanca intentó jugar la baza de la moción de censura para desbancar al PP, pero 11 de los 12 diputados de Ciudadanos se mantuvieron fieles al pacto con Mañueco. El presidente regional asegura que el PSOE y Ciudadanos preparaban otra moción a finales del año pasado, esta vez con visos de éxito, y esa fue la razón que le llevó a disolver las Cortes y convocar elecciones.
El PSOE cuenta con Unidas Podemos como primer aliado, una formación que está subiendo en las últimas semanas y ya está en el 7,4 por ciento de estimación de voto, eso sí, con solo dos o tres escaños. En un mes ha subido 1,4 puntos, y desde las elecciones, 2,4 en total. A Unidas Podemos no le ha venido mal la polémica de Garzón y las macrogranjas, ya que le ha permitido reforzar su discurso ‘ecologista’ y movilizar a un electorado siempre dispuesto a agitar banderas y pancartas.
El PSOE y Unidas Podemos sumarían entre 27 y 31 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta. Pero si buscan un bloque para frenar a la ‘derecha’, podrían atraerse al diputado de Ciudadanos, si finalmente se consolida, a los dos que puede obtener Unión del Pueblo Leonés (UPL) y a los otros dos que, según el barómetro, lograría Soria Ya! Esta última candidatura ha duplicado sus apoyos en un mes, al pasar del 0,8 al 1,8 por ciento de estimación de voto.