El PP saca músculo en un acto masivo contra la amnistía a dos días de la investidura de Feijóo
Unas 60.000 personas arroparon al líder popular que se comprometió a luchar por la igualdad de todos los españoles
«Una demostración de fuerza» y «una satisfacción inmensa por ver la respuesta de la gente». Estos son algunos de los comentarios que se escuchaban entre los dirigentes del Partido Popular tras la concentración que ha congregado este domingo en la Avenida Felipe II de Madrid a unas 60.000 personas, según los organizadores. Primera prueba superada, según los populares, de la protesta ciudadana contra la Ley de Amnistía que negocia Pedro Sánchez con Carles Puigdemont para garantizar la investidura del presidente en funciones del PSOE. Este acto, a dos días de la investidura de Feijóo, supone para los populares una inyección de optimismo, a pesar de que todo apunta que no conseguirá los 176 votos para ser investido presidente del Gobierno.
Los populares han exhibido músculo y las previsiones más optimistas, en torno a los diez mil asistentes, se han visto superadas por una masa de ciudadanos que han abarrotado la zona de la concentración y las calles adyacentes: Goya y Narváez, que quedaron prácticamente colapsadas por la masiva afluencia de público. Enarbolando banderas de España, como había pedido la dirección nacional, «menos PP y más España», los ciudadanos lanzaron gritos contra Puigdemont «a prisión», en reiteradas ocasiones.
Las cifras de los populares, 60.000 personas, contrastan con la ofrecida por la Delegación del Gobierno, 40.000 en la plaza Felipe II, pero sin tener en cuenta las calles adyacentes, según la dirección nacional. El PP ha fletado decenas de autobuses que han llegado de toda España y la presencia de militantes y simpatizantes se ha visto respaldada por la de todos los presidentes autonómicos del PP y la dirección nacional al completo.
Junto a los dirigentes que hoy conforman el núcleo duro de Feijóo, la secretaria general, Cuca Gamarra; y los vicesecretarios Miguel Tellado, Juan Bravo, Esteban González Pons, Elías Bendodo, Carmen Navarra, Borja Sémper, Carmen Fúnes y Pedro Rollán, elegido presidente del Senado; y la jefa de la delegación española en el Parlamento Europeo, Dolors Monserrat; también se encontraban el exalcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano; el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo; los diputados Cayetana Álvarez de Toledo, Carlos García Adanero, Jaime de Olano y Ana Pastor; la eurodiputada Pilar del Castillo y Pablo Arias; y los presidentes del PP de Castilla-La Manchas, Paco Núñez, y el del País Vasco, Carlos Iturgaiz, entre otros.
«¡Presidente, presidente!»
El acto, que empezó a las doce de la mañana y se prolongó pasadas la una del mediodía se inició con unos breves saludos del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; y de la presidente de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. A continuación tomaron la palabra los expresidentes del Gobierno, José María Aznar, al que acompañaba su mujer, Ana Botella, y Mariano Rajoy, cerró el acto el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, entre gritos de «¡Presidente, presidente!».
Martínez-Almeida afirmó que los allí reunidos tenían el objetivo de «defender la igualdad de todos los españoles». «¡Somos todos iguales y lo seguiremos siendo! ¡Nadie nos va a arrebatar la igualdad!». «La amnistía es un pacto entre un prófugo de la Justicia y un preso de su ambición por el poder», señaló.
Tras el alcalde tomó la palabra Isabel Díaz Ayuso, que se extendió en su intervención y con el latiguillo «de ninguna manera», subrayó que «la Transición y el Espíritu de Ermua es el objetivo, ese espíritu que llenó España de hombres y mujeres de manos blancas que pusimos la nuca y ellos bajaron la cabeza. Nuestra unión es su derrota. ¿Vamos a dejar ahora que nos ganen dividiéndonos? De ninguna manera».
«Decir amnistía es decir que España es una dictadura opresora, que en Cataluña hay un conflicto y no una minoría independentista totalitaria haciendo caja a costa de todos. Años y años de mentiras, opresión, división y ruina y ya no tragamos más. Y, por eso, les decimos, de ninguna manera», reiteró que «son ellos los que han asfixiado a los catalanes durante décadas a impuestos, expulsando a las empresas, a los jóvenes, a manos de una corruptela independentista. ¿Y ahora pretenden que nos humillemos para darles aún más dinero? 450.000 millones para pagar tanta ignominia, para pagar a aquellos que nos insultan y nos desprecian por el hecho de ser españoles y nosotros les decimos: de ninguna manera».
Finalmente se preguntó «¿qué clase de presidente es aquel que negociando por una nación entera ni siquiera pone unas líneas rojas a aquellos que nos insultan por el hecho de ser españoles? Traga con cualquier cosa… pues ya le decimos a Sánchez que si él se deja humillar, allá él pero, por nosotros de ninguna manera ¿Vamos a dejar que den al mundo esta imagen de España como si no fuéramos un país libre, democrático y constitucional? ¿Va a seguir el gobierno premiando a los desleales, a los traidores mientras se olvida a la España fiel, a la que se esfuerza cada día? ¿Ahora la lengua de 600 millones ya no sirve para que los españoles se entiendan en su parlamento? De ninguna manera».
Por su parte, el expresidente del Gobierno José María Aznar advirtió de que «utilizaremos todos los medios democráticos para que esta infamia no se consuma» e insistió en «la igualdad de todos los españoles». «Estamos aquí para decir que la Constitución no es una moneda de cambio. ¡Nuestra libertad nadie la va a manejar!», dijo. Además, acusó al PSOE de «mentir a todos los españoles» y ha criticado que «está dispuesto a todo para mantener a Sánchez en el poder». Finalmente, pidió que «todos los que tienen voz, la alcen; a todos los que puedan hablar, que hablen; a todos los que pueden decidir, decidan en conciencia, y juntos unamos voluntades de ciudadanos».
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, señaló que «estamos aquí para decir que la ley debe cumplirse, que las minorías ventajistas no pueden imponer sus criterios. No podemos permitir que el Estado de derecho se mercadee a cambio de una investidura». A su juicio, la amnistía es «un fraude» porque «no figuraba en el programa de nadie. El candidato socialista dijo que no la aprobaría y en democracia quien no cumple con su palabra es un fraude». En la misma línea que Aznar advirtió de que «alzaremos la voz contra las falsedades que vamos a escuchar para justificar los injustificable y maquillar lo que resulte indecoroso».
Finalmente, cerró el acto Alberto Núñez Feijóo, que fue recibido entre gritos de «¡presidente, presidente!». El líder del PP aseguró que va a «defender que España es un conjunto de ciudadanos libres e iguales, nos cueste lo que nos cueste, aunque me cueste la presidencia del Gobierno». El líder popular continuó cargando contra el PSOE y los independentistas: «Ahora se han inventado una nueva matraca con esto de la mayoría progresista. Ni son progresistas, ni son socialistas, ni son mayoría». «Estos del progresismo llaman a los indultos concordia, llaman a la amnistía normalización y llaman a perder ganar», ha reprendido. «No nos llamen tontos a los españoles porque no lo somos».
El candidato a la investidura explicó que, si en España llega a haber un Gobierno sustentado por la amnistía y la desigualdad, será responsabilidad de Sánchez, “por demostrar una falta de integridad moral y política. Los políticos pasan y lo queda es lo que hicimos y defendimos. Allá Sánchez y cómo quiere ser recordado en la Historia de nuestro país. Yo lo tengo claro: me debo exclusivamente a los españoles, para ellos estoy, para nada más”, afirmó.
En otro momento de su intervención, calificó de “falacia socialista” que el independentismo tenga que ser decisivo en la gobernabilidad del país cuando nunca, en décadas, había tenido menos votos que ahora. Esto no va de partidos, ni de bloques, ni de territorios, ni de legalidad. Esto va de principios y de derechos. Nadie puede ser más que nadie en la España constitucional”.
Feijóo lamentó que que los españoles se vean obligados a defender lo que se proclamó en la Constitución de 1812, como son nuestra soberanía, nuestros valores constitucionales, nuestras libertades y nuestro derecho a las mismas oportunidades. «Que no nos llamen tontos a los españoles porque no lo somos”, dijo ante los constantes engaños de los socialistas. “Lo que hacen solo tiene un nombre: indignidad. Un cómplice: el PSOE actual. Y un responsable: aquel que está en La Moncloa tras haber perdido las elecciones”, añadió.
El presidente popular señaló que «cree en un país con acceso universal a una educación competitiva y no ideologizada, en el que mujeres y hombres no son adversarios y luchan juntos contra la violencia machista, en el que la condición sexual no deriva en prejuicios ni discriminaciones y en el que cada uno puede tener sus creencias». En este punto hizo una referencia a la importancia de la «aportación del cristianismo a la Europa Occidental».
Además, defendió que las lenguas significan riqueza y entendimiento. “No nos tratemos como extranjeros en nuestro propio país. Comuniquémonos con respeto y no con pinganillos y pantallas de karaokes”, manifestó. “Al Congreso se va a entenderse, no a traducirse”, recalcó.
En un claro guiño a los votantes de Vox, dio las gracias a sus «33 diputados», arrancando un atronador aplauso, «a la diputada de Coalición Canaria y al diputado de UPN, lo hago porque lo siento y porque es mi obligación», y «a los miembros del Partido Socialista que están haciendo más que lo que han defendido siempre, lo que su partido defendía hace dos meses. Podrán ser expulsados, señalados por un PSOE que ya no es un partido de Estado, pero serán señalados por la mayoría de los españoles como hombres y mujeres de Estado, que eso es lo importante».