El cambio del liderazgo económico, a las puertas del ‘paquetazo’, fue desconcertante. (Cubadebate)
El discreto titular sobre la destitución de tres ministros cubanos que permanecía desde ayer en la portada de Granma ha sido opacado, este sábado, por una foto triunfal del primer ministro Manuel Marrero y el anuncio de una «compleja situación meteorológica para domingo y lunes». Pero mientras la prensa oficial resta importancia al cese de Alejandro Gil –timonel económico del régimen y uno de sus rostros–, analistas y periódicos de distinto signo ideológico tratan de leer entre líneas el «movimiento de cuadros» que acaba de sacudir la cúpula en el poder.
Incluso Sputnik, la agencia estrella de Vladímir Putin y punto de referencia de la prensa oficial de la Isla, lo tiene claro: el Gobierno cubano «destituyó» a Gil por el «reciente freno a un paquete de medidas que incluía un alza en los combustibles y la electricidad». Sin embargo, Moscú, que llevó la voz cantante sobre no pocas medidas financieras tomadas durante la gestión de Gil, no se ha pronunciado sobre su reemplazo.
En las antípodas de la agencia rusa, el economista cubano Pedro Monreal coincidió con Sputnik en relacionar la caída de Gil con el «frenazo» de la «estabilización macroeconómica» que pretendía implementar La Habana. El reemplazo de los tres ministros –junto a Gil fueron cesados Manuel Sobrino, de la Industria Alimentaria, y Elba Rosa Pérez, de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente– indica que ocurrió «algún tipo de incidente» en la cúpula, entre dos fechas clave: el Consejo de Ministros celebrado el pasado 29 de enero y el aplazamiento del alza de precios del combustibles, el 31.
El Consejo de Ministros había presentado un «plan de acciones» y una «actualización del cronograma de implementación» sobre cuya crítica interna no existe información, alega Monreal. «Nada presagiaba –con la información pública disponible–que fuesen a ‘cambiar de caballos en medio del río’. La crisis y los problemas del paquete son sistémicos, pero es problemático hacer cambios sustantivos en el equipo que diseñó un paquete aprobado y recién iniciado».
El único sentido, opina Monreal, es que La Habana haya reculado al prever las consecuencias sociales del llamado ‘paquetazo’
El único sentido, opina Monreal, es que La Habana haya reculado al prever las consecuencias sociales del llamado paquetazo, «una medida potencialmente irritante a nivel ciudadano». «Quizás las aprehensiones respecto a una eventual inestabilidad social y política, más posibles desacuerdos burocráticos relativos a la distribución de las divisas ‘reventaron’ el cronograma y provocaron cambios en el equipo económico», resume.
En su análisis sobre la defenestración de los tres ministros, el también economista Mauricio de Miranda Parrondo desmonta la terminología de Granma para referirse a Gil. «Liberación de sus responsabilidades» es una frase de mayor gravedad que la aplicada a Sobrino y Pérez, sustituidos «por renovación».
De Miranda también nota el veloz ascenso de Joaquín Alonso Vázquez, sucesor de Gil en la cartera y hasta ahora presidente del Banco Central –y artífice del proceso de bancarización recomendado por Moscú– y la opción de La Habana por un cuadro fiel para ocupar su cargo: Juana Lilia Delgado, con mucha experiencia bancaria y antigua viceministra de Economía.
«La lista de cambios podría ser más larga», advierte De Miranda, pero seguirá sin resolverse una cuestión esencial. «El problema no son los ministros. El problema es el sistema. El problema es que se sigue apelando a un modelo fracasado», sintetiza. Los frenos al emprendimiento, la falta de apoyo a los agricultores, la pobre industrialización, la represión, esos son algunos de los males que ninguna defenestración resolverá.
«¿Qué va a pasar cuando la mesa del cubano de a pie, siga siendo una mesa de hambre? ¿Qué va a pasar cuando siga siendo una odisea ir a trabajar porque no hay transporte?»
«El problema es que el Estado es gigante e ineficaz. Y además, autoritario y despótico», prosigue. De Miranda terminaba su reflexión con una serie de preguntas inquietantes: «¿Qué va a pasar cuando la economía no crezca suficientemente? ¿Qué va a pasar cuando no se logre recuperar el ya muy deteriorado nivel de vida de la población? ¿Qué va a pasar cuando no se logre la estabilización macroeconómica, que no se va a lograr con las medidas anunciadas? ¿Qué va a pasar cuando la mesa del cubano de a pie, siga siendo una mesa de hambre? ¿Qué va a pasar cuando siga siendo una odisea ir a trabajar porque no hay transporte? ¿Qué va a pasar cuando continúen los cortes de electricidad? (…) ¿Una vez más, nada?».
Ninguno de los ex ministros ha ofrecido su punto de vista sobre sus respectivas destituciones. Sin embargo, la hermana de Gil, la presentadora María Victoria Gil Fernández, celebró que el ex titular de Economía estuviera libre «de las ataduras de un sistema autoritario, dictatorial, obsoleto y fracasado».
«Es de dominio público que el Gobierno cubano, a lo largo de su triste historia, ha utilizado a sus dirigentes a conveniencia y, cuando ya no les son útiles, cuando se enfrentan y dejan de ser títeres, los desaparecen y los desprecian. Mi hermano lo único que ha hecho ha sido trabajar sin descanso, intentar salvar lo insalvable, adoptar medidas que en la práctica son insuficientes porque el problema es político», señaló.
Alejandro Gil, uno de los defensores de la «pura utopía» que describe su hermana, será recordado por sus frases de un inverosímil optimismo durante sus últimas comparecencias en televisión nacional: «Que nuestro pueblo no se confunda así, tan fácil (…) El pueblo en sentido general apoya y comprende que lo que estamos haciendo es necesario». O bien otra, pronunciada con una sonrisa en septiembre, en el programa Mesa Redonda: «Sabemos que la vida es dura. Pero confianza, que la única salida es la Revolución».