El régimen cubano prepara a su “sociedad civil” para vociferar en Lima
Miembros de la sociedad civil independiente cubana rodeados por una turba oficialista en la Cumbre de Panamá en 2015 (EFE)
La dictadura castrista prepara sus “poleas de transmisión”, como denomina el marxismo-leninismo a las organizaciones sociales, políticas y de masas controladas por el partido comunista, para —textualmente— dar la “batalla de Panamá”, tal y como hicieron las huestes encabezadas por Abel Prieto en la pasada Cumbre.
Ahora el régimen entrena a sus seleccionados para el próximo cónclave, en un “concentrado” donde los instruyen de cómo deben actuar, qué deben decir y cómo comportarse ante “las provocaciones enemigas”.
En adelanto de lo que será la actitud “intransigentemente-revolucionaria” de la delegación oficial cubana al foro paralelo de la sociedad civil del próximo encuentro hemisférico, el embajador castrista Juan Antonio Fernández respondió en forma nada diplomática, “con Cuba no te metas”, a un joven opositor cubano que criticaba la ausencia de democracia en Cuba, en las reuniones preparativas previas a la Cumbre.
La expresión, típica de la chusma castrista, desconoce que Cuba es la nación de todos los cubanos, de la cual se ha apropiado la dictadura que se pretende identificar con la patria, muestra la filosofía excluyente del régimen y su idea de que solo los castristas tienen derecho a hablar sobre los problemas de Cuba.
La “delegación de la sociedad civil” que prepara el Estado-Partido-Gobierno cubano reunida en el Teatro de la CTC, deliraba ante la respuesta del “diplomático”, más preparado para vociferar, faltar el respeto y ofender que para hacer diplomacia.
Al dar a conocer esta información, el periódico Granma no se daba cuenta que estaba demostrando ante el mundo el carácter paraestatal y no precisamente civil de las organizaciones políticas y de masas, algo que sabemos todos los cubanos que a diario vemos cómo dichas instituciones no representan los intereses de sus afiliados, sino los del Estado ante los mismos.
No. No se tratan de organizaciones de la sociedad civil cubana, sino de instituciones paragubernamentales de una dictadura militar que las maneja a su antojo y que ahora la prepara, las entrena y las orienta sobre lo que deberán hacer en el Foro paralelo de la sociedad civil a la Cumbre de abril.
Simplemente estarán allí para defender “la revolución” y no para discutir los graves problemas sociales que aquejan a los cubanos y latinoamericanos. Ya los organizadores del evento informaron al Gobierno cubano que la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) y los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) serían excluidos del cónclave, presuntamente porque han sido instituciones claramente defensoras y representantes de los intereses y posiciones gubernamentales.
Por esa misma razón, porque todas esas instituciones responden al régimen y sus jefes son designados por la dictadura, todas deberían ser excluidas de ese fórum.
Razones tenían los filósofos, politólogos y estudiosos de la sociedad civil Alexis de Tocqueville, Raymond Aron y Jürgen Habermas entre otros, cuando señalaban que la sociedad civil se diferencia de la política, se compone de organizaciones que median entre la sociedad y el Estado, no que responden a él, y sin ellas no hay democracia posible.
Esa “sociedad civil cubana”, en realidad “sociedad paraestatal”, que se quiere presentar en la cumbre, no tiene nada que ver con esos conceptos, va allí para contrarrestar, hostigar y hasta impedir, si es posible, la participación de los grupos de la oposición y de la verdadera sociedad civil cubana creadas fuera del alcance del gobierno cubano, que están luchando por los derechos civiles, económicos y sociales de todos los cubanos, consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los Pactos respectivos