El régimen intenta aliviar la derrota deportiva y política del equipo cubano con un acto de desagravio

Captura de la transmisión en vivo por la televisión nacional cubana del recibimiento del equipo que participó en el Clásico Mundial de Béisbol. (14ymedio)

Caras largas y sonrisas forzadas, así «celebraron» el regreso a casa de los integrantes del equipo Cuba de béisbol que cayeron este domingo en Miami ante la selección estadounidense por 14-2. Y no sólo con la derrota tuvo que cargar el Team Asere, también con la deserción de su receptor Iván Prieto, confirmaron fuentes radicadas en EE UU.

Según el periodista Francys Romero, Prieto es «el primer pelotero que deja la selección de Cuba en un Clásico Mundial de Béisbol». Por su parte, el comunicador de Pelota Cubana, Yordano Carmona, confirmó que el atleta «se escapó del hotel». El pelotero «no se encontraba en el equipo que abordó el vuelo» hacia La Habana y se reportó como «baja» de la Selección Nacional por abandono», precisó Carmona.

Juliette Fernández, esposa del periodista independiente Boris González, subrayó a través de sus redes la presencia de «cuatro gatos en la esquina de 23 y G para recibir al Team Asere». Entre los asistentes están «estudiantes del preuniversitario… No podían llevar sus mochilas, sino que tenían que dejarlas en la escuela, para evitar deserciones».

Por su parte, Boris González expuso el «ridículo del castrismo» al armar una «pantomima montada para recibir a los peloteros del Clásico». «Las autoridades han cerrado escuelas y centros de trabajo para que asistan y las calles están vacías. A la recepción del Team Asere han ido cuatro consortes».

Ahora, precisó González, «las autoridades han cerrado escuelas y centros de trabajo para que asistan y las calles están vacías. A la recepción del Team Asere han ido cuatro consortes».

A pesar de una derrota sin paliativos, en términos deportivos y políticos, que ha hecho frotarse las manos a numerosos exiliados que aprovecharon el evento para protestar contra el régimen, el oficialismo no escatimará halagos hacia un equipo que contra todo pronóstico logró llegar a semifinales y quedar en un honroso cuarto puesto que sabe a victoria tras los muchos sinsabores que el deporte cubano acumula en la última década. Eran ya 17 los años que hacía que Cuba no se clasificaba en un puesto tan alto.

En cualquier caso, la movilización, más que por lo deportivo, se ha centrado en lo político. Que nada une más que un enemigo común lo saben bien los dirigentes cubanos que han convertido al Team Asere en un sufrido campeón contra la presión del exilio de Miami.

Pese a los esfuerzos de los dirigentes cubanos para poner buena cara al mal tiempo, la foto oficial de los peloteros con las más altas autoridades (Díaz-Canel, el primer ministro Manuel Marrero y el presidente del Parlamento, Esteban Lazo Hernández) tenía un aire de funeral de Estado y contrastaba con los tuits de felicitaciones.

«Felicidades, admirable Team Asere. Ustedes ganaron tres veces: cuando hicieron equipo, cuando clasificaron primeros y cuando jugaron hasta el último out contra un gran equipo y contra un odio de la peor especie. Hicieron historia. Cuba los contempla orgullosa», escribió el propio Miguel Díaz-Canel poco después de la derrota.

Ya en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, el presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), Osvaldo Vento Montiller, señaló que la selección cubana ya había ganado la gran batalla de este evento, pero no dejó de reconocer el «poderío» del equipo estadounidense. «Podían vencernos por su calidad y por la ventaja que establecía el contexto del histórico partido».

Randy Alondo Falcón, director de Cubadebate, ha calentado motores horas antes del recibimiento al conjunto con un artículo en su medio titulado Odio canijo, en el que califica de «especímenes únicos sobre la Tierra» a los «odiadores anticubanos» que acudieron este domingo al estadio «unidos en esa franquicia abominables de la aversión y la inquina».

El vocero del régimen señala directamente a Orlando Gutiérrez, de la Asamblea de la Resistencia Cubana, de liderar el ataque, aunque sin nombrarlo y refiriéndose a él como «veterano organizador de las porras callejeras anticubanas y amigo de terroristas frente al Versailles, intentado con su miniaplanadora machacar su tirria sobre el rostro del capitán Despaigne».