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El sinuoso camino a las elecciones chilenas

Para la primera vuelta electoral, el 16 de noviembre, hay previstos, al menos, ocho candidatos, aunque hay tiempo todavía para más candidaturas

Jeannette Jara

Jeannette Jara, del Partido Comunista y Acción Humanista, elegida como candidata de la izquierda en Chile.// Foto: Efe

 

La política chilena ha entrado en una fase de creciente polarización. Esto ha ocurrido a partir de la irrupción de partidos y grupos más extremos y cuando se ha comenzado a dejar atrás el tradicional enfrentamiento entre los dos grandes bloques de centro izquierda y de centro derecha, la Concertación y la Alianza. La emergencia del Frente Amplio (FA), la coalición de izquierda que apoyó la llegada de Gabriel Boric a la presidencia, y de los Republicanos, de José Antonio Kast, quebró el marco político imperante desde la Transición.

Hoy, el sistema está mucho más fragmentado y han aparecido nuevas fuerzas políticas, lo que ha supuesto no solo un incremento del número de candidatos presidenciales, sino también una mayor fragmentación de la representación parlamentaria. Esto último, con independencia del color político del nuevo gobierno, complicará la gobernabilidad y la búsqueda de consensos en el Congreso. Un dato importante a tener en cuenta es que en esta ocasión el voto para elegir presidente será obligatorio, una norma vigente desde 2022, lo que está alterando los resultados electorales.

Para la primera vuelta, el 16 de noviembre, hay previstos, al menos, ocho candidatos, aunque hay tiempo hasta el 18 de agosto para presentar nuevas propuestas. En el centro derecha y la derecha están Evelyn Matthei, de la coalición Chile Vamos, integrada por la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional (RN) y Evópoli. Más a la derecha se encuentra el republicano Kast, que en las anteriores presidenciales estuvo situado en un extremo. Sin embargo, la aparición de Johannes Kaiser, un émulo de Javier Milei que encabeza el Partido Nacional Libertario, le ha permitido centrar su imagen.

En la izquierda, la coalición de gobierno formada por buena parte de la Concertación y el FA, tras realizar elecciones primarias, nominó a Jeannette Jara como candidata. La exministra de Trabajo, proveniente del Partido Comunista (PC), del que ahora intenta distanciarse, se impuso a la socialista Carolina Tohá, de una izquierda más moderada. Por fuera hay otras candidaturas menos potentes, como las de Franco Parisi, Harold Mayne-Nicholls, Marco Enríquez Ominami y Eduardo Artés.

A cuatro meses de la elección, la última encuesta de Cadem – Plaza Pública, realizada después de las primarias del oficialismo, colocan por primera vez en cabeza a Jara (26%), seguida por Kast (22%) y Matthei (18%), que no termina de despegar. Más atrás están Parisi (10%), Kaiser (6%), Mayne-Nicholls (5%), Enríquez Ominami (2%) y Artés (1%). El 30% cree que Kast será el próximo presidente, por el 25% de Jara y el 17% de Matthei. En función de estos datos todo indica que habrá una segunda vuelta, el 14 de diciembre, y que la lucha por ver quién entra en el balotaje se reduce prácticamente a tres: Jara, Kast y Matthei. Aquí la clave estará en la identidad de aquellos dos que pasen a la segunda vuelta y a las características de su enfrentamiento.

Entre los diversos escenarios posibles, al margen del más obvio, la disputa entre Jara y Kast, no habría que descartar la pugna entre dos candidatos de derecha, Kast y Matthei, lo que implicaría que esta última habría podido remontar. Esto aún está por ver dado su mal desempeño en la campaña y sus dificultades para conectar con el electorado. Aquí la variable del voto obligatorio se convierte en importante. ¿Cómo votará ese alto porcentaje de la población más anclado en el centro del espectro político y que hasta último momento no se define? En realidad, si Matthei participa en el balotaje (aquí será decisivo a quién define como el enemigo a batir) aumentan sus opciones de ser la próxima presidenta de Chile. En efecto, si logra competir contra Jara podrá beneficiarse del apoyo de los votantes situados más a la derecha y si lo hace contra Kast de aquellos otros más centrados.

Por su parte, Kast corre con el hándicap de su desempeño reciente y del gran éxito que obtuvo en las elecciones de 2023, el 35,4% de los votos, para conformar la Asamblea Constituyente encargada de redactar el segundo proyecto de Constitución. Pero, en vez de impulsar un texto de consenso, que hubiera consolidado su papel de político y estadista, el resultado fue bastante frustrante, lo que llevó a un fuerte rechazo en el plebiscito de aprobación.

Jara, por su parte, arrastra su tradicional vínculo con el PC, aunque está realizando un gran esfuerzo por distanciarse de sus orígenes y correrse al centro, lo que comienza a reflejarse en las encuestas. Con todo, la polarización parece no terminar de favorecerla. Ahora bien, como señaló Patricio Navia, dependiendo de si en los próximos comicios prima el voto contrario a las elites ante el voto por el cambio o la alternancia, mejorarían las posibilidades de la izquierda.

La alternancia ha marcado la pauta de las elecciones presidenciales desde 2010, pero no podría excluirse que una de las consecuencias de las movilizaciones de 2019 y del fracaso de los dos proyectos de Constitución, especialmente del primero, sea un factor que refuerce las opciones de Jara. Ello también dependerá de su capacidad de moderar su discurso y atraer al grueso de los votantes instalados en el centro. Sin embargo, no sería improbable que una segunda vuelta entre Jara y Kast polarice aún más la política chilena, arrojando, de momento, un resultado bastante incierto.

Artículo publicado originalmente en El Periódico de España. Tomado de El Nacional.

 

 

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