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El Tiempo / Editorial: Respaldo a Teodoro Petkoff

El periodista e intelectual venezolano Teodoro Petkoff no padece demencia de ningún tipo. Debe quedar muy claro que la decisión del juez penal Aris de la Rosa en este sentido no tiene fin distinto a someter a uno de los más lúcidos críticos de la revolución bolivariana al escarnio público y coartarle sus derechos.

Petkoff, exguerrillero, exministro y ganador de los prestigiosos premios de periodismo María Moors Cabot (2012) y Ortega y Gasset (2015), fue editor del diario El Mundo, desde donde se consolidó como piedra en el zapato de la revolución bolivariana. Luego fundó el diario impreso Tal Cual, hoy semanario digital como consecuencia de la bien conocida asfixia progresiva del régimen a la prensa independiente.

En vísperas de las elecciones regionales del próximo domingo, en las que la expectativa está centrada en las piruetas del oficialismo para salir ganador de cualquier manera, se conoce esta infame decisión.

La determinación del juez libra a Petkoff de un proceso en su contra a raíz de un artículo publicado en Tal Cual en el que, según el número dos chavismo, Diosdado Cabello, se hacían afirmaciones que lo difamaban. Hasta el momento, el avance de la causa había privado a Petkoff de la posibilidad de salir del país y lo había sometido a un estricto régimen de presentación ante el despacho judicial que, para muchos, lo dejaba en una situación de detención domiciliaria de facto.

Estamos ante un artificio que conduce a una muerte civil de Petkoff 

Pero lo importante ahora es poner de presente que, apartándose de los procedimientos que la ley fija para estos casos, el juez determinó que Petkoff sufría una demencia vascular, motivo por el cual cesaba la acción judicial en su contra (mas no contra los tres miembros de su junta directiva), situación que se equipara a la que en Colombia se conoce como declaración de interdicción.

Según el Código Civil del país vecino, son necesarios exámenes e informes médicos, llevar a cabo conversaciones con al menos cuatro familiares y con la misma persona para, ahí sí, proceder a una declaratoria que le corresponde a un juez de causa civil, no penal, como lo es De la Rosa. El abogado del periodista es enfático en que ninguno de estos requisitos se cumplió.Solo hubo una breve e ilegal visita de dos médicos, acompañados de guardias nacionales armados, en la cual no estuvo presente su abogado.

Lo central y muy reprochable aquí es la manera como el régimen de Nicolás Maduro demuestra que no conoce de límites a la hora de buscar precarios artilugios para dotar de delgado y vergonzoso velo legal maniobras propias de las más feroces dictaduras que ha conocido el planeta.

Hay que ser claros en que estamos ante un artificio que conduce a una muerte civil de Petkoff. Así, sin recurrir a la fuerza o al derramamiento de sangre, el régimen intenta borrarlo de la tribuna desde donde corajudos colegas denuncian a diario los abusos de todo tipo, incluidas las violaciones de los derechos humanos de las que es responsable el gobierno de Nicolás Maduro.

El perfil que se le quiere atribuir al colega está en las antípodas de su situación real. Que no quede la menor duda. Y, al contrario, tal señalamiento es una señal más de que la revolución bolivariana ha perdido, esta sí, la razón.

editorial@eltiempo.com

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