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El último bastión contra Rusia: la revolución secreta que ha convertido al ejército polaco en el más letal de Europa

El país, cuya fuerza se basaba en infantería mal entrenada y caballería en 1939, moderniza estos días sus fuerzas armadas a pasos agigantados con la vista puesta en el gran oso ruso

Fuerzas polacas, parte de unas fuerzas armadas que cuentan con 123.000 hombres, durante unos ejercicios. EJÉRCITO POLACO

 

Polonia ha hablado y parece que no anhela repetir los mismos errores que cometió en la Segunda Guerra Mundial. El país que dobló la rodilla en menos de un mes frente a los panzer germanos –y a su novedosaBlitzkrieg– promete ahora convertir sus fuerzas armadas en las mejores de Europa para contener la presión de la caldera rusa. De la mano de Estados Unidos, su hermano mayor desde el prisma militar, el pasado 2021 dedicó un 4,63% de su gasto público a la materia de Defensa. Y eso, sin contar con el digno parque acorazado que esconde en sus hangares –120 Leopards 2 y el incisivo programa de mejora en sus fuerzas aéreas. Casi nada.

Pero la realidad es que no siempre dispuso de un ejército a la altura de una potencia europea. Ni mucho menos. En 1939, poco antes de que los alemanes abriesen los portones del averno al atravesar la frontera polaca el 1 de septiembre, el país contaba con unas fuerzas armadas anémicas y, sobre todo, adaptadas a la Gran Guerra que había sacudido Europa dos décadas antes. De hecho, la mejor de sus bazas por entonces era la alianza de asistencia mútua que había firmado con Francia y Gran Bretaña para paliar la escalada de violencia germana contra Austria, los Sudetes y Checoslovaquia.

Aunque la medida se demostró cosmética tras las primeras escaramuzas, Gran Bretaña todavía enarbolaba el pacto poco antes del estallido de las hostilidades. Así lo explicaba ABC en junio, cuando el conflicto entre Polonia y Alemania por el Corredor de Danzig empezaba ya a copar las portadas de los diarios:

«El diputado laborista Cocks ha preguntado en la Cámara de los Comunes si el Gobierno inglés, en cumplimiento de sus compromisos con Polonia, tenía la intención de emplear toda su fuerza en su auxilio, en caso de que se tratara de modificar por la fuerza el estatuto de Dantzig, o se realizara alguna agresión contra los intereses vitales del Estado polaco. Butler contestó que ciertamente Inglaterra cumplirá los términos de su compromiso con Polonia. A otra pregunta del mismo diputado, afirmó que los términos de la garantía dada por el Gobierno inglés a Polonia se refieren claramente a las amenazas contra la independencia polaca».

Infantería al ataque

Existen mil y un datos que desvelan el verdadero calado de las fuerzas armadas polacas antes del 1 de septiembre de 1939. Son tantos como los expertos que se han dedicado a estudiar este período. Aunque uno de las mayores autoridades en la época es, sin duda, el historiador Steven J. Zaloga. En ‘The polish army, 1939 – 1945’ afirma que el país contaba con un total de 30 divisiones de infantería (medio millón de hombres) afincadas en las fronteras; no obstante, y según esgrimió el Estado, podía movilizar otras 15 más. La mayor parte de los soldados iban armados con el mismo fusil de dotación que los alemanes, el Mauser Kar 98k semiautomático; en ese sentido, eran equivalentes.

Si se compara con el total de la población polaca, casi 14 millones de personas en 1939, el número de soldados era considerable. El problema radicaba, según expertos como Richard Hargreaves, en que uno de cada tres fusileros no había sido entrenado de forma adecuada y en que una buena parte de estas tropas debían ser movilizadas después de que se declararan las hostilidades. Nada que ver con el adiestramiento al que habían sido sometidos los alemanes. La división de infantería arrastraba también algunas costumbres propias de la Primera Guerra Mundial que la colocaban detrás de sus contrarios; una de ellas, depender de las bestias de carga para transportar armas pesadas.

La base de todo

Hoy en día los contingentes europeos han cambiado mucho. Prima más la especialización, la efectividad y el equipo de los soldados, que su número. Y Polonia entendió este paradigma tras llevar a cabo un análisis concienzudo sobre sus ejércitos en 2016. Ese año, el alto mando entendió que, por primera vez en tres décadas, la cantidad de soldados y empleados de las fuerzas armadas aumentaría de forma drástica. «En los próximos ocho años, el número total de efectivos superará los 200.000, incluidos los miembros de las Fuerzas de Defensa Territorial», desglosa el Ministerio de Defensa en su página web.

El Gobierno polaco se enorgullece, sin embargo, del duro adiestramiento de sus fuerzas armadas: «Se ha intensificado el entrenamiento de los soldados a todos los niveles y se ha dado especial prioridad al apoyo de las unidades de operaciones, la conciencia situacional, la creatividad y la iniciativa de los comandantes». La máxima es recuperar el papel del arte operativo. Por el momento, el número de efectivos roza los 123.000 soldados en activo, unos 3.000 más que las fuerzas armadas españolas. Aunque la cifra queda lejos de las locomotoras europeas como Francia –205.000 efectivos–, Reino Unido –190.000– y Alemania –184.000–.

Además, Polonia alumbró en 2016 un nuevo contingente, la Fuerza de Defensa Territorial, que, en 2019, sumaba unos 24.000 efectivos. Según declaró el Gobierno, esta fuerza paramilitar fue creada con el objetivo de «defender la seguridad civil y la herencia cultural de la nación polaca» a nivel local, así como de «prevenir y combatir amenazas no militares». Lo llamativo es que está formada por soldados voluntarios a tiempo parcial. Estas unidades son similares a aquellas que tan buen resultado han ofrecido en Ucrania, pues conocen el terreno, cuentan con capacidad para coordinarse con los habitantes de la región y resultan eficientes con un mínimo de entrenamiento. Todas ellas, características ideales para un conflicto híbrido.

Carros de combate

En la Segunda Guerra Mundial, el caso del parque blindado era similar al de la infantería. Aunque Polonia fue el segundo país tras la Unión Soviética que más dinero invirtió en la defensa de su patria, más de mil millones de zlotys entre 1938 y 1939, el escaso desarrollo de la doctrina mecanizada hizo que el ejército apostara por el uso masivo de las tanquetas. Un error, pues poco o nada pudieron hacer meses después ante las divisiones acorazadas de la Alemania nazi. Poco antes de la invasión, las fuerzas armadas contaban con 450 TK y TKS, pequeños vehículos dirigidos por una dotación de dos hombres que montaban una ametralladora pesada o –en el mejor de los casos– un cañón ligero.

 

Los carros de combate alemanes avanzan por territorio polaco en 1939 ABC

 

Es falso, no obstante, que el país no dispusiera de carros de combate. Los tuvo, y destacados. En la década de los treinta, por ejemplo, adquirieron 38 Vickers E Tipo A y una licencia de producción de la misma empresa. El más pesado 7TP y algunos modelos de Renault completaron un elenco total de 475 unidades. Y eso, sin contar con los espectaculares trenes blindados.

El ejército polaco, como buen contingente heredado de la IGM, no adolecía de artillería. Según diferentes fuentes sumaba un total de 2.065 obuses y 774 piezas anticarro; todas ellas, capaces de destruir sin paliativos a cualquier Panzer de la época. ¿Dónde se hallaba, entonces, la élite de las fuerzas armadas? En la caballería. Nación de jinetes desde tiempos inmemoriales, los soldados más versados solían pedir el paso a esta rama. Así, el país disponía en 1939 de 70.000 jinetes. Sin embargo, y en contra de la imagen que ha pervivido, su finalidad no era cargar lanza en ristre. La verdad es que iban armados con un fusil y que solo mantenían el sable para casos extremos.

Modernizar

Ya en la actualidad, Polonia es un país muy críptico en lo que se refiere a sus divisiones acorazadas. Cuesta descubrir el número de carros de combate que tiene a su disposición. Uno de los pocos datos en este sentido lo ofreció en 2022 ‘Global Firepower’. Esta web de análisis militar desveló que Varsovia disponía de 863 tanques, la cifra más alta de toda la Europa oriental y que sobrepasa –y mucho– los 266 de Alemania, los 406 de Francia y los 327 de España, por poner tan solo tres ejemplos.

Por si fuera poco, las fuerzas armadas polacas han sido reforzadas en los últimos años por sus vecinos europeos y transoceánicos. Como bien explicaba el pasado martes Rosalía Sánchez en ABC, desde 2013 cuenta con 120 Leopard 2 germanos; un carro de combate que se halla entre los mejores del planeta. Otro tanto sucede con los 250 Abrams M1A1 que Varsovia adquirió por 4.900 millones de euros a Estados Unidos para sustituir otros tantos de la era soviética cedidos a Ucrania. Sus tentáculos se han extendido también hasta Corea del Sur, país con el que ha llegado a un acuerdo para comprar, entre otros, tanques K2 y obuses K9.

Su adquisición más llamativa han sido los M142 HIMARS estadounidenses, siglas de ‘High Mobility Artillery Rocket System –Sistema de artillería de cohetes de alta movilidad’–. Desplegados por el momento en su frontera noroeste, son plataformas móviles con capacidad de disparar misiles de 227 mm. guiados por GPS. Sus ochenta kilómetros de alcance, su precisión y su capacidad de lanzar seis proyectiles a la vez lo convierten en una de las armas más versátiles y letales de su campo. El general retirado y analista militar Mick Ryan así lo especificó hace unos meses: «Están cambiando los combates en Ucrania».

De la URSS a la OTAN

Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Polonia contaba con unas fuerzas aéreas anémicas formadas por 1.900 aviones. Al menos sobre el papel. En la práctica, 650 de ellos estaban destinados al entrenamiento de nuevos pilotos y otros 700 estaban obsoletos. Según Zaloga, su potencial real rondaba apenas los 392 de primera línea: 158 cazas, 114 bombarderos ligeros, 36 bombarderos medios y 84 aparatos de observación. Los modelos, que iban de los PZL P.11 a los P.7, estaban ya desfasados y poco podían hacer ante los BF109 teutones. La comparativa era poco halagüeña también en la cantidad, pues el Tercer Reich desplegó la friolera de 2.152 aparatos para invadir el país.

En cuanto a la actualidad, la realidad es que las fuerzas aéreas polacas cuentan todavía con un gran remanente de aeronaves soviéticas como el MIG-29 y el Su-22. Sin embargo, Varsovia se esfuerza a diario por integrarse de forma efectiva en la OTAN, a la que pertenece desde 1999. Hace 19 años adquirió 48 F-16 modernizados –cazas vetustos, pero eficientes a pesar de todo– y, este mismo año, recibirá otros tantos FA-50 coreanos; parte de ellos, una versión específica para el país. Está previsto que los primeros pilotos europeos se trasladen hasta el país asiático a finales de año para comenzar el entrenamiento y dar los primeros pasos en lo que será la modernización definitiva del ejército.

 

 

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