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El Venezolano: El preso de las tres piscinas

 

Hay un tema de fondo: “la impunidad”. Y allí es que la decisión contra Alex Saab pegó muy duro. El magnate obligado a vestir naranja y agacharse para poder liberarse de sus esposas es un mensaje. Te puedes hacer muy rico cubriendo las oscuras necesidades de la usurpación madurista, pero hagas lo que hagas, si actúas fuera de la ley siempre te pueden capturar y procesar.

Para los EEUU es difícil vivir tranquilos si 17 de las 20 ciudades más violentas del mundo las tienen al lado. Y la violencia tiene muchas razones, sobre todo la desigualdad, pero tiene una gran justificación que es que nadie va a la cárcel. Eso de resume en una frase terrible: aquí no se paga muerto.

Este es el “hemisferio de la paz”, nos decían, pero con toda esa violencia eso es imposible. Se calcula que entre un 15% y un 25% de los presupuestos nacionales se agota en corrupción; eso implica menos educación, menos salud, menos seguridad, menos fiscales y menos tribunales y por tanto menos posibilidades para los ciudadanos.

Alex Saab vivía en una mansión en Barranquilla con tres piscinas y una cancha de tenis, además de lujos infinitos para atender a amigos y colaboradores, seguramente corruptos, a costilla del hambre de los venezolanos. Pero la ley parece haberle llegado. Incluso, puede demostrar que es inocente y que todo lo que dicen de él es falso. Para eso está ante la ley para demostrar que no es verdad de lo que se le acusa. Pero empieza a parecer que “sí se paga muerto”. Mosca, corruptos, alguien los está viendo.

 

 

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