Democracia y Política

El verano más seco de la historia en Francia, un infierno para el socialismo víctima de sus guerras internas

El hundimiento electoral y parlamentario en las últimas divisiones ha acelerado sus guerras fraticidas

                                         Anne Hidalgo se presentó como candidata a las presidenciales AFP

El verano más seco y caluroso de la historia de Francia se ha transformado en un infierno para el socialismo francés, víctima de su insignificancia social y política, sus divisiones y su «guerra civil» muy fría y fratricida.

En las elecciones legislativas del 12 y el 19 de junio pasados, el Partido Socialista (PS) consiguió el peor resultado de su historia: 28 diputados en una Asamblea Nacional de 577 escaños. El 2012, el mismo PS tenía 280 diputados: diez años después, ha perdido 153 diputados, un hundimiento implacable.

Los 28 diputados socialistas también están divididos y enfrentados en cuestiones esenciales. Cuando La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista, 84 diputados) propuso votar una moción de censura contra Emmanuel Macron y su gobierno, a primeros de julio pasado, seis diputados socialistas decidieron abstenerse.

Durante los debates parlamentarios de las últimas semanas, la abstención y divisiones socialistas han continuado multiplicándose: la insignificancia política agrava las divisiones fratricidas.

Un nutrido grupo de socialistas históricos se proponen crear un nuevo partido para refundar el socialismo francés

A primeros de junio, la dirección del PS decidió expulsar del partido a 79 candidatos a diputados, que denunciaban la «alianza contra natura» con la extrema izquierda populista de Jean-Luc Mélenchon, LFI.

El hundimiento electoral y parlamentario ha acelerado históricas divisiones. François Hollande, ex presidente de la República, Jean-Marc Ayrault y Bernard Cazeneuve, ex primeros ministros, Stéphane Le Foll y Jean-Christhope Cambadélis, ex ministros, encabezan un nutrido grupo de socialistas históricos que se proponen crear un nuevo partido para «refundar» el socialismo francés, enfrentados a primera sangre política con la dirección actual del PS.

Se trata de una división fratricida, disputándose la «marca» PS y la concepción misma de la «izquierda» y el «socialismo» en la nueva sociedad francesa, alejadísima de unos y otros.

Olivier Faure, líder del PS, comenta la situación de este modo: «Nunca hemos pensado en excluir a François Hollande del PS. Pero todos los socialistas debemos respetar la decisión del partido». Hollande, el último presidente socialista, tiene una visión sencillamente antagónica: «A mi modo de ver, la alianza del PS contra la extrema izquierda del PS representa el riesgo de desaparición del socialismo francés».

Suprimir la palabra socialismo

Hollande y sus ex primeros ministros apoyan la «refundación» del socialismo francés que se proponen Stéphane Le Foll y Jean-Christhope Cambadélis. «Refundación» que abre nuevas divisiones: entre la élite socialista opuesta a la actual dirección del PS existen partidarios de suprimir la palabra «socialismo» de un nuevo partido, por crear, a lo largo del próximo otoño.

Stéphane Le Foll, ex ministro de Agricultura, ex diputado europeo, ex portavoz del gobierno socialista de François Hollande, propone crear una «federación de la nueva izquierda social demócrata». Proyecto tan ambicioso como problemático: en el actual grupo parlamentario del PS hay diputados que estarían dispuestos a integrarse en un «nuevo proyecto socialista», pero desconfían de la etiqueta «socialdemócrata».

En el gobierno de Emmanuel Macron hay personalidades socialdemócratas, pero muy alejadas del «nuevo socialismo», por «inventar», en una Francia donde las izquierdas son hoy por hoy muy minoritarias en la escena social.

 

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