Elecciones EEUU – IOWA: Primeras impresiones postmortem
Ha terminado el primer round del largo proceso para elegir los candidatos presidenciales que lucharán en noviembre por la presidencia norteamericana: los caucus de Iowa. Y los primeros en ser derrotados fueron los apostadores. Se cayó su favorito del lado republicano, con Ted Cruz victorioso frente a Trump, y la favorita demócrata, la Sra. Clinton, apenas ganó en final de fotografía molecular (al menos al momento de escribir estas líneas. Cualquiera de los dos que sea el ganador, lo hizo por un margen realmente pequeño, al punto de que puede hablarse de empate técnico.)
Comencemos con la actual oposición al presidente Obama, el partido Republicano: en pocas ocasiones tiene razones para celebrar alguien que queda en tercer lugar. Iowa, este lunes 1 de febrero, ha sido un ejemplo excepcional. Marco Rubio dio una demostración sorpresiva, con un tercer lugar y un 23% que le pisó los talones, las pantorrillas, y hasta el trasero al candidato Trump.
Una primera y segura consecuencia de Iowa: Marco Rubio –quien según todos los “pundits” le quitó votos a granel al millonario- será, a partir del martes 2, un tema favorito en las siempre floridas declaraciones de Mr. Trump.
La breve intervención de Trump en la noche del lunes no pudo maquillar la molestia que debió sentir ante el resultado. Un discurso que intentó repartir más amor que un hippie ahíto de marihuana en el festival de Woodstock. Allá ellos los que se atrevan a creerle.
Una segunda consecuencia en los turfs republicanos: el llamado “establishment” debe estar deshojando la margarita sobre un posible apoyo a Rubio como alternativa frente a los dos «heterodoxos», Cruz y Trump. Por su parte, los votantes de Iowa decidieron cambiar al extravagante que sigue siendo considerado favorito –Trump- por otro desquiciado, de origen cubano y senador por Texas: Ted Cruz.
Una tercera, muy obvia: la historia de la noche la dio Marco Rubio. Su estrategia de observar cómo los dos candidatos extremistas se atacaban entre sí funcionó en Iowa. Ahora a esperar cómo reacciona a los cañonazos que Cruz y Trump deben estarle preparando. Mientras, es importante que gracias a Iowa comience a conseguir los apoyos económicos que lo coloquen en el mismo terreno logístico y operacional que Cruz y Trump. Si el establishment definitivamente lo apoya, no tendrá problemas al respecto.
Cuarta, una pregunta: Ben Carson, el neurocirujano cuya campaña ha entrado en terapia intensiva, sacó 9% en Iowa, quedando en cuarto lugar. ¿En el futuro, hacia cuál de sus rivales se dirigirán sus seguidores?
Quinta y última: La mayor ventaja del ganador Cruz está en el hecho de que Trump es tan extravagante, que la gente se olvida de que Cruz no es ningún niño de pecho a la hora de ofrecer una visión enloquecida, irreal e incoherente de la sociedad norteamericana. No se equivoquen. Ted Cruz es todo un cóctel ultraconservador que, de ser electo candidato, va a poner muy cuesta arriba una victoria republicana.
Por el lado demócrata, no hay mucho que celebrar, al contrario. También allí el establishment debe estar preocupado. Hillary Clinton, de quien se nos viene diciendo por años que es una candidata sin rivales de peso, está mostrando una vez más las debilidades que la hicieron perder con Obama en 2008. Y no son ningún consuelo -al contrario, son muestras de desconcierto y nerviosismo- las afirmaciones de que «el resultado es mucho mejor que el obtenido en ese estado, hace 8 años, contra Obama». Go figure!
Bernie Sanders es un señor decente, un senador con ideas más potables para la militancia de un partido socialdemócrata europeo –por tanto normalmente inelegible en una elección presidencial norteamericana-. Un gentleman en toda la regla, que aparecía como el comparsa ideal para el paseo triunfal de Hillary hacia la convención, y que incluso ni siquiera ha atacado en los debates a la antigua Secretaria de Estado. Sin embargo, llega a Iowa y pierde por los milímetros de un pelo contra todo el aceitado aparato candidatural de la todavía favorita a liderar al partido en la elección presidencial.
En CNN se hicieron esta obvia pregunta: ¿qué hubiera pasado si la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, ex-profesora de Harvard y formidable líder del ala izquierda del partido demócrata, hubiera sido la contendiente frente a Hillary? Incluso luego de la excelente performance de Sanders en Iowa, Warren genera la impresión de que ella hubiese sido una rival de mucho más cuidado para Clinton.
¡Qué contraste tan notorio entre la reacción del público cuando salió Hillary a hablar a sus seguidores (acompañada de su esposo y de su hija), con el bochinche que se armó cuando Bernie hizo lo mismo frente a los quizá todavía incrédulos militantes suyos!
Los demócratas, luego de Iowa, tienen razones para preocuparse. Su mayor deseo, por ahora, debe ser que los votantes republicanos decidan mantener la guerra civil entre Cruz y Trump, y que estos dos, haciendo una “operación de pinza”, desmoronen el castillo de esperanzas que está comenzando a construirse en torno al joven senador de Florida, Marco Rubio.
Inédito hecho: de los tres candidatos que destacan en el GOP –los otros, Jeb Bush, Chris Christie, Rick Santorum, Carly Fiorina, Rand Paul, Ben Carson, etc. deberían ya preparar las maletas e irse de vacaciones- dos son de origen cubano.
Y los votantes latinos, mientras tanto, callan y ven el espectáculo, conscientes cada día más de que pueden ser el peso decisivo en noviembre. Como Michael Bloomberg, el ex-alcalde de Nueva York, aún deshojando la margarita sobre su posible candidatura.
¿Próxima parada? el Noreste, a territorios de Nueva Inglaterra: New Hampshire, el «granite state» (estado de granito). La primera elección primaria de este ciclo electoral -recordemos que la elección de Iowa no fue una «primaria», el método usado fue el «caucus»– se realizará el martes 9 de febrero, o sea la semana que viene. Ya los candidatos movieron los respectivos circos rodantes hacia dichas parroquias.