Elecciones EEUU: Resultados previsibles e imprevisibles
Nadie puede dudar que la señora Hillary Clinton fue decisiva para la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016; su arrogancia, su falta de empatía –deberían haberle buscado más bien un papel de madastra malvada o algo así, en “Frozen”- la convirtieron en uno de los peores candidatos demócratas en el último medio siglo. ¿Increíble verdad? si se toma en cuenta que los demócratas –salvo Bill Clinton y Barack Obama- han lanzado al terreno de lucha electoral una lista casi perfecta de candidatos incapaces de animar a nadie, con la racionalidad estratégica de un picaporte, como Michael Dukakis, John Kerry, Walter Mondale, George McGovern, Al Gore. Hay que incluir por supuesto, a un vencedor porque no tenía más remedio, el cada vez más inefable Jimmy Carter, de grata recordación en los predios chavistas.
Hoy, a días del comienzo de esa carrera de largo alcance que son las primarias -que se inician como siempre en Iowa este próximo lunes 3 de febrero- los precandidatos sobrevivientes y aparentemente dispuestos para ese cruce del desierto se empeñan en que las chances de reelección de Donald Trump estén más vigentes que nunca. Y los sondeos de opinión lo están reflejando con claridad.
En una muy reciente encuesta Washington Post – ABC News el porcentaje de aprobación del actual presidente ha alcanzado su pico más alto hasta ahora, impulsado por una situación económica particularmente positiva para el país. Hay además una clara división en el electorado sobre si Trump debería abandonar o no su cargo debido al impeachment. Un 44% aprueban su labor (el pasado octubre estaba en 38%) y 51 la desaprueban. Con respecto al manejo de la economía, un 56% ve positivamente su gestión, diez por ciento más que en el pasado septiembre.
Trump comenzará entonces la campaña con el paraguas protector de una muy buena situación económica, así como con un aumento en el apoyo de los votantes masculinos (57% le dan positivo) y entre los independientes (muy mala noticia esta última para el partido rival). El votante independiente aprueba su labor en general en un 47% -el pasado octubre estaba en 38%-, y en la economía le dan un excelente 60% (46% en septiembre 2019).
¿Su punto más débil? El voto femenino. Apenas logra el 33% de apoyo (leve aumento del 31% que tenía el pasado otoño).
¿Y el impeachment? Bien gracias. La gente ha decidido que tiene muchas otras cosas en qué pensar, como el virus chino, la infortunada muerte de Kobe Bryant, el cambio o no de Mookie Betts por los Medias Rojas de Boston, la llegada de Gerrit Cole a los New York Yankees, o quién será el ganador del próximo Superbowl.
Sobre el impeachment el resultado será el previsible: en la Cámara de representantes (mayoría Demócrata) se votó a favor; en el Senado (mayoría republicana) se desechará. La única esperanza Demócrata de lograr el suficiente voto a favor entre los republicanos (que como todos los políticos tiene un muy desarrollado instinto de supervivencia) era que se produjera una estampida generalizada si la aprobación ciudadana al impeachment superaba el 60%, lo que no ha sucedido, ni cerquita.
Mientras tanto, los Demócratas comienzan ese concurso de belleza llamado primarias, donde la cosa se vuelve imprevisible, ya que promete ser un torneo de bostezos tan emocionante como esa culebra -digna de las telenovelas mexicanas o venezolanas en sus mejores tiempos- llamada “debates” (que no fueron uno, dos o tres, sino que fueron incontables, y que durante meses sometieron a toda clase de torturas dialécticas a los seguidores demócratas más fieles). Uno pensaría que la obligación de todo político responsable es elevar el nivel de las ideas, enriquecer los intercambios, ser mejor que quienes lo van a elegir. En cambio, más de una vez los precandidatos opositores lucieron intelectualmente plebeyos, apenas superando el arco argumental de sus presuntos partidarios. Esforzándose en ser “claros”, muchas veces terminaron siendo pedestres. ¿Se puede hacer algo al respecto?
Según las últimas encuestas, así se baraja el asunto en Iowa: Según un sondeo del Washington Post-ABC News, Joe Biden y Bernie Sanders son los candidatos que surgen como favoritos en esta primera decisión que –según lo sucedido en campañas anteriores – impacta sin duda alguna en las actitudes ciudadanas nacional y estatalmente, especialmente en los sitios donde se realizarán las siguientes elecciones primarias: New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.
Todo apunta a que la elección candidatural se dará entre dos candidatos liberales (Sanders y Warren) y dos centristas/moderados, Biden y Buttigieg. Pero mientras Biden y Sanders aguantan todo, incluso sus problemas de salud, Warren ha perdido apoyos significativos. A Joe Biden lo favorece el ser percibido como el que tiene más chance de retornar al partido a la Casa Blanca (38%), mientras que Sanders lo sigue con un lejano 18%, y Warren con 10%. Asimismo, Biden sigue liderando con claridad el voto afroamericano, y se insiste en que él es quien puede atraer más votantes independientes y moderados (29% de síes, contra un 17% de Sanders).
Un nombre que representa toda una incógnita hacia el futuro –no participa ni en Iowa ni en New Hampshire – es el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, otro moderado.
Sobre todos ellos, sus discursos, sus movimientos, sus tácticas y estrategias, flota el fantasma de Donald Trump. Todos lo quieren enfrentar pero no está muy claro todavía cómo hacerlo con éxito. Siempre según encuesta Washington Post-ABC News, a solo nueve meses de la elección, los ciudadanos ven a Trump como favorito para repetir: 49% esperan que regrese victorioso, y un 43% indican que el ganador será su rival Demócrata.
Hablando de fantasmas y aparecidos, volvamos con la rubia exprimera dama: Hillary Clinton, que incluso llegó a amenazar con aspirar de nuevo, acaba de ser demandada por difamación por Tulsi Gabbard, una representante por Hawai, cuya precandidatura presidencial era más un asunto de adorno y relleno que otra cosa, pero que según Clinton sería candidata en representación de “intereses rusos”. Como si no fuera suficiente, a Clinton le quedó un tiempito para insultar a Bernie Sanders. ˘Cuándo le tocará su ración a Elizabeth Warren?
Lo que está claro es que, al día de hoy, los simpatizantes del partido Demócrata no solo no tienen idea de quién puede ser el mejor candidato para enfrentar al presidente en funciones; para peor, ni siquiera saben si el que sea el escogido tendrá las condiciones necesarias para derrotarlo.