Elecciones en Rusia: grietas en el poder de Putin
El presidente ruso cierra el paso a los candidatos más críticos impidiéndoles concurrir a las elecciones locales y regionales. La represión de la disidencia ha perjudicado a los aspirantes gubernamentales, según los primeros resultados
Pese a los vetos legales, la nueva oposición rusa ha abierto varias grietas en el férreo control que el gobierno ejerce sobre el sistema político. Rusia celebraba este domingo elecciones regionales y locales a lo largo y ancho del país. Pero la atención estaba puesta en el parlamento municipal de Moscú, sobre todo después de que las autoridades electorales se negasen a inscribir a 57 candidatos de la oposición extraparlamentaria comandada por el activista Alexei Navalny.
Sólo Sergei Mitrojin, del partido Yabloko, había logrado cancelar la denegación de registro tras recurrir a los tribunales. Esta noche él y sus compañeros lograban, según los primeros recuentos, hasta cinco de las 45 actas que estaban en juego. A falta de resultados definitivos, los primeros datos no mostraban una derrota de los oficialistas pero sí síntomas de un deterioro de su respaldo electoral. El líder en Moscú del partido gubernamental, Rusia Unida, perdía esta noche su acta de concejal ante un desconocido comunista de 35 años. Lo mismo le pasaba al jefe de la asamblea municipal y al concejal de otro distrito. La oposición rozaba a medianoche el 40% de los concejales de Moscú.
Victorias como están tendrán en los próximos días ‘padrinos’ de sobra. Ante la imposibilidad de colocar a sus candidatos en las elecciones por los vetos de la Comisión Electoral Central, Navalny y sus seguidores lo apostaron todo al «voto inteligente» contra Rusia Unida, o cualquier candidato apoyado por el partido del gobierno: incluso comunistas. «Está claro que la ‘votación inteligente’ funcionó. En toda la historia de las elecciones a la alcaldía de Moscú el partido en el poder no había perdido nunca tantos distritos, tendrán 20 o 22 asientos [de 45], han fracasado», se felicitaba Navalny esta noche. Cada retroceso del partido del gobierno, aunque fuese ante un comunista o un ultranacionalista, era festejado por los mismos disidentes que hasta hace poco les acusaban tanto a unos como a otros de estar a servicio del Kremlin.
Los datos de la comisión electoral sugerían anoche que la participación en Moscú sería un poco más del 20%. Varios vídeos filmados en los colegios electorales mostraron que algunos votantes llenaron descaradamente las urnas con múltiples papeletas, causando furor en la redes sociales.
Al presidente ruso, que acudió a votar a un colegio en el centro de Moscú, le preguntaron a la salida si hubiera preferido una mayor diversidad y un mayor número de candidatos electorales. Dijo que la calidad era un factor más importante que la cantidad. «En algunos países hay 30, 50 o 100 [candidatos]», dijo en comentarios ofrecidos por el canal de televisión Rusia 24, «y la calidad de su trabajo no depende de eso. Lo importante no es cuántos son, sino la calidad». Sin embargo horas después, tras el cierre de las urnas en Moscú, era la calidad de las encuestas la que fallaba: el Fondo para el Desarrollo de la Sociedad Civil, una de las principales encuestadoras, dijo que no divulgaría sondeos a pie de urna en las municipales de Moscú porque mucha gente había rechazado contestar y el resultado no era fiable.
El gobernador en funciones de San Petersburgo, Alexander Beglov, lograba anoche el 56% de los votos, según las encuestas. Una victoria relativamente cómoda para este aliado de Putin tras ver retirarse hace días a su principal rival, el aspirante comunista.
Según los primeros datos que llegaron del este del país, Rusia Unida perdió un gran número de concejales en las ciudades de Irkutsk y Jabarovsk. Ésta es la primera ciudad del país donde otro partido distinto de Rusia Unida (en este caso los ultranacionalistas del LDPR) tiene en su poder el puesto de gobernador y la mayoría en el parlamento regional y en los consejos municipales: en 2014 los de Putin tenían 33 concejales y la oposición se conformaba con dos, ahora el resultado era al contrario. El comunista Lokot lideraba la elección a la alcaldía de Novosibirsk, logrando su segunda victoria consecutiva pero esta vez no sobre Rusia Unida. En segundo lugar iba el aliado de Navalny Serguei Boyko.
«Estamos al principio de una crisis política», opina Stanislav Andreychuk, de la ONG rusa Golos, que supervisa las elecciones. «El punto de inflexión llegó «en 2018 después de la reforma de pensiones, los del partido del gobierno bajaron en las encuestas, y ahora no sólo vemos protestas en Moscú sino otras movilizaciones relacionadas con otros temas no políticos como la ecología». En contra de las previsiones de los más conservadores, el descontento se ha visibilizado en otros lugares alejados de las grandes ciudades. El mandato de Putin caduca constitucionalmente en 2024, pero Andreychuk cree que «no habrá movimientos hasta 2021, con las elecciones legislativas».
Igual que tras las protestas que sorprendieron a las autoridades rusas en 2011 y 2012, de nuevo impera la sensación de que nadie está seguro. Las casas o despachos de opositores fueron registradas antes y después de cada protesta. Muchos de ellos fueron detenidos en más de una ocasión en las últimas semanas, incluido Navalny. Durante la jornada de ayer la policía detuvo en el centro de Moscú a 16 opositores, incluido el periodista de ‘Novaya Gazeta’ Ilya Azar, según publicó este medio. Entre los detenidos también estaba la integrante de la banda Pussy Riot, Maria Aliojina.