El problema histórico de la economía castrista, sobrevivir con una libreta de racionamiento cada vez más mermada en cantidad y calidad de bienes, se sustituye por la necesidad de saber dónde comprar para que salga más barato, y sobre todo, en dónde habrá lo que necesito. Con tantas privaciones y limitaciones en la libre elección de los consumidores cubanos, provocadas por el sistema económico imperante, viene bien saber qué es lo que está ocurriendo en las llamadas «formas comerciales» en que se venden los productos de la dieta alimenticia.
¿Dónde es más barato comprar, en las tiendas estatales, los puntos de venta o los mercados de oferta y demanda?¿Qué precios han subido más, los agrícolas o los cárnicos?¿En qué formas comerciales suben más los precios? Estas preguntas se deben responder con los datos ofrecidos por la ONEI en su publicación “Ventas de productos agropecuarios. Indicadores seleccionados”, relativos a la comercialización de productos agropecuarios entre enero y diciembre de 2018, y que acaban de ser divulgados.
La cuestión no es baladí, porque se supone que en una economía socialista o comunista, que igual da, con intervención estatal en los mercados, precios controlados y ausencia de mercados mayoristas y de derechos de propiedad privada, preguntas como las anteriores no tienen justificación. O es que acaso, el coste económico y social de las confiscaciones de empresas y explotaciones agropecuarias entre 1959 y 1968 no ha servido para que los cubanos no tengan que someterse al imperio del sistema capitalista y sus efectos tan denostados por los castristas.
Pues no. Resulta que en Cuba, la comercialización está dando sorpresas. Y ni siquiera la existencia de un ministerio denominado de «Finanzas y precios» sirve para poner orden en el caos existente. El Cuadro 1 ofrece los resultados. Los denominados “puntos de venta”, no solo venden más barato, sino que comercializan los productos agropecuarios a precios estables en 2018. Por el contrario, los “mercados estatales”, cuyos precios están por encima de la media, además los suben, y en una cuantía realmente importante. Y cito estas dos “formas comerciales” porque son las que concentran el mayor volumen de ventas, el 85% del total.
Cuadro 1.- Nivel de precios de las distintas formas comerciales
En los puntos de venta, los precios medios se sitúan en 2018 un 21% por debajo de la media. Son, sin lugar a dudas, de los más baratos para hacer la compra, por lo que además concentran un volumen importante de la comercialización. Nada más y nada menos que el 28% del total de ventas de productos agropecuarios. Son las “formas comerciales” más competitivas, con la excepción de las cooperativas no agropecuarias, que tienen un nivel menor de ventas sobre el total.
En las tiendas estatales, en cambio, el nivel de precios en 2018 está un 6% por encima de la media. Un año antes estaba un 25% por debajo. Son bastante más caras, comparadas con los puntos de venta, casi un 30% más caros sus productos. La cuestión es importante porque en ellas se concentra el 57% de las ventas. Las tiendas estatales encarecen la cesta de alimentos de los cubanos de manera formidable.
Pero es que además, en estos mercados estatales, los precios de los productos agrícolas aumentaron en 2018 respecto a 2017 un 4,1% y los productos cárnicos lo hicieron un 10,7%. Por el contrario, en los puntos de venta, donde los cubanos podían comprar hasta un 30% más barato, han observado para su sorpresa descensos del 17,9% en los agrícolas en el mismo período, y de hasta un 46,4% en los cárnicos. Comprar en los puntos de venta sale barato, y además los precios crecen menos porque la gestión es más eficiente. Hacerlo en las tiendas estatales controladas por los comunistas, encarece la cesta de la compra en términos relativos un 41%, y además se pagan incrementos de un año a otro más destacados. ¿Es esta la igualdad, tal vez, que predican sin ejemplo alguno?¿Dónde está el denominado ministerio de finanzas y precios para poner algo de orden en sus tiendas estatales?
Incluso, en otras “formas comerciales” como los mercados arrendados, los precios son inferiores a la media en un 17% y han experimentado descensos de precios incluso superiores, en los productos cárnicos, un 89,2%, en tanto que los agrícolas, con un 8,4% bajan menos que en los puntos de venta.
No es extraño que las formas comerciales más liberalizadas y vinculadas al trabajo por cuenta propia y el espíritu empresarial independiente de los cubanos, que se abre paso frente a la presión del régimen, sean las que vendan a precios más bajos facilitando la compra a la población. Los mercados estatales, dependientes del régimen, en cambio, suben los precios. La libertad económica es eficiencia y además, en el caso de Cuba, está cumpliendo una finalidad social mejor y de manera más correcta, que el aparato de control estatal del «ministerio». Que se lo hagan ver.
Y si no, pregunten cómo ha ido el precio de los huevos en estas “formas comerciales” dependientes 100% del estado. Nada más y nada menos que ha aumentado de 2017 a 2018 un 565%. Si, imaginé que había sido una “errata” en la publicación de la ONEI, pero no. En 2017 se vendieron en las tiendas estatales, 1.053,3 miles de huevos, y en 2018 la cifra descendió a 164,9 miles, un descenso del 84,3%. Los huevos han desaparecido de estas formas comerciales. El valor de las ventas, pasó de 5.618 a 5.849 miles de CUP, en el mismo período, con un aumento del 4%. Hagan los cálculos y verán a que precio sale el huevo. No parece fácil comprarlos a esos precios.