El Banco Central de Cuba (BCC) informó la semana pasada sobre el tratamiento que ha dado a las cuentas en pesos convertibles (CUC) de personas naturales tras el inicio de la Tarea Ordenamiento. En una breve nota reproducida por medio oficiales, la entidad aseguró que el 1ro de enero del presente año se produjo la conversión automática de cuentas a pesos cubanos (CUP), un movimiento previsto en los Decretos leyes y resoluciones publicados.
La conversión de las cuentas de cobros y pagos de trabajadores por cuenta propia, de agricultores individuales, las de otras formas de gestión no estatal, las de estímulo en CUC y las de colaboradores que reciben el beneficio del 30%, ha sido realizada a la tasa de 1 CUC por 24 CUP. El resto de las cuentas -en particular las cuentas de ahorro a la vista, depósitos a plazo fijo y los certificados de depósito de personas naturales- se mantendrán en CUC por un periodo de seis meses desde el 1ro de enero.
La entidad bancaria informó que, transcurrido el período señalado, si el cliente no acude al banco, los saldos de estas cuentas se convertirán automáticamente a CUP, a la tasa de cambio de 1 CUC por 24 CUP. En el caso de los depósitos a plazo fijo y los certificados de depósito de personas naturales al ser convertidos a CUP mantendrán los términos y condiciones pactados inicialmente. Con estas medidas, en seis meses el sistema bancario cubano estará medido nominalmente en CUP.
Además, con el objetivo de crear un incentivo para que los clientes no acudan a las sucursales bancarias a recuperar sus activos, si el titular de los depósitos a plazo fijo no se presenta en el plazo de seis meses, se procederá a aplicar una bonificación adicional al interés que normalmente devengan los instrumentos financieros que disponga el titular, establecidos en el rango de un 1,5% (para tres meses) y un 3,5% (en el plazo de 60 meses). En el gráfico se presentan las bonificaciones por plazos.
Sobre este punto existe cierta confusión, ya que el plazo estipulado de seis meses choca con esa bonificación a tres meses, lo que implica que puede existir una retirada de activos en un plazo inferior que, en todo caso, tiene carácter excepcional. No hay suficiente información para evaluar en términos económicos lo que estos cambios suponen en la operatoria de las cuentas. Por desgracia, la información sobre las cuentas que los cubanos mantienen actualmente en el sistema bancario solo está disponible de manera fragmentaria en las estadísticas oficiales de Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Allí, por ejemplo, se sabe que en 2019 el importe del ahorro ordinario con relación al PIB se situó en un 45,7%, registrando un crecimiento del 100% con respecto al 27,2% alcanzado en 2015.
Se podría afirmar que la deseada “bancarización” ha avanzado en la economía cubana. Sin embargo, el efectivo en manos del público, que en 2019 alcanzó un 57,7% del PIB, no solo excedió al ahorro ordinario en los bancos -lo que muestra que la gente confía poco en los bancos y un notable volumen de transacciones se realizan en efectivo-, sino que este indicador creció con fuerza desde 2015, cuando alcanzó un 21,7% del PIB. En ese sentido, el aumento registrado, de un 165,8%, ha sido claramente superior al del ahorro ordinario. No existen países en el mundo con estos niveles de efectivo en manos del público, que en todo caso son un terreno abonado para el despegue de las tensiones inflacionistas, y que se puede atribuir a las dos monedas hasta ahora en circulación.
Retirar el papel excedente en forma de CUC no será fácil, dados sus niveles previsibles. Por otra parte, la expansión de papel en CUP, a resultas de los aumentos nominales de precios, salarios y pensiones, puede acabar compensando el otro movimiento restrictivo.
La curva de bonificaciones que ha diseñado el Banco Central acarrea igualmente un incremento de costes financieros de prácticamente el doble (de 1,5% al 3,5%) en plazos distintos, lo que implica que el depósito mantenido hasta el final, en los 60 meses, y a este último interés, va a generar una rentabilidad en exceso con respecto al que solo se mantiene durante tres meses de 40 veces más. Es un buen indicador de previsiones que conviene tener en cuenta.
El Banco Central, o sea, las autoridades, aceptan ese incremento de rentabilidad de 40 veces porque asumen que la pérdida de valor de los activos financieros será mayor. En los próximos cinco años la economía cubana puede haber experimentado cambios muy significativos y a resultas de la inflación acumulada, por ejemplo, puede depreciarse el valor real de los activos financieros. La cuestión es si la espera, aun siendo rentable como indican los números, compensará a los titulares de los activos.
Otro problema asociado a los cambios de CUC a CUP en las cuentas se encuentra en las cotizaciones que está alcanzando el CUP con respecto al dólar y resto de divisas en los mercados informales desde el inicio de la Tarea ordenamiento. El tipo de conversión que aplica el Banco Central para las cuentas, de 1×24 actual, establece una paridad entre el dólar y el CUP, por decisión de las autoridades, pese a que desde 2019 el CUC inició una caída en términos de su poder de compra que llevó a muchos a desprenderse del mismo en cuanto podían.
Esa equiparación del CUC con el dólar para el cambio a CUP tiene escaso recorrido si la tendencia actual del tipo de cambio con el dólar en los mercados informales se sitúa en 1×40 y existen expectativas que a finales de enero puede haber llegado al nivel de 1×100. En tal caso, quien tenga 100 CUC en el Banco y los cambie ahora por CUP obtendrá 2 400 CUP, con que puede acceder a 100 dólares si consigue hacerlo en las agencias oficiales (CADECAS). Por el contrario, si recurre al mercado informal solo obtendrá unos 60 dólares, una cifra que puede reducirse de forma sistemática con el paso del tiempo.
Los cubanos deben saber que en este momento el CUC no es el problema, ya que es historia pasada, sino el CUP, una moneda débil, con unos fundamentales desequilibrados y que tiene un escaso (nulo) atractivo a nivel internacional. Si se desatan tendencias similares a las que se registraron durante el Período Especial, el CUP puede depreciarse de forma intensa, empobreciendo a todos los cubanos. A pesar de que es un asunto de su responsabilidad, el régimen no ha previsto medida alguna ni en la Tarea ordenamiento ni en la Estrategia, para sostener el peso, de modo que el tipo de cambio fijo, tarde o temprano, deberá ser devaluado, una vez más, y puede que con intensidad.
Las dudas que surgen sobre si las autoridades no tendrán más remedio que devaluar el tipo de cambio del CUP se afianzan como consecuencia de las diferencias entre el cambio oficial y el informal, lo que está generando distorsiones sobre todo para aquellos que precisen disponer de dólares, con la aparición de un mercado paralelo de divisas que podría suponer la puntilla definitiva para la Tarea ordenamiento y la Estrategia.
Imagínese las ganancias de quién consigue cambiar CUP por dólares en CADECAS (donde la disponibilidad de divisas será cada vez más escasa) al cambio oficial y los transacciona después en el mercado informal, que cabe esperar se nutra con mayor intensidad de divisas conforme las remesas (su valor es tres veces superior a las exportaciones de mercancías) empiecen a llegar a la Isla por medio de canales informales. La ganancia de la operación cambiaria puede ser cinco veces superior. La consolidación de mercados informales cambiarios por el sector privado es una posibilidad porque responderán a necesidades que el régimen, con sus CADECAS, no podrá atender.
Una devaluación ulterior del tipo de cambio entra en el posible escenario de corto y medio plazo, ya que el fijado por las autoridades parece que se ha quedado corto, teniendo en cuenta las cotizaciones de divisas en los mercados informales. Este descontrol del CUP, sin medidas de apoyo, reside en la ausencia de unos fundamentales adecuados en la definición del tipo de cambio, que solo ha querido beneficiar al sector empresarial que operaba antes al 1×1. Todavía está por ver si el esperado incremento exportador tiene lugar.