CulturaHistoria

En Ballenberg, el alma suiza

 

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

Suiza

Suiza

Los suizos, siempre prácticos y sensatos, comprendieron hace medio siglo que era absurdo sacrificar al indetenible proceso urbanístico las viejas edificaciones de su patrimonio –léase establos, granjas, queserías y graneros– y decidieron transportarlos pedazo a pedazo a Hofstetten, cerca de Brien en el cantón de Berna, como piezas del hermoso lego que esa hora el Museo al Aire Libre de Ballenberg, con más de un centenar de construcciones.

A way of life

A way of life

A él está consagrado el libro de reciente aparición A way of life, del diseñador Jasper Morrison y los arquitectos David Saik, Tsuyosi Tane y Federica Zanko, editado por el coleccionista Rolf Fehlbaum, fundador del Museo de Diseño VITRA en Weil am Rhein.

Ballenberg

Ballenberg

Son 66 hectáreas donde Suiza, el pequeño coloso que disfruta su bienestar en el corazón de Europa gracias al turismo y una vasta y eficientísima red de servicios financieros e industrias farmacéuticas, alimentarias e informáticas, rinde homenaje a seis siglos de raíces rurales, con más de doscientos cultivos endógenos y talleres donde los visitantes se transforman en artesanos en la confección de tejidos, cestería, cerámica y chocolatería mientras, de ñapa, admiran un pequeño zoológico y exhibiciones de medicinas y juguetes infantiles.

Antigua vivienda montañesa

Antigua vivienda montañesa

Nada original, por cierto, pues Ballenberg se inspira en una institución fundada en 1891 por el pedagogo Arthur Hazelius en la localidad sueca de Skansen, cuyo nombre se popularizó hasta hacerse sinónimo de los museos etnográficos al aire libre donde se preserva y estudia el folklore regional y, como en ese caso específico, se amplió con un centro científico para explorar la vida sumergida del Mar Báltico.
Sin olvidar los espléndidos skansen polacos de Kashubia, próximo a Gdansk en el litoral báltico, con la cultura de la región de Kaszuby; Biskupin, cerca de Poznan, con un yacimiento arqueológico de la Edad del Hierro; el Centro de Eslavos y Vikingos en la isla de Wolin, fronteriza con Alemania, y desde luego, la reconstrucción en tamaño real de una típica ciudad de la región de Galizia, en NowySacz, vecina a Cracovia.

Museo de Kaszuby en Wdzydze Kiszewskie, Polonia

Museo de Kaszuby en Wdzydze Kiszewskie, Polonia

En total son trescientos centros en toda Europa, que gozan de buena salud a juzgar por el millón y medio de visitantes anuales al pionero Skansen sueco, tras vencer la crisis existencial que la ecomuseología experimentó a finales del siglo pasado, superando rincones de fantasía a lo Walt Disney con objetivos comerciales, el exotismo de civilizaciones catalogadas de primitivas con un tufillo colonialista o reductos nostálgicos de tiempos presuntamente mejores, para devenir herramientas del estudio de la contemporaneidad desde un contacto profundo con las tradiciones.

Una típica casa campesina en Ballenberg

Una típica casa campesina en Ballenberg

Un desafío de renovarse o morir que el museo de Ballenberg aceptó como muchas otras instituciones de su género, aggiornándose mediante un moderno enfoque multidisciplinario apoyado en tecnologías de punta; sin privar por ello a sus instalaciones de la poesía que Suiza ha logrado hacer suya en el imaginario global con dos siglos de un trabajo de hormiga.

Varsovia, julio de 2024.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba