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En Colombia, delfines versus guerrilla

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

 

 

Delfin rosado. Foto Getty Images

Delfin rosado. Foto Getty Images

Villa Lilia Agroecoturístico es un proyecto de observación de delfines en el lago colombiano de Nare, digno de atención por su objetivo primordial de salvaguardar la reducida población de la especie que aún existe en ese rincón de la Amazonía, sobre todo porque responde al objetivo formulado por el presidente Gustavo Petro durante su campaña electoral, de restituir a la normalidad a los guerrilleros que durante décadas incordiaron la vida nacional.

Diego Cifuentes director del proyecto. Foto Dimitri Selibas

Diego Cifuentes director del proyecto. Foto Dimitri Selibas

El diario Guardian londinense se trasladó a esa localidad, a dos horas de trayecto fluvial desde San José del Guaviare en la Amazonía colombiana, acompañando a la creciente ola de curiosos interesados en conocer al boto, como los indígenas denominan a la variedad de delfín rosado.

El proyecto incluye la participación de antiguos rebeldes de las FARC, que aceptaron la propuesta de reconciliación que fomenta el desarrollo y promueve la conservación ambiental, apoyados en el cálculo de la ONG ecologista Omacha, de que cada delfín vivo puede aportar 20 mil dólares anuales por turismo; bastante más que los 25 que puede obtenerse de los filetes de uno muerto.

Departamento del Guaviare

Departamento del Guaviare

La guerra civil no fue exactamente la razón que en 2018 indujo a la Unión Internacional para la Conservación Natural a incluir a esos cetáceos en la lista de especies en peligro – tras desaparecer sus congéneres del Ganges en La India, el Indo pakistaní, el Yangtsé chino y el río de la Plata entre Argentina y Uruguay- pero sí su empleo como carnada para la pesca comercial del siluro y el efecto devastador de la deforestación y la contaminación derivadas de la minería ilegal.

Sin mencionar que el respeto totémico demostrado por las tribus, no atenuaba la irritación de los pescadores ribereños ante la voracidad de los botos, que mermaba sus capturas de otros peces y la furia con que destruían las redes al quedar atrapados.

Turistas montan guardia en el lago Nare. Foto Dimitri Selibas

Turistas montan guardia en el lago Nare. Foto Dimitri Selibas

Fue entonces cuando los hermanos Cifuentes, zapateros, padrinos del proyecto, obtuvieron el visto-bueno para instalarse en el área ocupada por las FARC y emprender la iniciativa de, literalmente, anclar los escasos ejemplares sobrevivientes, antes de que el cúmulo de perturbaciones los incitase a escapar en la estación de lluvias, cuando el lago se conecta con el vecino río Guaviare.

Un reportaje del National Geographic en 2021 describió al Inia geoffrensis (su nombre científico), que puede medir hasta dos metros y medio y pesa alrededor de 200 kilos, como amistoso, sociable, curioso por naturaleza y el más inteligente de todas los delfines de río en las cuencas del Orinoco y la parte alta del río Madeira en Bolivia.

Implante de un localizador GPS. Foto Federico Jaime Rojo-WWF

Implante de un localizador GPS. Foto Federico Jaime Rojo-WWF

Sería también, según los indígenas, una criatura mágica que adquiere a veces forma humana para seducir por igual a hombres y mujeres, arrastrándolos a una mítica ciudad sumergida; pero, consejas aparte, es evidente que los rosados animales ya comenzaron a operar su encanto, atrayendo la clientela necesaria para financiar un desarrollo local con sabor a cumbia y sancocho, indispensable para la superación del conflicto fratricida que tanta sangre y lágrimas ha significado para Colombia.

 

Varsovia, febrero de 2023.

 

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