En homenaje al Titán de Bronce

antonio-maceoLos cubanos conmemoran hoy 118 años de la caída en combate de uno de los héroes más destacados de la historia de la isla: Antonio Maceo y Grajales.

Maceo, que en las guerras por la independencia de Cuba en el siglo XIX se ganó el apodo del Titán de Bronce, era hijo del venezolano Marcos Maceo y la cubana Mariana Grajales. Nació el 14 de junio de 1845 en el municipio de San Luis, cerca de Santiago de Cuba, en la parte oriental de la isla.

Maceo se unió al alzamiento dirigido por Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, en 1868. No tardó en distinguirse por su valor, su habilidad en el combate y su disciplina, y ascendió hasta alcanzar el grado de mayor general.

Fue uno de los jefes rebeldes que se opuso a la firma de la paz con España en 1878, en el hecho histórico conocido como la Protesta de Baraguá. Después de varios intentos por reanudar las hostilidades, emigró y terminó radicándose en Costa Rica, donde el Apóstol de la independencia cubana, José Martí, lo contactó años después para que participara en la contienda libertadora que estaba planeando. Maceo aceptó la invitación.

La Guerra de Independencia estalló el 24 de febrero de 1895. Junto con el general dominicano Máximo Gómez, veterano de la guerra de 1868, Maceo realizó la invasión del oriente al occidente de la isla, abriéndose paso frente a fuerzas españolas superiores en número y en pertrechos. Llegó en 1896 hasta la parte más occidental de Cuba, la provincia de Pinar del Río, donde diezmó a las tropas enviadas por el capitán general Valeriano Weyler.

Cuando se disponía a regresar de la incursión en Pinar del Río, Maceo y los hombres que lo acompañaban en ese momento –apenas una veintena– fueron sorprendidos por una columna española cerca de Punta Brava, el 7 de diciembre. Bajo el nutrido fuego del enemigo, lograron cortar una cerca para seguir avanzando, y Maceo dijo: “Esto va bien”. En ese instante lo alcanzaron dos disparos, uno de ellos mortal. Su ayudante, Panchito Gómez Toro, hijo del general Máximo Gómez, se quedó junto al cadáver de su jefe y cayó ultimado por los españoles.

Los restos de ambos hombres descansan hoy en el monumento de El Cacahual, cerca del lugar donde los dos mambises perecieron combatiendo por la libertad de Cuba.

En un día como hoy, mientras la patria es sojuzgada por un nuevo despotismo instaurado en 1959, los cubanos recuerdan el heroísmo del Titán de Bronce en su afán por crear una nación libre.

 

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