No en nombre del socialismo. Otra muestra de desprecio hacia los trabajadores cubanos
Distintas informaciones de prensa confirman que en Cuba existe un contingente de trabajadores indios… Sí, como lo leyó: de la India, de allá del otro lado del mundo, trabajando en obras turísticas para empresas extranjeras. Una empresa francesa los trajo desde allá y les paga salarios de primer mundo.
¿Alguien en el Estado-Partido-Gobierno podría explicar qué está pasando? ¿No hay trabajadores cubanos para emplear en esas construcciones?
¿La Empresa de Construcción y Montaje Especializado (ECME), que construye y remodela hoteles, edificios de lujo para extranjeros y hospitales, entre otras construcciones, donde ha estado lo que más brilla de la ingeniería y la arquitectura cubana contemporánea, no puede acometer estas obras?
¿La empresa de remodelaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que ha rescatado maravillas de la arquitectura cubana, no tiene capacidad para esos compromisos?
Me costó trabajo creerme la noticia, porque no encontraba las razones por las cuales las empresas extranjeras prefieran contratar indios en lugar de cubanos
Me costó trabajo creerme la noticia originalmente, porque no encontraba cómo explicarme las razones por las cuales las empresas extranjeras prefieran contratar indios en lugar de cubanos, pero más trabajo me ha costado entender que el Gobierno «socialista», «representante de la clase obrera cubana», lo acepte cuando miles de profesionales, especialistas, técnicos y trabajadores están desempleados o subutilizados en otras tareas, deseoso de ejercer sus profesiones y recibir buenas remuneraciones por su trabajo.
No pretendo encontrar las razones. Alguna que solo ellos entienden tendrá el Gobierno-Partido-Estado, un solo dios en tres personas como la santísima trinidad, aunque nadie lo explique, nadie lo sepa, crean que a nadie le importa y en definitiva nadie esté de acuerdo.
Distintos reportes de prensa abordan el tema y no faltan las informaciones y especulaciones sobre el interés de la empresa militar encargada de las obras, de permitir esa contratación por la parte extranjera debido a que «los cubanos no alcanzan«, «no son buenos trabajadores», «los muchachos del servicio militar no saben» y otras cosas por el estilo.
Cualquiera que sea la explicación que se pretenda, algo queda claro: se está empleando en Cuba a trabajadores traídos desde muy lejos, a los que se le paga buenos salarios, mientras que existen cientos de miles de trabajadores cubanos tratando de inventarse la vida, sin empleos adecuadamente remunerados, a los que no queda otra opción para mejorar sus condiciones de vida y las de su familia que irse de Cuba como puedan, arriesgando todo.
Los burócratas que se han apropiado del país parecen estar desesperados por complacer a los pocos inversionistas extranjeros que han aceptado sus condiciones
Cuando menos, se trata de una muestra más del desprecio de la burocracia hacia los trabajadores cubanos, que nada deciden y poco reciben.
Pero no es casual que semejante barbaridad se esté haciendo en estos momentos. Los burócratas que se han apropiado del país, que manejan «sus empresas estatales» como si ellos fueran sus dueños, parecen estar desesperados por complacer a los pocos inversionistas extranjeros que han aceptado sus condiciones para tratar de salvar de la crisis al desastre que quieren seguir llamando socialismo en Cuba.
Y como el Gobierno cubano no acepta la libre contratación y son sus empresas intermediarias empleadoras las autorizadas a seleccionar el personal y a quedarse con cerca del 90% de lo que paga el extranjero por cada trabajador, para poder determinar y controlar sus trabajadores a su antojo los capitalistas extranjeros han adoptado esta modalidad de importar trabajadores.
Los desesperados gobernantes, en su afán de hacer producir las empresas mixtas, han aceptado el disparate, como siempre, sin medir todas sus consecuencias.
Desde luego, a ellos no les importa la reacción de los trabajadores y del pueblo cubano. El que no esté de acuerdo, que se vaya, y el que proteste, a la cárcel. Muy democrático todo.
No por gusto, desde fines del siglo XIX a este tipo de estatal-socialismo se le denominaba carcelario o de cuartel. No por gusto, nuestro José Martí escribió: «¡Mal va un pueblo de gente oficinista! Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes.»
Quede claro una vez más que desde las posiciones del socialismo democrático condenamos estas prácticas antinacionales, antiobreras y contrarrevolucionarias del modelo estatalista asalariado centralizado económica y políticamente, de corte semifeudal, impuesto en Cuba en nombre del socialismo.
No, no. No más en nombre del socialismo.