Enrique Krauze: «Chávez no fue sanguinario, Maduro sí»

enrique-krauzeEl historiador mexicano Enrique Krauze reedita su libro ‘El poder y el delirio’ sobre el líder chavista con un prólogo para los españoles

Ocurre en la izquierda y ocurre en la derecha. El populismo o la fascinación por el líder carismático están al margen de las ideologías. Una advertencia que el historiador y ensayista, Enrique Krauze (México, 1947) quiere hacer llegar a aquellos países que son víctimas de este tipo de gobierno o pueden llegar a serlo. “El populismo alimenta la engañosa ilusión de un futuro mejor que posterga siempre, enmascara los desastres, reprime el examen objetivo de sus actos, doblega la crítica, adormece, corrompe, y degrada el espíritu público”, escribe el historiador en su libro El poder y el delirio publicado en 2008 pero que ha sido reeditado hace unos días con un nuevo prólogo dirigido a los lectores españoles.

En su ensayo, Krauze repasa la vida de Hugo Chávez desde su infancia hasta la derrota que sufrió el 2 de diciembre de 2007 cuando los venezolanos votaron no a la relección indefinida del expresidente. Invita a una reflexión para que ningún país repita el destino del país sudamericano: “Hoy Venezuela –con una de las mayores reservas petroleras del mundo- está en camino de reeditar la historia de hace dos siglos: está en peligro de la destrucción”.

España ha contraído esa especie de virus político que es la fascinación por el líder carismático

Pregunta. ¿Por qué reeditar su libro con un prólogo dirigido a los españoles?

Respuesta. Bueno no solo España , sino Europa y ahora también Estados Unidos ha contraído esa especie de virus político que es la fascinación por el líder carismático. Hace unos meses parecía que ese virus estaba atacando a España de manera muy fuerte con el surgimiento de Podemos, muy concentrado en la figura carismática de Pablo Iglesias, y por ese motivo sumado al drama económico, político, humanitario de Venezuela decidí que eran dos buenas razones para proponer la reedición corregida, aumentada, revisada y con este nuevo prólogo de mi libro.

P. ¿Ve una semejanza entre Pablo Iglesias y Hugo Chávez?

R. Yo nunca hago explícito ese paralelo. Simplemente digo que se trata de la fascinación con la figura carismática de un líder que propone la salvación, la redención o un cambio muy profundo en la sociedad atacando al no pueblo en nombre del pueblo. Se trata de un fenómeno muy riesgoso porque, simplemente en el siglo XX, todos aquellos regímenes concentrados en la figura de un solo hombre que dice encarnar al pueblo, han terminado, no solo en la ruina económica, sino en la desgracia política, moral y en la guerra de todos contra todos. Las sociedades deben de quedar advertidas e inmunizadas contra este virus.

P. Mencionó que también está ocurriendo en Estados Unidos.

R. Ante nuestros propios ojos. Ocurre en la izquierda y en la derecha. Nadie piensa que Trump tenga una molécula de la vocación de izquierda en las venas, como tampoco nadie pensaría a Chávez o Maduro como personajes de la derecha, sin embargo, se parecen mucho por el uso demagógico del micrófono, de la imagen, por prometer lo que es imposible y decir lo que la gente quiere oír. Por engañar.

P. ¿Cree que Podemos podría cumplir su decálogo del populismo?

R. Algunos personajes muy conspicuos de Podemos fueron asesores abiertos del chavismo. Yo creo que simpatizaron con él y luego se fueron deslindando, pero nunca de manera suficientemente crítica y mucho menos autocrítica, de modo que creo que cabe todavía preguntarles cuál es su opinión elaborada con respecto a la tragedia de Venezuela, al hambre, inflación, desabasto, a la opresión política, crisis social. Mi prólogo es una invitación a la reflexión. Por fortuna el público español ha tenido una maduración política, democrática y cívica, entienden que muchas cosas están muy mal, pero no están dispuestos, por ahora, a entregar todo el poder a una persona. Sería suicida, creo que ya no va a ocurrir.

P. Parece que Venezuela está peor ahora con Maduro que con Chávez, ¿es una cuestión de liderazgo o era una bomba de relojería que coincidió con la muerte de Chávez?

R. Está relacionado con el precio del petróleo, en 2008 cuando visité Venezuela el ministro de Hacienda de entonces me dijo que el barril del petróleo llegaría a 250 dólares y eso les permitiría construir la gran sociedad comunista que ni Cuba, China o Rusia habían podido. Ahora está a menos de 50 y puede seguir bajando. La raíz de los problemas de Venezuela tiene su origen al entregar toda la potestad a una sola persona. Chávez terminó sintiéndose Dios y un hombre que se siente Dios hace muchas tonterías. Destrozó la industria petrolera en Venezuela, puso a unos en contra de otros, sembró la discordia absoluta. El producto de eso es lo que estamos viviendo ahora. No podía haber escogido un sucesor más inmaduro que Nicolás Maduro.

Que los países vecinos se queden callados es algo criminal

P. ¿Por qué hay una indiferencia de los países vecinos? Chávez prácticamente regaló petróleo a algunos de ellos ¿es esta la razón de su silencio?

R. Parte es por los regalos petroleros, pero la otra parte es una profunda hipocresía que se ve a sí misma como realpolitik: “No podemos meternos en los asuntos internos de Venezuela” dicen ellos “porque eso solo agitaría el avispero”. No se dan cuenta de que con su indiferencia lo que están haciendo es cerrar los ojos ante la tragedia cotidiana de un pueblo. Ven cómo el país de recursos petroleros más importantes de América ha sido reducido a una situación de necesidad y pobreza como los peores años de Cuba y se cruzan de brazos. Que los países vecinos se queden callados es algo criminal. Creo que la historia se los va a cobrar.

Maduro no es Chávez, el carisma no se transmite. Chávez no fue sanguinario, Maduro sí

P. ¿Cómo cree que vería Chávez el deshielo entre Cuba y EEUU?

R. Creo que lo hubiese apoyado. Chávez tenía una relación filial con Fidel Castro. Puso a Venezuela al servicio de Cuba, así que creo que se las habría arreglado para colocarse en el camino. En cambio, el deshielo le ha restado legitimidad a los desplantes antimperialistas de Maduro que se ha quedado con un ejercicio del poder absolutamente desnudo, sin discurso, pero aún tiene el micrófono. Maduro no es Chávez, el carisma no se transmite. Chávez no fue sanguinario, Maduro sí, no creo que Chávez hubiera encarcelado a Leopoldo López o a Ledezma. Era un hombre mucho más inteligente y maquiavélico en el buen sentido.

P. Usted describe a Rómulo Betancourt (expresidente venezolano) como «la figura democrática más importante del siglo XX» ¿Tenemos un personaje así en México? ¿Y en España?

R. En México, no. En España, el colectivo que firmó los Pactos de la Moncloa durante la transición española. Creo que en España la democracia llegó para quedarse. Esto no ocurrió en Venezuela, donde aunque creció y se modernizó, no se institucionalizó de manera suficiente. Betancourt para mi es el demócrata, el estadista más importante del siglo XX en América Latina.

P. Simón Alberto Consalvi (historiador y escritor) afirma en su libro que «de Bolívar va a quedar muy poco después de Chávez». Ya murió ¿qué queda de Bolívar en el Gobierno de Maduro?

R. Bolívar como se dice ahora está on hold, la historia de venezolana no le ha puesto delete pero sí on hold. Maduro no tiene la capacidad ni la desfachatez de invocar a Bolívar, su Dios es Chávez. Bolívar está ahí, que lo dejen dormir y que lo vuelvan a estudiar en generaciones siguientes. El uso histórico y político que hizo Chávez de Bolívar fue escandaloso.

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