Literatura y Lengua

Escritor Leonardo Padura dice que el discurso del Papa en Cuba creó simpatías

PADURA

Alabó el estilo del papa Francisco que utilizó “muchas metáforas bíblicas para hablar de la pobreza”

El escritor y periodista cubano Leonardo Padura afirmó el pasado viernes en Sao Paulo que el hecho de que el papa Francisco hablara en español durante su reciente visita a Cuba le granjeó una corriente de simpatía en la isla caribeña.

Con su buen humor habitual el escritor, además de poner de relieve las contradicciones que caracterizan sus novelas, hizo hincapié en la importancia de la visita del papa Francisco a Cuba, donde por primera vez “un pontífice habló en español”.

Para Pandura, el discurso del papa con “metáforas bíblicas” para hablar del amor y de la pobreza tenía “segundas intenciones”, en referencia a su posterior visita a Estados Unidos, país al que llegó el pasado martes y donde habló de las relaciones bilaterales entre ambas naciones con el presidente Barack Obama.

Pandura alabó el estilo del papa Francisco, que utilizó “muchas metáforas bíblicas para hablar de la pobreza”, sí, pero sobre todo, desde su punto de vista, “con la intención de crear una atmósfera positiva en los Estados Unidos”.

“Este papa tomó la realidad y los actos políticos que envuelven a los Estados Unidos y a Cuba para conseguir llevar un mensaje de que las cosas han cambiado mucho y que ahora somos vecinos y no enemigos”, dijo Padura al público brasileño presente en el festival internacional Literary Pauliceia.

También guionista y periodista, Padura es uno de los novelistas más reconocidos de su generación, uno de los principales nombres de las letras hispánicas contemporáneas y una de las voces más autorizadas a la hora de hablar de la situación cubana, tanto dentro como fuera de sus fronteras.

Padura señaló que “Cuba necesita reinventarse” para aumentar su productividad, ya que, en su opinión, esa es la “única” manera de que todos los beneficios sociales puedan ser salvaguardados.

“Tal vez estemos besando al capitalismo, pero no se trata de abrazarlo y sí de aprovechar este momento para mejorar la infraestructura de Cuba, que está obsoleta”, afirmó.

Según Padura, que se declara ateo, aunque la Iglesia tiene un pensamiento católico ortodoxo, a menudo “retrógrado y reaccionario”, la presencia del pontífice despertó simpatía entre los cubanos.

Tras las dos visitas papales anteriores a Cuba (Juan Pablo II, en 1998, y Benedicto XVI, en 2012), el escritor valoró que en esta ocasión el pontífice llegara a la isla con un discurso “sin confrontaciones” y que no buscaba analizar “la situación interna” del país.

El escritor, que tiene también la nacionalidad española, fue galardonado el pasado junio con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, lo que describió como un “triunfo personal y una victoria cubana”.

Padura también habló de la situación de los refugiados, que fue uno de los temas centrales de su última obra, ‘Herejes‘, de los problemas sociales, de la construcción de narrativas y, por supuesto, de literatura.

En su último trabajo, que llegará a las estanterías brasileñas este mes, aborda la polémica historia de la negación por parte de Cuba de acoger a refugiados judíos a finales de la década de los años 30, cuando huían de del nazismo imperante en el Viejo Continente.

Volviendo a los temas de actualidad, Padura habló sobre la difícil situación de los refugiados sirios que, a día de hoy, buscan entrar en Europa intentando escapar del conflicto armado que está arrasando su país y que sienten el mismo “dolor por no poder quedarse en su propia casa” que aquellos judíos rechazados por Cuba.

“Lo más contradictorio es que países que hoy se niegan a recibir inmigrantes eran, en su mayoría, países socialistas; por lo que muchos se preguntan para qué pasar por 40 años de comunismo para obtener estos resultados”, ironizó el escritor, con una sonrisa en sus labios.

Por segunda vez en Brasil en lo que va de año, tras su participación en la Fiesta Literaria Internacional de Paraty (Flip), en el litoral de Río de Janeiro, se mostró próximo a sus lectores y no tuvo reparos en firmar algunos de sus libros.

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