Escuchando la sabiduría maorí
Una de las consecuencias positivas de la crisis sanitaria mundial ha sido la búsqueda de recursos tradicionales para combatir la mortífera pandemia, afanados en hallar en la botica de la abuela o los mejunjes de los chamanes el remedio que la vacunación parece incapaz de proveer al angustiado planeta, y, vinculada a ella, la urgencia de establecer sobre bases diferentes una cooperación que generalmente ha sido tramposa, teñida de colonialismo y motivada por intereses mercenarios.
La revista NATURE ha realizado una encuesta entre diversas comunidades del globo, donde destaca la experiencia de profesores de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, interesados en revalorizar las enseñanzas de la cultura maorí vigente en la isla desde hace cinco siglos, motivados por la iniciativa gubernamental que fracasó en 2016 en el Océano Artico ante la desconfianza de la población local.
Dan Hikuroa. Foto www.auckland.ac.nz
El sociólogo y profesor universitario Daniel Hikuroa, de origen maorí, hace referencia a una consecuencia inesperada que surgió de un acercamiento más respetuoso a la mitología contenida en los proverbios populares o whakatauki, que se ha traducido en resultados concretos, como es el trazado de una importante carretera bien apartada de los parajes de un río que, según los aborígenes, son inundados cíclicamente por los coletazos de una monstruosa serpiente acuática a la que llaman taniwha.
Una fábula derivada, desde luego, de la observación empírica del régimen de lluvias, cuyo acatamiento permitió ahorrar dinero al contribuyente neozelandés y motivó el lineamiento llamado Visión Matauranga – por conocimiento, en la lengua maorí- supervisado por el Ministerio de Investigación, Ciencia y Tecnología, incorporado más tarde al de Negocios, Innovación y Empleo, que condiciona el financiamiento de proyectos a un careo previo con las necesidades del pueblo y su sabiduría ancestral.
Visión Mātauranga. Image Te Whare Kura O Rakaumaunga. Foto bioheritage.nz
Se logró así frenar a personas inescrupulosas que sólo procuraban apoyos para facilitar la obtención de recursos, sentando las bases de un trabajo conjunto más fructífero que, por ejemplo, motivó a la Universidad de Hamilton a programar encuentros semestrales entre sus autoridades y los jefes indígenas para generar confianza al evaluar los proyectos de los diferentes laboratorios.
Rawiri Waititi y Debbie Ngarewa-Packer, líderes del Partido Maorí, en el Parlamento. Foto Hagen Hopkins, Getty Images
Más que de integración, el profesor Hikuroa habla de tejer componentes individuales que al reforzar sus perfiles respectivos terminan por cimentar, paradójicamente, algo más sólido de cuanto existía en el comienzo, con el lógico beneficio de las comunidades locales y el gobierno nacional.
De aprovechar, en fin, la tradición oral resumida en el concepto de kaitiakitanga o responsabilidad colectiva sobre los recursos naturales, tan rico lógicamente por tratarse de un pueblo isleño de secular intimidad con su ambiente marinero.
Varsovia, enero 2022.