España: Pedro Sánchez inicia una negociación a la desesperada para ser presidente
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, tratará de cuadrar el círculo en las próximas semanas para conformar una compleja mayoría que apoye a un Gobierno «transversal, progresista y de cambio» presidido por él mismo. El reto parece imposible incluso para una gran parte de los dirigentes socialistas, con el Congreso más fracturado de la historia y un Grupo Socialista con sólo 89 escaños.
A pesar de todo, el secretario general del PSOE asumió el martes sin pestañear el encargo del Rey Felipe VI de tratar de formar Gobierno tras el segundo paso a un lado de Mariano Rajoy. Para conseguirlo y desde hoy, el Partido Socialista abrirá negociaciones «con todas las fuerzas políticas». Su objetivo será buscar el voto favorable o la abstención especialmente de lo que él llama las «fuerzas del cambio» –Ciudadanos y Podemos-, a las que pidió que «abandonen los vetos».
La negociación parece imposible, a la desesperada. Tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera se han vetado mutuamente y el PP no contempla tampoco, de momento, apoyar un Ejecutivo socialista. El líder del PSOE, sin embargo, se mostró fuerte y determinado en el Congreso: «Yo no soy Rajoy; yo voy en serio y llegaré hasta el final para formar Gobierno».
Sánchez es consciente de que el camino que tiene por delante es largo y complejo. Sin embargo, él y su equipo confían en que podrá conseguir un Gobierno en solitario del PSOE con el apoyo activo o pasivo (la abstención) de C’s, Podemos, PNV e Izquierda Unida. Todo frente a un PP noqueado por la corrupción y un presidente del Ejecutivo en funciones que no llegó a declinar el ofrecimiento del Rey para formar Gobierno porque ni se lo pidió.
Desde la noche electoral, Pedro Sánchez defiende que el PSOE es la primera de «las fuerzas del cambio», «la alternativa» al PP. Y defendió ya desde entonces que si Rajoy no consigue ser presidente -el líder popular, de momento, ha desistido dos veces-, es su «responsabilidad» intentarlo. Todo ello a pesar de la delicada situación interna del PSOE y de la oposición a intentar gobernar de gran parte de sus dirigentes. Varios presidentes y barones desconfían abiertamente de Sánchez. Es el caso de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y de los de la Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha, entre otros.
Sánchez entiende que tiene la obligación de tratar de ser presidente, aunque la negociación parezca imposible. Él intentará con todas sus fuerzas conformar ese «Ejecutivo del cambio». Si finalmente no es posible, el líder del PSOE cree que los electores castigarán en las urnas al culpable de la repetición de las elecciones.
El martes, y tras las dos últimas audiencias del jefe del Estado, Felipe VI entendió que Mariano Rajoy no es el candidato idóneo para formar Gobierno. Como él mismo aseguró, aún no tiene apoyos suficientes para someterse a la investidura. En el otro lado, el Rey se encontró a Pedro Sánchez, que le transmitió que debería ser Rajoy quien intentara primero ser presidente, pero que añadió que «si Rajoy renuncia a su responsabilidad», él sí está dispuesto a buscar apoyos para su investidura.
Por eso, por la noche, Felipe VI comunicó al presidente del Congreso, Patxi López, que ha encargado la tarea de formar Gobierno a Sánchez. Sólo entonces, el secretario general del PSOE compareció ya como candidato: «Anuncio de forma solemne que el Grupo Socialista y yo mismo vamos a asumir esa responsabilidad y vamos a intentar formar Gobierno». Para ello, se ha dado un plazo de «al menos un mes».
Sánchez buscará apoyos «a la derecha y a la izquierda» y lo hará anteponiendo «las políticas y los programas» a «los sillones», en un claro mensaje hacia Podemos, que exige casi la mitad de los ministerios para apoyarle. El secretario general del PSOE presidirá hoy una reunión extraordinaria de los grupos parlamentarios en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo.
En esta reunión se designará, probablemente, una comisión negociadora que dirigirá -según varias fuentes- Antonio Hernando. Desde hoy mismo, Sánchez se pondrá en contacto con el resto de los líderes políticos para negociar un programa común, sin hablar aún del Gobierno.
Como explicaron tanto el presidente del Congreso como Sánchez, la investidura no se celebrará antes de cuatro o cinco semanas, para dar tiempo a tejer el pacto.
El líder socialista expuso que su prioridad en la negociación que comienza serán «los proyectos» y «el programa»: «Antes de los nombres vienen los programas, antes de con quién viene para qué», aseguró en la segunda de las dos ruedas de prensa que ofreció el martes. De esta manera, insistió en que la formación de Gobierno «no es un fin en sí mismo». «Nuestro objetivo son las políticas que pueda poner en marcha este Gobierno, así que no se trata de sillones, se trata de soluciones», recalcó.
Preguntado reiteradamente si contempla presidir un Gobierno de coalición, como exige Podemos, Sánchez no quiso confirmarlo ni descartarlo aduciendo que ese será el último de los pasos a dar. Todo el PSOE, tanto la dirección como los críticos, prefiere un Gobierno en solitario que luego pueda aprobar sus leyes y reformas apoyándose en distintos grupos parlamentarios.
Sánchez fue reiteradamente preguntado por las descalificaciones que volvió a lanzar contra él Pablo Iglesias. El dirigente socialista sólo le recomendó empezar un «camino de serenidad, de responsabilidad y de generosidad». Y añadió que los votantes de Podemos «no entenderían que no apoyara a un presidente socialista que pusiera fin a cuatro años de Gobierno del PP».
Sus cuatro prioridades a la hora de buscar acuerdos serán la creación de empleo y la consolidación de la recuperación económica; combatir la desigualdad; reformar la Constitución para solucionar «la crisis de convivencia con Cataluña», y un acuerdo por la regeneración democrática que devuelva a los ciudadanos su confianza en las instituciones.
Sánchez hablará con todos. Pero descarta «buscar el apoyo de los independentistas». De hecho, como recordó, los dos partidos han asegurado que van a votar en contra de un Gobierno socialista. «¿Por qué no fiarse de su palabra?», ironizó.
Tampoco buscará Sánchez inicialmente el apoyo del PP, una formación que no entra en su «formulación» del Gobierno porque está «asediado por la corrupción» y porque le hace responsable directo del deterioro del Estado del Bienestar y de los recortes de los últimos cuatro años.
La primera opción del PSOE es conseguir un acuerdo programático común con Podemos y C’s. Tras él, tratará de conseguir el voto favorable a su investidura. Sánchez es consciente de que Albert Rivera y Pablo Iglesias son casi incompatibles. Por eso, su apuesta es ser apoyado por uno de los dos y que el otro le deje gobernar con su abstención. Sánchez prefiere el sí de Rivera y que Iglesias no se oponga. A la vez, buscará el apoyo del PNV, Compromís, IU o CC.