Derechos humanos

Esta es la bomba de tiempo que tiene a Venezuela al borde de una tragedia

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La organización internacional Crisis Group, una ONG orientada a frenar conflictos antes de que la sangre llegue al río, acaba de lanzar un alerta sobre los riesgos de que la seria crisis que atraviesa Venezuela provoque un desastre.

Crisis Group es codirigida por Lord (Mark) Malloch-Brown, ex sub secretario general y ex administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; además lo acompaña Ghassan Salamé, rector de la Paris School of International Affairs (Escuela de Estudios Internacionales de París) y por el abogado Ayo Obe, columnista y presentador de TV de Nigeria.

Se define como una organización no gubernamental independiente, sin fines de lucro, “comprometida a prevenir y resolver conflictos terminales”.

Estas son algunas de las recomendaciones que hace Crisis Group para desactivar la bomba de tiempo venezolana:

– El gobierno debe admitir el problema. Debe dejar de ocultar las estadísticas reales y de acosar a quienes proporcionan información o exigen acceso a ella.

– Cualquier diálogo o acuerdo político debe priorizar las acciones concertadas para garantizar el suministro básico de recursos escasos, incluidos medicamentos, suministros médicos y alimentos básicos, a los más necesitados, y un sistema de bienestar social libre de intervención o manipulación partidista, que incorpore a actores no-gubernamentales, por ejemplo la Iglesia Católica y organizaciones humanitarias, como proveedores.

– El actual sistema de control de precios y cambio, que fomenta la corrupción, el contrabando y el mercado negro, al tiempo que alimenta la inflación y la escasez, es inviable y debe ser cuidadosamente desmantelado y reemplazado por mecanismos que proporcionen una red de seguridad para los pobres sin asfixiar la producción.

– El gobierno debería buscar un apoyo amplio para un programa de emergencia que restaure el equilibrio económico y proteja a los más vulnerables de las consecuencias del ajuste necesario, en lugar de culpar a la oposición y a los gobiernos extranjeros de una imaginaria “guerra económica”.

– La oposición debería resistir la tentación de sumar puntos políticos, reconocer que no hay ninguna solución indolora, y presentar una clara agenda de reformas económicas y sociales.

– Los vecinos de Venezuela y la comunidad internacional en general deben abandonar su renuencia a actuar y presionar explícitamente para que se restaure el Estado de derecho y los contrapesos y equilibrios institucionales, empezando por la estricta supervisión de las elecciones parlamentarias.

– Deberían además ayudar a aliviar los gastos sociales de la actual crisis ofreciendo alimento y ayuda médica y presionando para que se reconozcan y se controlen las epidemias.

En el diagnóstico sobre la situación del país se hace énfasis en los sectores de salud, abastecimiento y otros aspectos sociales. Se apoyan en testimonios y entrevistas a personas afectadas, estudios estadísticos de organismos públicos y privados y artículos de prensa.

“Camas hospitalarias, doctores y suministros médicos: Venezuela tiene uno de los peores historiales de gasto en salud de América Latina”, concluye.

“En 1998, antes de la llegada al poder de Chávez, (este gasto) se situaba al mismo nivel que Perú, con un gasto del 4,5 por ciento del PIB. Para 2006, esta cifra se había elevado al 5,7 por ciento, para volver a caer al 4,7 por ciento en 2012, una cifra insatisfactoria cuando se la compara con el 9,3 por ciento registrado en Brasil, por ejemplo, y el 6,8 por ciento en Colombia”.

– La Constitución de 1999 obliga al gobierno a establecer un servicio nacional de salud. Sin embargo, el proyecto de ley a estos efectos nunca llegó a convertirse en ley, y la situación ha empeorado debido a la existencia de varios sistemas separados que no están coordinados entre sí.

– Paradójicamente, la recentralización parcial del sistema hospitalario por parte del gobierno, que implicó despojar del control a algunos gobiernos locales, ha exacerbado el problema.

– Hay una grave escasez de camas hospitalarias. El mínimo requerido por cada 1.000 habitantes varía según el país, pero suele estar entre dos y tres en países con sistemas de salud eficaces. Venezuela cuenta con 0,9, pero según cálculos independientes, solo la mitad de las 33.000 camas del sector público están realmente disponibles

– Las clínicas privadas, que cuentan con 7.000 camas, atienden al 55 por ciento de los pacientes, una cifra que hace cinco años se situaba por debajo del 20 por ciento.

– La tasa de camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes en Venezuela equivale a la de Nicaragua. Brasil cuenta con 2,3 por cada 1.000 y Argentina con 4,7.

– Pero no solo hay escasez de camas. Según una encuesta realizada por médicos de la ONG Médicos por la Salud en 130 hospitales públicos, los equipos, por ejemplo de rayos-X y los tomógrafos, funcionan solo intermitentemente debido a la falta de divisas para importar repuestos.

– En mayo, la Federación Médica Venezolana (FMV) anunció que 12.830 médicos habían renunciado a hospitales públicos, de los cuales casi 8.000 habían emigrado, junto con unos 2.500 de clínicas privadas.

– El Ministro de Salud Henry Ventura insistió en que tan solo 320 habían salido del país, y solo para estudiar en el extranjero, pero que pensaban regresar.

– No obstante, la FMV advirtió que doce especialidades médicas se encontraban en “alerta roja” debido a la falta de personal, entre ellas pediatría, neonatología y anestesiología. En 2013, el gobierno decidió abordar este déficit mediante la incorporación al trabajo hospitalario de médicos integrales comunitarios sin formación universitaria.

– La mayoría de los medicamentos a la venta en Venezuela son importados o incluyen componentes importados. En 2013, las compañías farmacéuticas privadas estaban recibiendo un 34% menos de dólares por estas importaciones que en 2011, y esto derivó en escasez. La Federación Farmacéutica Venezolana (FFV) dijo en mayo que el 60% de los medicamentos no estaban disponibles en Caracas, y el 70 por ciento no lo estaban en el interior.

El costo humano de la falta de medicamentos:

– Desde el 1 de abril de 2015, los medicamentos coagulantes empleados para tratar la hemofilia solo han estado disponibles para emergencias. Las personas que padecen hemofilia de tipo A en Venezuela requieren 73 millones de unidades de Factor VIII cada año para cubrir las emergencias y el tratamiento preventivo.

– Este último es fundamental para prevenir la deformación de las articulaciones y la pérdida de movilidad, especialmente en los niños, y para reducir enormemente el riesgo de emergencias. El Estado venezolano tiene la obligación constitucional de brindar “tratamiento preventivo y oportuno”, pero en la actualidad las importaciones se limitan a cuatro millones de unidades cada tres meses. El Factor IX (que requieren las personas que padecen hemofilia de tipo B) fue imposible de obtener durante la mayor parte de 2014.

– En agosto de ese año, un adolescente de dieciséis años murió en San Cristóbal, en Táchira, a causa de la falta de Factor IX tras sufrir una hemorragia cerebral. Vicente Conde, un estudiante de diecinueve años de Barquisimeto que padece hemofilia B, dice que los 4.000 hemofílicos del país viven en un estado de permanente ansiedad.

– Muchos de ellos no son capaces de trabajar o participar en actividades normales por miedo a sufrir incluso un accidente leve. Conde, quien solía tener su coagulante a mano en caso de emergencia, ahora depende exclusivamente de llegar a tiempo al hospital adecuado. Sus cartas al ministerio de salud, al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS, responsable de suministrar el medicamento) y la Defensoría del Pueblo, no han obtenido respuesta. “Lo que han hecho es perjudicar seriamente nuestra calidad de vida”, dijo.

– Epidemias sin seguimiento: La última vez que el gobierno publicó un boletín semanal de epidemiología fue a principios de noviembre de 2014. Seis meses después, el recientemente nombrado ministro de salud Ventura dijo que ya no se publicaría más.

– Mortalidad infantil y materna: La tasa de mortalidad materna se encuentra entre las más elevadas de la región, y sigue en aumento. Las cifras oficiales son inconsistentes, pero según una fuente, entre 2012 y 2013 aumentó de 92 a 110 por cada 100.000 nacidos vivos.

– La mortalidad infantil disminuyó en los primeros años del gobierno de Chávez, pero desde 2006 se ha mantenido estable en alrededor de catorce en el primer año de vida por cada 1.000 nacidos vivos.

– Una de las razones es el colapso de los hospitales sin que se construyan otros nuevos. Al principal hospital de maternidad de Caracas le faltan 41 especialistas en neonatología, y su unidad de cuidados intensivos estuvo cerrada de 2009 a 2014.

– Dos de los factores contribuyentes son el hecho de que Venezuela tiene la tercera tasa de embarazos adolescentes más elevada de la región, y que casi tres quintas partes de las mujeres embarazadas no reciben ningún cuidado prenatal.

– Venezuela tiene la tasa de inflación más elevada del mundo, junto con una recesión que se prevé que recorte el PIB en un 7% en 2015, tras el descenso del 4% del año anterior. También sufre de uno de los mayores déficits fiscales del mundo, que algunos estiman en casi el 20 por ciento del PIB. Las reservas de oro y divisas han caído a su nivel más bajo en más de una década.

– Estancamiento agrícola: Tras registrar un crecimiento sostenido entre 2002 y 2008, la producción agrícola disminuyó en los tres años siguientes. Y aunque creció en términos nominales en 2012 y 2013, registró una caída anual en volumen per cápita de 1,5 por ciento anual en estos dos años.

– Durante este último periodo (el más reciente para el cual se dispone de cifras), la producción total se mantuvo estable alrededor de los 15,5 millones de toneladas, mientras que la población aumentó en casi medio millón anual.

– La producción de carne per cápita disminuyó en casi un tercio, y para 2011 el país, otrora auto suficiente, se veía obligado a importar más de la mitad de lo que consumía.

– En junio de 2015, el presidente de la Federación Avícola de Venezuela, Simón Leal, afirmó que el déficit mensual de pollo es de 50.000 toneladas. La industria produce tan solo 70.000 toneladas al mes, y necesitaría $2,5 mil millones anuales para comprar insumos a fin de satisfacer la demanda.

– En general, las importaciones per cápita de productos agrícolas y alimentos aumentaron de un promedio de $65,9 en la década de los 90 a $134,6 en la década de 2010, alcanzando una cota máxima de $276 en 2008.

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