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‘Estamos viviendo el colapso de un modelo económico, político y social’, afirman católicos cubanos

Más de cien cubanos, mayoritariamente católicos, suscribieron una carta titulada 'He visto la aflicción de mi pueblo'.

Más de cien cubanos, mayoritariamente católicos, suscribieron una carta titulada «He visto la aflicción de mi pueblo«, en la que afirman que los cubanos «estamos viviendo el colapso de un modelo económico, político y social» y cuestionan la corrupción y desigualdad imperante.

Los firmantes afirmaron que «el pueblo tiene que coimplicarse, ponerse en camino, y aprender a vivir en libertad a través de un inmenso desierto que le supone numerosas renuncias, la tentación de preferir ciertas comodidades a la libertad».

En el documento dicen contemplar la realidad de la Isla «con inmenso amor, como lo hace un hijo con su madre; y también con mirada crítica, como lo hace un hijo adulto que ha renunciado a permanecer como un eterno inmaduro».

«No existe ya aquella pretendida y a la vez artificial uniformidad social. En Cuba coexisten diversos estratos sociales y económicos. La presencia de clases sociales y el progresivo ahondamiento de sus diferencias es una realidad palpable y especialmente dolorosa cuando los más pobres sufren los embates de medidas económicas que los dejan desamparados», afirmaron los suscriptores del texto.

«Cuba también es diversa desde el punto de vista político e ideológico. Hay un sector afín a la ideología oficial que sustenta el Estado, y también hay numerosos sectores en la sociedad civil con otras orientaciones ideológicas que, aunque no son reconocidas oficialmente, están presentes, algunas de ellas con organización, y ejercen un influjo real en la sociedad», agregaron.

Los autores del texto también mencionan la importancia de internet y las redes sociales y afirmaron que «la continua promesa incumplida ha llevado a un cansancio y a un escepticismo que cae como una densa nube sobre el cubano de a pie. Éste, a menudo, siente que se hunde en el desaliento por vivir en un país cuyo futuro feliz se aleja, como el horizonte, con cada paso».

Respecto a las tiendas en Moneda Libre Convertible y el ordenamiento monetario dijeron que «amargan aún más la cotidianidad de este pueblo. Su trabajo no le permite el acceso a comprar dignamente lo que necesita. Vive acosado por un grave desabastecimiento, por precios prácticamente inalcanzables, y por tener que pagar en una moneda extranjera que con su esfuerzo no puede ganar. Esta situación lacera el valor del trabajo y con él, la mismísima dignidad humana. Depender de lo que otros manden del fruto de su trabajo, nos coloca inevitablemente en una situación de mendicidad».

«Cuba necesita cambios políticos. Con esta intuición de los obispos cubanos, hoy son muchos los que se comprometen por un cambio pacífico y, lamentablemente, reciben la represión por respuesta. Empeñarse en superar la precariedad y llevar a Cuba a un futuro digno, tiene que pasar por el reconocimiento de la realidad y por la escucha de aquellos que con buena voluntad ofrecen alternativas», agregaron.

Los firmantes afirmaron que «la doble moral y la mentira se han convertido en elementos cada vez más habituales de nuestra cotidianidad. La falta de libertad de pensamiento y la censura estimulan la incoherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Por otra parte, la casi imposibilidad de vivir sin incurrir en ilegalidades, hace del «mercado negro» un aliado indispensable de la subsistencia y un ámbito dominado por el robo, el soborno y hasta el chantaje».

También recordaron la situación de los ancianos, quienes «carecen de una economía que los sustente, a pesar del aumento de las pensiones, además de la ausencia de medicamentos imprescindibles y del necesario afecto».

Sobre la educación afirmaron que «La subordinación de los intereses educativos al sistema político-ideológico, provoca que el nivel académico haya bajado drásticamente en los últimos decenios. Este sometimiento de la educación a la política explica la mutilación del pensamiento crítico, la imposición de un esquema único de reflexión en el que pocos creen, la precariedad de medios y de personas competentes».

Los firmantes pidieron mejores marcos legales, el reconocimiento de la plena ciudadanía de los cubanos residentes en el exterior, entender lo que significa la reconciliación nacional, entender la relación entre amor y verdad y optar por la verdad.

«Hemos compartido esta reflexión en el respeto y la valoración de aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que en el ejercicio de su libertad han decidido no profesar la fe y que también comparten nuestros deseos de renovación, conscientes de que la realidad nos interpela a todos y de que una Cuba para el bien de todos solo se puede edificar desde el aporte sincero de cada uno», finalizaron los firmantes del texto.

 

 

 

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