Explicaciones que faltan
Los del “socialismo democrático” no son víctima de Apruebo Dignidad. Resolvieron ser parte de este Gobierno y repartirse los cargos, sueldos y altas responsabilidades. Pero están en deuda con los ciudadanos.
Déjense de cuentos. Partieron abrazados y constituyeron el octubrismo, con toda su carga de violencia y destrucción, celebrando el daño que hacían a la administración de derecha, no a Chile.
El 12 de noviembre de 2019 le pusieron el cuchillo al cuello al Presidente Sebastián Piñera en una declaración que firmaron 14 partidos de centro y ultra izquierda, desde la DC al PC exigiendo, sin matices, caos o Asamblea Constituyente y nueva Constitución.
Ahora una parte de esos partidos, que participa en el Gobierno, se ha autodenominado “socialismo democrático” y comienza a sentir incómoda la política de la movilización social que antes avalaron, la cual con distintos nombres, “presión o la calle”, no es otra cosa que obtener resultados políticos avalando la violencia indiscriminada y atajando su represión.
Ahora parecen renuentes, frente a las convocatorias del PC y del propio Frente Amplio, de volver a la calle para hacer aprobar proyectos para los que no tienen mayoría en el Congreso, porque en verdad no tienen seguridad del resultado si desatan el proceso anárquico de nuevo. Antes estaban ellos de reserva, pero fracasaron en proponer una nueva Constitución y si otrora el octubrismo permitió avanzar como el agua a la delincuencia y al crimen organizado, ahora podría sencillamente tomarse el país y buscar hacer caer al actual Gobierno. No hay que olvidar que antes impidieron la represión del caos con el arma de las acusaciones de violar los derechos humanos y hoy están divididos frente a la legitimidad del uso de la fuerza. Los uniformados que pagan cárcel por haber actuado en nombre del Estado son también una advertencia para la futura acción de las policías y las Fuerzas Armadas.
Este socialismo democrático se ha quejado, en ocasiones, de que ellos pagan los costos siendo leales al Gobierno. Es lo que ocurre cuando se trata de enfrentar la crisis de seguridad, que gatilló una agenda express luego de tres carabineros muertos en 23 días en marzo pasado. Pero la ministra del Interior, la PPD Carolina Tohá, para continuar en el Ejecutivo, tiene que hacer contorsiones para avanzar en la autodefensa de carabineros, frente a migrantes y delincuentes cada vez más agresivos, en circunstancias que la coalición de gobierno, Apruebo Dignidad, es contraria a ello. Y eso explica que descalificara como “gatillo fácil” al proyecto que buscaba establecer la legítima defensa privilegiada de la policía.
Estas contorsiones la llevan con frecuencia a cometer errores. Porque pensando en sus socios en La Moneda es que, cuando discutían cómo poner atajo a las tomas que el octubrismo multiplicó en todo Chile, planteara distinguir entre las tomas violentas y la tomas “pacíficas”. Como si alguna vez pudiera considerarse un signo de paz (o un derecho) el arrebato de facto de la propiedad privada.
Es que no es fácil para los miembros de los criticados “30 años” explicar a la ciudadanía que el Presidente Gabriel Boric indulte como “presos políticos” a delincuentes comunes con amplio prontuario. O que otorgue pensiones de gracia de por vida a estos mismos malhechores que tiraron molotovs y dejaron en silla de ruedas a una PDI.
Pero estos exconcertación de los criticados 30 años han elegido convertirse en abogados personales del Presidente (el ministro de Justicia) o en vocera de Gobierno (la ministra Tohá), justificar pésimas reformas económicas (Mario Marcel) o faux pas sucesivos en relaciones internacionales (el canciller Van Klaveren). Vimos a la titular de Interior haciendo acrobacias para justificar que el Ejecutivo incorporara en el proyecto que busca regular el uso de la fuerza por parte las policías y las FF.AA (las famosas RUF) que estos deben actuar diferenciadamente según se trate de agresiones de minorías que incluyen las diversidades sexuales, migrantes o indígenas. Salvo los hombres blancos hetorosexuales, son todos identidades vulnerables para Apruebo Dignidad. Pero es lo que ella se pone a defender para finalmente aceptar que “se puede buscar una solución”.
Esta semana, nuevamente la titular de Interior, salió a hacer la exégesis de las rudas palabras del Presidente Boric. Cinco días antes, en la inauguración de una inversión de 2 mil 200 millones de dólares en una planta desalinizadora del grupo Luksic, no sólo se equivocó de apellidos (Narbona en vez de Fontbona), sino que se dio el gusto de criticar la “soberbia paternalista” de los empresarios, para luego exigir: “Para que se entienda más claro: más Narbona, menos Craig”.
La vocera comunista Vallejo pasó de largo, como lo suele hacer ante los desaguisados, pero la ministra a cargo de la seguridad trató de explicar la errónea y descriteriada cuña para dividir entre hermanos empresarios.
Como sea, el socialismo democrático no es víctima de Apruebo Dignidad. Sus protagonistas resolvieron ser parte de este Gobierno y repartirse los cargos, los altos sueldos y las más altas responsabilidades en todas las materias. Pero están en deuda con los ciudadanos a los que deben explicar por qué, si no asumen la ideología y los errores de Apruebo Dignidad, han elegido presentarse como sus abogados, pero diferenciándose como “democráticos”.