Explosiones en Beirut: una tragedia que sumerge en la ruina al Líbano
El sistema hospitalario se colapsa ante el aluvión de víctimas por las explosiones en Beirut, en medio de la peor crisis que vive el país en décadas. La destrucción del 85% de las reservas de trigo del país pone en peligro la seguridad alimentaria
Beirut vuelve a ser ciudad Fénix. Una villa destruida tantas veces en su historia como levantada sobre sus cenizas. Una capital cosmopolita que exhibe edificios esqueléticos como heridas abiertas de guerras modernas y antiguas, junto al esplendor recuperado. El martes, en un ciclo maldito que se repite una vez más, Beirut volvió a sufrir la devastación. Dos explosiones que tuvieron su origen en una nave del puerto que almacenaba nitrato de amonio, un material altamente peligroso, han dejado más de un centenar de muertos y unos 5.000 heridos y han reducido a escombros barrios enteros.
«La situación es apocalíptica, Beirut jamás ha conocido esto en su historia», declara el gobernador, Marwan Abboud. Casi la mitad de la ciudad «ha quedado destruida o dañada», según las primeras estimaciones de Abboud. «He realizado una visita por Beirut y los daños pueden elevarse a entre 3.000 y 5.000 millones de dólares», indicó a la agencia Afp precisando que se espera todavía una evaluación más detallada de expertos e ingenieros. Hasta 300.000 personas se han quedado sin hogar ante la masiva destrucción de amplias zonas residenciales aledañas al puerto y ahora dependen de las agencias humanitarias para lograr refugio, agua y comida.
«Hubiera dicho que fue un tsunami o incluso otro Hiroshima… Ha sido un verdadero infierno«, recuerda Elie Zakaria, residente del barrio de Mar Mikhail, uno de los más afectados por la catástrofe. El alcance de los daños tanto en vidas humanas como en cuantía económica puede ser aún mayor que el atisbado por ahora. Los equipos de rescate continuaban durante la jornada del miércoles tratando de sacar a decenas de personas que se temía seguían atrapadas entre los escombros, según señaló el director general de Protección Civil, Raymond Khattar. Las autoridades temen además que las dañadas estructuras de los edificios afectados acaben derrumbándose.
Uno de esos edificios dañados es el Hospital Saint Georges, cuya unidad de emergencias sufrió el impacto de las explosiones y se quedó sin electricidad. Sus médicos tuvieron que habilitar el aparcamiento para atender a los heridos. El corte de luz provocó la muerte a los pacientes de la UCI, al pararse los equipos de soporte vital, según informó el diario ‘An Nahar’. El miércoles, el centro sanitario tuvo que ser cerrado ante el riesgo de derrumbe.
UN SISTEMA HOSPITALARIO QUE SE «RESQUEBRAJA»
La tragedia viene a confirmar la ruina total que sufre el país, lastrado por meses de crisis económica que le ha sumido en la bancarrota y ha evidenciado el abandono en el que se encuentran sus infraestructuras básicas. El país declaró en marzo el primer impago de deuda de su historia. Mientras, el impacto del coronavirus, que obligó a confinar a la población en los meses más duros de la pandemia, ha ahondado en la debacle económica y ha arrasado la clase media: uno de cada tres libaneses ha perdido su trabajo. Casi la mitad de la población vive hoy bajo el umbral de pobreza, según estadísticas oficiales. La inflación de productos alimentarios ha aumentado un 109% entre septiembre y mayo, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El colapso afecta a la sanidad pública y privada. «Todo el sistema hospitalario se está resquebrajando en medio de lo que es -ya lo era antes de las explosiones- la peor crisis que vive el país en décadas», afirma Heiko Wimmen, director para Líbano, Siria e Irak del ‘think tank’ Crisis Group, en una entrevista telefónica con EL MUNDO.es. La debacle financiera ha provocado despidos masivos de personal sanitario en los últimos meses porque la falta de ingresos ha llevado a muchas familias a cancelar sus seguros médicos.
El Hospital de la Universidad Americana de Beirut, uno de los más grandes del país despidió hace unos días a más de 800 empleados sanitarios. Es solo un ejemplo de la decadencia en la que se encuentra el sistema médico. «El Estado, en bancarrota, tampoco transfiere fondos a la sanidad pública: no puede pagar», describe Wimmen.
«Los hospitales ya se encontraban al límite de su capacidad y ahora esta tragedia les ha hecho llegar a un punto de ruptura. Por un lado, sufrían el impacto de una segunda ola de coronavirus, más fuerte que la primera; también tenían problemas ante las dificultades para importar material médico por la escasez de dólares. Los hospitales de Beirut luchaban además ante los cortes de electricidad, a la que sólo tenían acceso entre 12 y 18 horas al día», añade. Las detonaciones han destruido reservas de medicinas almacenadas en el puerto.
«La situación es catastrófica, con decenas de personas todavía desaparecidas. Los equipos de rescate siguen buscando a gente atrapada en sus hogares. Los hospitales están completamente sobrepasados y no tienen capacidad para atender a los miles de heridos que están llegando en las últimas 12 horas», explica Emmanuel Massart, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Líbano, en un audio enviado a este diario. «MSF ha donado material a dos hospitales de Beirut que están recibiendo heridos y ha establecido un equipo de emergencia y respuesta rápida para intentar aliviar el peso que llevan sobre sus hombros los médicos libaneses», añade.
RIESGO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
Las explosiones también han comprometido la seguridad alimentaria del país, ya que han destruido el mayor silo de trigo, que se encontraba en el puerto de Beirut y donde se depositaba el 85% del grano. En otros casos, cuando no se han destruido, se han contaminado los alimentos almacenados. Según el ministro de Economía y Comercio, Raoul Nehme, todo el trigo ha quedado inservible y contaminado y admitió que solo «hay reservas para menos de un mes» y que se están buscando nuevos depósitos de almacenaje. La capacidad de importar también ha quedado muy limitada, pues el que es el segundo puerto del país ha quedado inoperativo durante meses. Líbano depende en un 80% de las importaciones de trigo y en los últimos meses éstas y todas la compras internacionales de alimentos, medicinas y combustible se han visto afectadas por la crisis financiera y la escasez de liquidez.
«La destrucción del grano almacenado creará escasez inmediata y será necesaria ayuda urgente para proveer a la población de alimentos y medicinas», vaticina Wimmen. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ahondaba en este riesgo: «La destrucción del puerto podría tener un efecto devastador en la población del Líbano en términos de pérdida de capacidad para importar productos esenciales. También afectará al conducto de la ayuda humanitaria, incluidas las operaciones de asistencia del CICR en Líbano y la vecina Siria».
A la petición de asistencia internacional libanesa han tendido ya la mano EEUU, la Unión Europea, Francia, Reino Unido, los países del Golfo, Irán e incluso Israel.
ESTADO DE EMERGENCIA
El Gobierno libanés declaró Beirut en estado de emergencia durante dos semanas y trasladó las competencias de seguridad a las autoridades militares. El presidente, Michel Aoun, ordenó liberar 100.000 millones de libras libanesas del presupuesto de 2020 para la emergencia. También encargó una investigación sobre lo ocurrido, que deberá presentar sus pesquisas en cinco días para encontrar a los culpables.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, afirmó que las explosiones fueron causadas por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que estaban almacenadas en el puerto de la capital libanesa. «Es inadmisible», ha declarado. «Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema», dijo.
Según investigaciones iniciales reveladas por la agencia Reuters, se apunta a una negligencia y a años de inacción tras el almacenamiento de material altamente peligroso sin medidas de seguridad. «Es una negligencia», indicó una fuente oficial, señalando que la seguridad del almacenaje se llevó ante diferentes comités y jueces y «no se hizo nada» para elevar una orden o trasladar el material.
El Gobierno ordenó el arresto domiciliario de todos los funcionarios del puerto de Beirut que hubieran tenido algo que ver con la seguridad del recinto y el almacenamiento del material desde 2014, mientras se depuran responsabilidades.