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Félix Ovejero: «Espero un desastre apocalíptico del PSOE; es necesario»

En 'La razón en marcha', el economista y filósofo recorre una andadura personal y política con Julio Valdeón

                                   Félix Ovejero, en Barcelona durante la entrevista PEP DALMAU

 

El 29 de mayo, el día después del hundimiento Pedro Sánchez convoca elecciones para el 23 de julio. Veníamos a hablar con Félix Ovejero de ‘La razón en marcha’ pero la convocatoria histórica -o histérica- motiva el vaticinio: «Hasta ahora el poder era lo que aseguraba la fidelidad del partido a Sánchez. Estaban agarrados para que nadie se moviera. No olvidemos que era una mayoría minoritaria. Ahora ese hilo se ha roto. No es aventurado conjeturar que es su política de pactos lo que los ha llevado al desastre. Se pasa de ser aliados circunstanciales, los barones y Sánchez, a rivales explícitos. En Navarra y el País Vasco, Bildu va a pedir apoyo para gobernar a cambio de sostener a Sánchez en Madrid. Hablando en plata: socialistas vascos tendrán que sostener en los ayuntamientos a herederos ideológicos de quienes los asesinaron. Se necesitará mucho estómago. Y en el resto de España ¿cómo vendes eso, que es precisamente el origen del desastre del domingo?»

El responsable del desastre es un político sin convicciones ni escrúpulos, subraya Ovejero: «Sánchez es un caso de manual de la triada oscura: Maquiavelismo, Narcisismo y Psicopatía. El problema es que carece de credibilidad. Tú puedes embarcar a la gente para ir a la playa, bien. Si luego dices que vas a la montaña, muchos se bajarán. Solo los fanáticos te seguirán. Pero si después sales con que quieres ir otra vez a la montaña, la cosa se complica: los de la montaña ya se bajaron del autobús. Se ha quedado sin moto que vender; ni siquiera la guerra cultural y las locuras de Podemos le rentan. Espero un desastre apocalíptico del PSOE. Es la condición necesaria para la reconstrucción de la izquierda. Aunque no sé si suficiente».

El 8 de octubre de 2017, una semana después del referéndum ilegal del 1-O, el historiador Julio Valdeón se había citado a comer con Félix Ovejero. De la primera conversación, a la que seguirían otras en modo presencial o por Zoom, surgió el primer retrato del intelectual solitario e indomable: «Ovejero funge como último o penúltimo representante de la izquierda ilustrada. Una izquierda amenazada de extinción, mientras la izquierda ‘mainstream’ agoniza millonaria de identidades, coleccionista de agravios, irracional y romántica, pueril y adolescente. Denunciarlo implica arriesgar la excomunión, y eso justamente es lo que hace Ovejero, concentrado en combatir la dictadura del abolengo y el despotismo del Rh».

Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, donde imparte Filosofía Política y Metodología del las Ciencias Sociales, Félix Ovejero Lucas (Barcelona, 1957) transitó de las aulas a la arena política en la foto fundacional de Ciudadanos: Albert Boadella, Arcadi Espada, Ferran Toutain, Félix de Azúa, Francesc de Carreras, Iván Tubau, Xavier Pericay… Ensayos como ‘Contra Crogmanon’, ‘La deriva reaccionaria de la izquierda’ o ‘Secesionismo y democracia’ le pusieron en el punto de mira de los inquisidores, sean de la izquierda podemita como de una burguesía catalana que oculta la pulsión depredadora bajo el disfraz victimista del pueblo oprimido.

Hablamos en el hotel Astoria de Barcelona, rodeados de las obras del artista Ricard Opisso. En una caricatura futbolística el equipo del R. C. D. Español posa con las bocas tapadas bajo el refrán de «muts i a la gàbia» («callados y a la jaula»). Parece una metáfora del régimen nacionalista, donde solo se concebía una única forma de ser catalán: la alternativa para el resto de la ciudadanía era el silencio.

En 1996 Ovejero publicó su primer artículo en ‘El País’. Acababa de leer un ensayo del economista Timur Kuran, ‘Verdades privadas, mentiras públicas’: aludía a «la espiral del silencio», cuando la mayoría calla y se impone un falso relato colectivo. «El llamado oasis catalán no se sostenía con la realidad de Cataluña. Inspirado en el título de Kuran, envié mi artículo, ‘Mentiras públicas, verdades privadas’ a la edición catalana, que dirigía Lluís Bassets: ni se molestó en contestarme. Dos meses después lo volví a enviar a Madrid y Estefanía lo publicó el 21 de diciembre de 1996», explica.

Discípulo aventajado del filósofo marxista Manuel Sacristán, Ovejero constató cómo la versión catalana del PCE, el PSUC y su escisión maoísta Bandera Roja encarnaban en gran parte los «señoritos de mierda» que Juan Marsé satirizó en ‘Últimas tardes con Teresa’. Burgueses que acabaron compartiendo el poder con un pujolismo que les tachaba de poco catalanistas. Esa izquierda, señala Ovejero, «ha renunciado a los principios que históricamente la había definido para volverse hacia los valores que tradicionalmente ha asumido la derecha como la identidad. El nacionalismo plantea dos cosas: nosotros participamos de una identidad y por esa identidad ni redistribuimos ni queremos votar contigo. El principio señorial contra los Estados Generales. Si apuestas por la democracia tienes que combatir el secesionismo».

El diagnóstico sobre el viejo PSUC es igualmente aplicable al PSC que Ovejero define como «el nacionalismo con unos años de retraso». La deriva soberanista del Tripartito de Maragall y la reforma del Estatuto de Cataluña, que nadie demandaba, fueron motivos fundacionales de Ciudadanos.

Discurso republicano del Rey

Después del 1-O de 2017 llegó el 3-O, con una huelga general bendecida desde la Generalitat. Ovejero compara el discurso del Rey con el de Kennedy contra George Wallace, gobernador racista de Alabama. «Wallace consideraba que no existía un imperio de la ley por encima de una voluntad popular». Por eso califica el discurso del Rey desde el plano conceptual como «el más republicano que se ha hecho en España si entendemos que la república es ante todo el imperio de la ley». A quienes cuestionan la Monarquía porque no se validó en un referéndum lanza una respuesta demoledora: «Tampoco se preguntó sobre el estado de las autonomías. Si hoy se celebrara un referéndum ganaría la Monarquía».

Ovejero no contempla justificación democrática alguna para un referéndum de autodeterminación: «El nacionalismo consiste en generar problemas a los que se presentan como solución y crear un nuevo problema, porque viven de la deslealtad. Su objetivo es la obstrucción de una comunidad política común». Comenzamos esta conversación hablando de Sánchez y acabamos con otras figuras del laberinto de la izquierda. Yolanda Díaz: «La inanidad bienintencionada, la vaciedad absoluta…». Ada Colau, descabalgada alcaldesa de Barcelona: «Ella y su partido han aprendido política a nuestra costa. Un producto más de la frivolidad de los pijos catalanes que le votaron porque creyeron que no tendría consecuencias».

 

 

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