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Foros paulistas, traidores y dinosaurios morados

 

En el Principio era el Verbo, nos dice la Biblia. Pero en el caso de ese artefacto llamado el Foro de Sao Paulo, no fue así; en este asunto en el principio fue el vil dinero, necesario para alimentar y motivar a la acción, reunión tras reunión, a las muy socialistas bocas de delegados provenientes de las regiones latinoamericanas, con invitados de todo el globo, representantes de todos aquellos cuyo único fin en la vida es vivir a costa de los demás para poder dedicarse a esclavizarlos, a nombre, eso sí, de la igualdad, la paz y la solidaridad.

Se reunió en Caracas el XXV encuentro del mentado Foro, comunistas y socialistas de América Latina, así como amigos de todo el planeta. Todos tienen en común un desaforado desprecio hacia los países y gobiernos donde la democracia liberal impera y forma parte de la cultura mayoritaria. ¡Pero cómo les gustan los placeres capitalistas! Tan solo unos datos del reciente encuentro caraqueño: Los asistentes internacionales del Foro de Sao Paulo se hospedaron en los hoteles Alba Caracas y Meliá Caracas, donde la habitación más económica (y que incluye solo desayuno) tiene un costo por noche de 1.159.000 bolívares (algo más de cien dólares), el equivalente a casi 28 salarios mínimos (fijado en 40 mil bolívares). Hay que incluir los gastos logísticos para movilizar a los invitados en su viaje a Venezuela y durante su estadía.

La diputada Yajaira Forero denunció que se calcula en 200 millones de dólares los invertidos en este evento, mientras el país sufre un colapso de los servicios básicos, como luz, agua y transporte, y millones de venezolanos han abandonado el país por su desesperada situación económica.

Pero eso, para un verdadero socialista revolucionario, son minucias sin importancia. En realidad, el Foro de Sao Paulo es un encuentro de clanes maleantes, hermanados en la defensa de toda clase de horrores, fundamentalmente de los crímenes de la revolución cubana, del sandinismo orteguista y del genocidio chavista.

Y es que a la izquierda no le está yendo bien en casi ninguna parte del planeta; el actual líder de la corriente en Europa, Pedro Sánchez (ejemplo perfecto de lo que pasa cuando el poder y la estupidez se reúnen), las está viendo difíciles para lograr apoyos necesarios con los que alcanzar una mayoría parlamentaria y poder formar gobierno; Angela Merkel le acaba de dar una lección sobre cómo realizar una negociación internacional, con los nombramientos de las nuevas autoridades europeas, y su desencuentro con su inevitable socio de gobierno, Pablo Iglesias –a quien atinadamente llamaron durante los recientes debates parlamentarios “un dinosaurio morado”, recordando el cuento de Augusto Monterroso- hace visibles unos odios incomprensibles entre futuros socios de gobierno, que se insultan mutuamente de lo más lindo, a pesar de que están destinados a formar el llamado jocosamente “gobierno Frankenstein” (eso sí, versión Mel Brooks).

Pablo Iglesias

¿Por qué no invitaron al “coletas” a Caracas? Pablo Iglesias, el dinosaurio morado, se habría sentido a gusto al lado de otros dinosaurios como él, de colores diversos, con predominio, eso sí, del rojo. Al líder de Podemos le habría beneficiado regresar a una ciudad que lo acogió y trató muy bien, cuando era uno de los asesores de Chávez, y le ayudaba a escudriñar y forjar las realidades sobrenaturales del “socialismo del siglo XXI”. A ese socialismo que fue capaz de crear organismos hoy irrelevantes como el Alba, Unasur o la Celac y que ha destruido a la nación venezolana. El último en afirmarlo ha sido el director de la FAO, organismo de Naciones Unidas para la Alimentación, quien acaba de informar que “21,2 millones de personas pasan hambre en Venezuela; es el peor caso de América Latina”.

En Caracas, con una asistencia magra y tristona, la más débil de la historia, aunque según Maduro fueron casi 700 (suponemos que incluía a los delegados del patio), estuvieron presentes el cubano Miguel Díaz-Canel, dictador-heredero de Cuba, y también se acercaron exguerrilleros de las FARC, como Rodrigo Granda –no hay que olvidar que la guerrilla colombiana es uno de los fundadores del aquelarre, lo cual es una muestra contundente del carácter democrático del asunto-. Es posible que los delegados colombianos aprovecharan para visitar a sus compañeros hoy prófugos refugiados en Venezuela, como Jesús Santrich, y otros jefes de las FARC que no aceptan el proceso de paz, tales como Hernán Darío Velásquez, alias “El Paisa”, y Henry Castellanos, alias “Romaña”. En el acto de clausura, Nicolás Maduro, les envió un mensaje muy especial a las FARC: los invitó a visitar Venezuela “cuando quieran, porque son líderes de paz”.

¿Qué impidió invitar a la barahúnda izquierdista a algunos dirigentes del ELN, el otro grupo guerrillero colombiano? El 9 de mayo el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, denunció que hay entre 1.000 y 1.100 hombres del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en territorio venezolano, lo cual representa alrededor del 45% del total de miembros de esa guerrilla guevarista.

Los foristas tienen entre sus temas favoritos el “imperialismo yanqui”; ellos jamás acusarían como imperialistas, a los miles de guerrilleros colombianos, de soldados castristas o putinistas que hoy han hecho de Venezuela un territorio de ocupación. Es que el socialismo, bien se sabe, justifica y perdona todo. Hay por lo menos cuatro declaraciones del Foro de Sao Paulo apoyando al régimen de Maduro. 

Esta vez la cosa no fue tan unánime y apacible como en ocasiones anteriores; al parecer, ante el pánico y desconcierto imperantes, hubo amplia distribución de calmantes para disminuir la ansiedad. Por una parte, está ese asunto de que ya se perdieron los gobiernos amigos en Chile, Argentina o Brasil, y de que están a punto de perderse los hermanos gobernantes en Venezuela, Uruguay, Nicaragua y Bolivia. Y, por otra, está ese elefante en cristalería que representa Michelle Bachelet, con su Informe reciente sobre las violaciones a los DDHH de la tiranía chavista (‘una puñalada”, según Maduro). En solidaridad con ella, ante los ataques mezquinos e indecorosos que le han hecho, su partido, el partido Socialista chileno, y el PPD, del expresidente Ricardo Lagos, decidieron no asistir a Caracas. Otros partidos de larga trayectoria, como el PRD mexicano, o los de República Dominicana y Panamá, así como el actual partido de gobierno en Ecuador, tampoco viajaron. Incluso los amigos bolivianos afirmaron que “no asistirían como Estado”. Los delegados uruguayos del Frente Amplio, usualmente tan amigos de Maduro, recibieron instrucciones de no firmar ninguna declaración contra la expresidenta Bachelet, luego de que Pepe Mujica y el candidato presidencial socialista, Daniel Martínez, calificaran, por primera vez, al régimen venezolano como “una dictadura”. Se nota que hay elecciones pronto, y las encuestas no van bien.

Ya es hora de que la socialdemocracia latinoamericana se deslastre de sus primos totalitarios.

No hay alternativa: o Michelle Bachelet tiene razón, o es una traidora a la causa. Decídanse pronto, por favor, y no se hagan los locos.

 

 

 

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