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Gloria Cuenca: Reflexiones sobre la victoria

Hay gente que huye del triunfo como si fuera una peste. Cada uno/a debe hacerse un análisis de conciencia y preguntarse: “¿Quiero triunfar?” Es un análisis sencillo, necesario. Dirán los contradictorios lectores, ¿Se volvió loca? ¿Quién no quiere triunfar? Hay quien vive con el fracaso y la derrota internalizados, desde la infancia; a menos que tomen consciencia y resuelvan, terapéuticamente.

No sé si les parece muy extraño este planteamiento, pero les aseguro que se debe averiguar: ¿Acepto el triunfo, como el fracaso? Son dos caras de una moneda. Debe analizarse, por el bien de todos. En estos tiempos es prioritario. Especialmente, al ver y escuchar algunas reacciones.

Al pensar en las elecciones en Barinas, se nota que un montón de gente, (más de las que deberían, según mi opinión) se siente conflictuada. (¿Habrían preferido que ganara el gobierno?) Tal vez, eso ocurre por cuanto no saben, ni entienden, nada de política. No es que yo sepa tanto, pero algunas cosas elementales las sé.

Por ejemplo, la definición del autor alemán y gran politólogo Karl Deustch, dice: la política es la ciencia de lo posible. Preguntamos, ¿a qué se refiere? Simple: el político, quiere y aspira a acceder al poder; en democracia, o en dictadura, deberá utilizar los recursos a su alcance para lograrlo. Al ser verdaderamente demócrata y pacífico, lo buscara por esos medios. Guerreristas, terroristas, golpistas y demás usarán la metodología violenta.

Todos los venezolanos/as que han asumido el compromiso de lanzarse en la contienda contra el enemigo común, el régimen, lo saben. Si son luchadores democráticos y congruentes, así trabajan. En oportunidad anterior, Guanipa, ganador en el Zulia, no se juramentó, sin embargo, participó y ganó. Le pusieron un gobernador que no acabo con el Estado Zulia, de milagro.

Pregunten a los zulianos si hubiesen preferido, por su experiencia, que su elegido (quien no se quiso juramentar, por cuestión ética. Respetable) enfrentara, en conjunto con la población, los desmanes de la dictadura.  El triunfo de Rosales es la respuesta, una demostración de esto.

Ahora bien, está claro que estamos en una dictadura ilegal e ilegítima desde su nacimiento, al no cumplir con el articulado de la Constitución Nacional; por eso se habló de la usurpación (repito, ilegal e ilegitimo).  Sin embargo, tenemos que sobrevivir, quienes aquí estamos. No es fácil; nadie dice que lo sea. Puede ser siempre peor.

Es lo que le pasa a la gente de las regiones, en provincia. Muchos han emigrado hacia Caracas, no es novedad, lo sabemos. Hay quien solo piensa en sí mismo. Varios, en el exterior. Otros, en la burbuja. Si, efectivamente, con un poco de más ingresos en dólares se puede mejorar la calidad de vida. Por eso, las remesas. Lo que no interesa a la camarilla dirigente. No estoy inventando el agua tibia. Es así, mientras estemos en dictadura.

En repetidas ocasiones he dicho: «Doy gracias a Dios porque existe gente dispuesta a asumir esos cargos, con todo lo que implican«. También recuerdo, cada vez que puedo, que el olor del poder los vuelve locos, de allí que cueste tanto unirse. Acabamos de comprobar lo que implica la unión de las fuerzas opositoras. No hay que olvidarlo cuando tenemos que tomar decisiones. Especialmente, en el aniversario del 23 de enero, 64 años después de una victoria unitaria. Nada más importante que lograr el triunfo, para ello, es indispensable la unión.

El año 58 se logró una circunstancia importantísima, que dio al traste con la dictadura de Pérez Jimenez. Diversos autores y opinadores hablaron de unidad de hombres, no de ángeles. Fue un llamado de atención muy pertinente, puesto que cuando se habla de la unión entre humanos, sabemos que estamos frente a un conjunto de aptitudes, actitudes, capacidades, emocionalidad y ego diferenciado, entre los factores evidentes. Hay que lidiar con eso, si queremos la opción de triunfar.

Se requiere de una racionalidad un tanto más elevada y coherente, para comprender que para llegar a la otra orilla —la del éxito completo— hay que atravesar el río.  Solo es posible al pasar el puente, construido unitariamente y obviando elementos molestos, que se empeñan en torpedear acuerdos y resoluciones. Trabajemos con pasión en pro de la unidad democrática: propósito del 2022.

 

GLORIA CUENCA | @editorialgloria

 

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