Un gobierno en cuidados intensivos
“O PPK se pone las pilas, o la próxima crisis podría ser, para él, la última”.
Ahora que el fujimorismo está centrado en resolver sus diferencias (lo que pasa por el ahondamiento de la crisis que separa a los hermanos Keiko y Kenji Fujimori), el Gobierno tiene la oportunidad de poner orden en sus filas y apuntar hacia logros que le permitan hacer ‘click’ nuevamente con la población. Será muy difícil, pero mejor oportunidad que esta no habrá: ni la visita del papa Francisco ni la precampaña de la selección peruana rumbo al Mundial brindarán un espacio como el que hoy dispone Pedro Pablo Kuczynski y su equipo para replantear sus prioridades. Sin embargo, si de aquí en adelante pestañean políticamente, pierden.
La encuesta nacional de Ipsos publicada el último domingo confirmó lo que Palacio de Gobierno temía: tras el indulto a Fujimori la aprobación subió, pero no se sostuvo y volvió a caer. Y cada vez menos creen que tal perdón fue “humanitario” (¡solo 15% de los encuestados!). Súmese a ello las cifras de desaprobación al Gabinete. En este escenario, ¿queda algo por hacer o la administración Kuczynski está perdida?
Hoy el Gobierno respira, pero para todo efecto práctico lo hace desde una unidad de cuidados intensivos política. Luego de la crisis por el intento de vacancia y el sainete para darle forma al autodenominado “Gabinete de la reconciliación”, las posibilidades de corregir el rumbo y llegar al 2021 son aún inciertas. Hace cinco semanas decíamos aquí que el objetivo para PPK y compañía este 2018 debía ser salvar su presidencia. Y no solo para garantizar su continuidad –que no depende únicamente de él, dada su debilidad en el Congreso–, sino también una sucesión constitucional si acaso, más adelante, se hacía insostenible su permanencia al frente del Ejecutivo.
Así, los ministros requieren mostrar una movilidad (viajando por todo el país) como no la tuvieron sus predecesores. La población necesita convencerse de que hay un equipo de profesionales a cargo y no “la segundilla” que, a duras penas, habría logrado reunir PPK a su alrededor, como denuncian voces opositoras. En política no solo hay que ser, sino sobre todo parecer. Por eso este Gabinete está obligado a proponer y ejecutar soluciones, ya. Pese a haber anunciado su suspensión provisional, Mercedes Aráoz se equivoca si cree que su gestión depende de la delegación de facultades que solicitó al Parlamento en diciembre y que no están dispuestos a darle. El 69% de encuestados, según Ipsos, quiere un Parlamento que colabore lealmente con el Ejecutivo. ¡Ese es el botón que hay que activar con propuestas concretas!
La oposición (naranja) está enredada en sus propios dilemas y la población exige resultados. O PPK se pone las pilas y demuestra cierta fortaleza o la próxima crisis podría ser, para él, la última.