Hamás les desea Feliz Navidad
Estamos más cerca de los asaltantes de las cunas del 'kibutz' que de Netanyahu
Por entre los quicios de las azoteas de Madrid, sacudidos por el viento del noroeste, sobre los cables del otoño, van unos equilibristas equiparando las matanzas de Hamás del 7 de octubre y los bombardeos de Israel sobre Gaza. Agarran unos palos larguísimos con temblor de pantorrillas cuando posan los dedos pulgares sobre la cuerda, el aire despeina sus flequillos y, cuando hablan de la proporcionalidad, la multitud, allí abajo grita «¡Uy!», entre el entusiasmo y la consternación.
No sé cuál es la proporcionalidad que piden, acaso consistiera en que Israel entrara en Gaza, matara a 1.700 civiles deliberadamente, los quemara, decapitara, violara, descoyuntara sus articulaciones, empalara a sus hijos ante los ojos de sus madres y exhibiera sus cuerpos descoyuntados en la caja de las ‘pickup’. Si entraran unos soldados israelíes, no sé, tomaran a una embarazada, rajaran su vientre, la mantuvieran despierta mientras le arrancan el feto de sus entrañas, que fue lo que pasó, estaría bien y se mostrarían menos sacudidos por la congoja. Conocí a una superviviente de Auschwitz y contaba que en sus peores pesadillas no había hornos, sino un oficial de las SS arrancando un bebé del vientre de una embarazada y estampándolo contra la pared. Hace años que ella murió y al menos se ahorró ver renacida su pesadilla de fetos judíos asesinados.
Con todo, fue Sanchez a cantarle las cuarenta a Israel y ya se va notando la concordia de la nueva legislatura. «Let me be clear», le dijo a Netanyahu, que de chulos tiene los ojos llenos. En Rafah hablaba el presidente en una atardecida como de chiringo de Tarifa, y en el cielo de las columnas de los periódicos de Madrid agarraban los equilibristas sus palos de papel y caminaban sobre el filo de comparar la ocupación ilegal de algunos territorios con los pogromos y los Einsatzgruppen de ‘allahu agbar’ y mensajillo de la ministra Sira Rego alentando la ‘ekintza’. De nuevo, el heroico pueblo de Hamás que llena de soldados los hospitales, los colegios y las ambulancias como escudos humanos. Estas cosas se entienden mucho mejor de cerca y yo solo espero que si entra un país en nuestro país, mata a 1.700 y secuestra a 250 ciudadanos españoles, los persigamos hasta el octavo círculo del infierno. Luego está la diplomacia, que está hecha de posiciones, y la cosa es que, desde que fue Sánchez a Israel, estamos ahora más cerca de los asaltantes de las cunas del ‘kibutz’ que de Netanyahu y nos felicita el Gobierno y la Navidad Hamás por la posición «clara y audaz» de Sánchez sobre el conflicto. Ya vamos viendo más claro dónde no queríamos estar.
En los años 90, en el muro de la iglesia de San Vicente en San Sebastián, que no era la Natividad de Belén pero casi, yendo a la misa de Nochebuena por una parte vieja casi vacía, encontramos una pintada enorme que decía: «Eta les desea felices fiestas», porque antes nos deseaba feliz Navidad la ETA y ahora nos la felicita Hamás.