Harris-Trump y el complicado futuro
Faltan 42 días para que Estados Unidos decida su futuro. No será una elección normal para los vecinos del norte.
La tercera campaña de Donald Trump rumbo a la Casa Blanca ha estado cargada, aún más, de insultos, polarización y amenazas. Para México las consecuencias podrían ser catastróficas. NO solo en el asunto de la migración, en el que Trump ha endurecido cada vez más su postura, sino en lo económico. La palabra “tarifas”, es decir, impuestos a los productos de otras naciones que llegan al mercado estadunidense, en particular desde China pero también de México y otros países, se ha vuelto cotidiana en los discursos del Trump para vender la idea de que regresará a Estados Unidos plantas industriales y manufactureras que se han ido del país.
La renuncia de Biden y el nuevo entusiasmo por Kamala Harris han dado esperanza a los demócratas. Desde aquel día, que tenía a Biden por debajo de Trump en todas las encuestas y, sobre todo, lo que importa por la manera en que se decide presidente, en los llamados swing states, tienen ahora a Harris por encima de Trump, pero con ventajas mínimas que podrían cambiar en las próximas semanas. Después de su triunfo en el debate, Harris ha aceptado la invitación de CNN que Trump ya ha rechazado.
Lo que suceda el 5 de noviembre y los días posteriores —cuando en caso de perder, el trumpismo no aceptará los resultados— es clave no solo para los estadunidenses, sino para México y buena parte del mundo.
Para como están de frágiles buena parte de las economías del mundo, las locuras trumpianas podrían hacer todo peor. Para no mencionar lo que podría venir con México y el acuerdo comercial, así como la inversión, según nuevas reglas que podría poner un gobierno trumpista. Y luego, como siempre, estará la migración que, más allá de quién gane, algo tendrá que suceder.
Una encuesta reciente de la Universidad de Massachusetts Amherst señala que “por un lado, la mayoría de los estadunidenses apoya un camino hacia la ciudadanía (57%) y permitir el reasentamiento temporal y el empleo de refugiados y solicitantes de asilo (51%).
“Sin embargo, una mayoría también quiere construir un muro a lo largo de la frontera sur (50%) y una pluralidad (49%) apoya la deportación de la población inmigrante indocumentada de la nación. Dadas las posiciones divergentes que los candidatos demócratas y republicanos a la presidencia tienen sobre este tema, las elecciones de 2024 serán un referendo sobre el futuro de la reforma migratoria con la nación”.
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