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Héctor Abad Faciolince: ¡Voto por Zelenski!

Sobre las elecciones colombianas de este domingo 13...

Una vez más, la guerra entre David y Goliat, entre Volodímir y Vladímir, entre la Madrastra Rusia y la Pequeña Ucrania, entre el déspota Putin y el demócrata Zelenski. Como los tanques rusos no consiguen avanzar ante la decidida resistencia ucraniana, Goliat ha resuelto bombardear las ciudades ucranias desde el aire, sin importarle que sus misiles destruyan hospitales infantiles, escuelas o iglesias. Putin no puede permitirse que David lo derrote y anuncia que llevará soldados sirios como carne de cañón en su demencial y asesina invasión de una república independiente. Hay más de dos millones de refugiados (mujeres y niños) en dos semanas de guerra, y miles de civiles han muerto bajo las bombas de Putin.

Hoy tenemos unas importantes elecciones en Colombia y en un día electoral nos puede parecer que Ucrania está muy lejos (“¡qué Ucrania ni qué ocho cuartos!”, como dice el Putincito local). No es así. Hoy el mundo es más interdependiente que nunca y la inflación europea o estadounidense, los precios del gas o del petróleo, el costo de la harina de trigo o de fertilizantes, no cambian solamente para Europa o Norteamérica: aquí también llegan los efectos económicos de la salvaje invasión a Ucrania.

Por algo será que el mismo día en que Duque se reúne en Washington con Biden, la vicepresidente de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reúne en Moscú con el ministro de Exteriores Sergei Lavrov. Nos guste este gobierno o no, en este momento Colombia se ha situado en el lado correcto de la Historia. El voto de hoy aquí nos dirá si los colombianos queremos un presidente aliado de Putin, el sanguinario, o de un hombre de talante churchiliano, Zelenski, que no se esconde ni se escapa, sino que lucha por su país. Es de ese tamaño.

Es paradójico: hoy en Colombia los que siempre han respaldado el nacionalismo populista de Putin se lavan las manos y se disfrazan de neutros: “ni con Putin ni con Zelenski”, declaró Petro. Qué curioso, ahora los extremistas son los verdaderos tibios, y en cambio los más dignos del Centro Esperanza apoyan abiertamente a la nación agredida: Ucrania. Como al petrismo menos bruto y brutal le da pena apoyar a Putin, el sanguinario, sacan la bandera blanca de la neutralidad. ¿Quiénes son los tibios? Ahí están, ahí están. No estar con Zelenski y con Ucrania en este momento significa no estar con la causa de la democracia, de la libertad de expresión, de la independencia mental y económica, de la autodeterminación de los pueblos. Ser neutros frente a Putin es someterse al dictado del más fuerte y el más asesino. Así de simple.

El populista putiniano local (es decir, Petro, el Goliat de las encuestas) ha llegado a decir incluso que en Colombia no hay democracia, y que él viene a enseñarnos democracia. Si su ídolo y maestro es Putin, ya sabemos qué tipo de democracia nos propone: la del líder único, la del cierre de los medios de información independientes, la de las noticias estatales centradas en medios de comunicación públicos manejados por un ministro de propaganda. Una hermosísima idea de nueva democracia para la cual será necesaria una nueva constitución que entronice a perpetuidad al jefe supremo de los ejércitos. La propuesta de Petro no es de izquierda, cuál comunismo ni qué ocho cuartos: es puro putinismo populista y cleptocracia al estilo ruso.

Hoy voto, pues, por Zelenski, y por aquellos candidatos locales no tibios que han condenado abiertamente, claramente, la invasión rusa de Ucrania. Y voto contra el tibio del Pacto Histórico, para quien es lo mismo la democracia como se la conoce y defiende en Occidente, y la tiranía tal como se la aplica en la Rusia de Putin (envenenando a los opositores políticos, cerrando todos los medios de comunicación independientes, metiendo en la cárcel a todo ruso que salga a protestar contra la guerra). Lectores, no se dejen engañar: identifiquen en Colombia a los candidatos que defienden los valores que Zelenski defiende, y voten por ellos.

 

 

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