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Héctor Casanueva: Aumento del comercio intra latinoamericano

america latinaLos datos indican que el comercio intra-latinoamericano alcanza al 15% del total del comercio exterior de la región. Ello, a pesar de haber liberalizado en términos de aranceles, mediante acuerdos de complementación económica o TLCs, prácticamente todo el intercambio de bienes, base imprescindible pero no suficiente para contar con un amplio y vigoroso mercado interno, como si ocurre en la Unión Europea (70%) o el Asia (52%). Los obstáculos al crecimiento de nuestros intercambios intra regionales ya no están en los aranceles, sino en lo que se conoce como “facilitación de comercio”, un conjunto de políticas, usos, costumbres y prácticas administrativas que o facilitan o atentan, según el caso, la fluidez del comercio de bienes, especialmente transfronterizo, o sea, para países vecinos o cercanos. La integración moderna depende precisamente y en gran medida de ello. Según la OCDE, los principales componentes de una facilitación, con fuerte impacto en el comercio exterior, son la disponibilidad de información, agilidad en la documentación fronteriza, simplicidad y automatización de procesos, la transparencia aduanera y la gobernanza del sistema.

En esta línea, la Organización Mundial de Comercio (OMC) aprobó en 2013 un Acuerdo de Facilitación de Comercio (AFC), que está próximo a entrar en vigencia al ser ratificado por los dos tercios de los 163 miembros de la organización. Cabe señalar que Estados Unidos fue uno de los primeros en ratificarlo, bajo la anterior administración. Este Acuerdo, de alcance internacional, por tanto aplicable por los países latinoamericanos, en esencia significa eliminar progresivamente barreras administrativas y logísticas. Comprende, entre otras, medidas para aumentar la imparcialidad, la no discriminación y la transparencia; disciplinas en tasas y gastos aplicados en relación con la importación y exportación; liberación y despacho de mercaderías; cooperación entre agencias fronterizas; movimientos de mercancías bajo control aduanero destinadas a la importación; formalidades relacionadas con la importación, exportación y tránsito; libertad de tránsito; cooperación aduanera.

El AFC de la OMC, según estudios del World Economic Forum, la OCDE, la OMC y otros organismos, podría proporcionar un impulso a la economía mundial de US. 1,0 billón (un millón de millones), además que la reducción de los costos a la mitad podría generar una ganancia al 2020 de US $ 1,2 billón (un millón doscientos mil millones), y crear hasta 20 millones de empleos. La ALADI ha avanzado en identificar las cuestiones básicas en esta materia para América Latina, incorporándolas a su Plan de Actividades. Sería conveniente también calcular el impacto económico para nuestra región, pero que desde luego se puede suponer muy importante, ya que si el AFC se aplica en su totalidad, los países en desarrollo podrían aumentar hasta un 20% los nuevos productos exportados, y acceder a un 30% más de mercados. Los países menos adelantados podrían llegar a aumentar hasta un 35% sus productos y acceder a un 60% más de mercados. Otros beneficios serán sin dudas un aumento de los ingresos públicos, la trasparencia, seguridad y limitar espacios para la corrupción, un efecto muy beneficioso para las Pymes y las exportaciones de bienes manufacturados, el crecimiento de los servicios.

¿Cómo estamos los países latinoamericanos en cuanto a facilitación de comercio? Desde luego no estamos bien, y eso explica el escaso 15% de comercio intra-regional y nuestra posición en el comercio internacional, que llega sólo al 5,5%. Veamos el ranking del “Informe Global de Facilitación de Comercio 2016” del World Economic Forum, que mide 136 economías a través de seis ámbitos (Acceso al mercado externo; acceso al mercado interno; eficiencia y transparencia en fronteras; disponibilidad y calidad de infraestructura de transporte; disponibilidad y calidad de servicios de transporte; y disponibilidad y uso de las tecnologías de la información y comunicación). Según este ranking, que encabeza Singapur, los 18 países latinoamericanos evaluados se encuentran entre el lugar 51 y el 136, con excepción de uno que ocupa el lugar 21. Pero la mayoría se sitúa desde el lugar 70 en adelante. Según el Informe, “América Latina es la única región que, junto con Europa y América del Norte, tiene un mejor desempeño que el promedio mundial en términos de acceso al mercado interno y externo, pero la capacidad de aprovechar las oportunidades que ofrece el libre comercio se ve obstaculizada por la ineficiencia de las fronteras, la administración y la baja calidad de los servicios de infraestructura y transporte, tres áreas en las que la región se encuentra lejos de los estándares mundiales, con poca o ninguna señal de mejora en las dos primeras y un deterioro en la segunda.” Ello explica también, entre otros factores, que en términos de competitividad, según el WEF, nuestros países se situan entre el lugar 50 (excepto uno en el lugar 35) y el 132 entre 140 economías.

Es claro que nuestra región, en la actual coyuntura y de cara al futuro inmediato, debe agrandar su mercado interno, avanzar en competitividad para situarse en un mercado externo amenazante, que está usando cada vez más medidas proteccionistas, y para ello pasar a una nueva y acelerada fase de integración productiva, conectando nuestros sistemas de comercio exterior. No estamos preparados, y por eso, uno de los elementos claves, será la aplicación de AFC de la OMC. Para ello, tanto la propia OMC a través de su programa de “Aid for Trade”, como otros organismos regionales, como la CAF, el BID y desde luego la ALADI, tanto en lo operativo como en el marco del Tratado de Montevideo, pueden contribuir a la creación o desarrollo de capacidades institucionales en nuestros países, que permitan aprovechar las ventajas de este instrumento internacional para potenciar nuestra integración.

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Héctor Casanueva es Embajador, Representante Permanente de Chile en Ginebra ante la Organización Mundial del Comercio, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Posee un Máster en Comunidades Europeas por la Universidad Politécnica de Madrid y es Profesor de la Academia Diplomática de Chile.

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