Las tres religiones tienen una misma génesis. La figura de Abraham y las tradiciones israelitas más antiguas constituyen el tronco o raíz de judíos, cristianos y musulmanes. Todos ellos son monoteístas y veneran, como padre o mentor, a Abraham, el primero de los creyentes, que vivió entre el siglo XV y el XII AC y rechazó el politeísmo de su entorno, de su tierra y su gente para iniciar un camino de búsqueda religiosa intensa que sigue definiéndose y motivando a sus seguidores.
Los judíos consideran a Abraham como padre primigenio y legítimo, a través de su esposa Sara y su hijo Isaac, con Jacob y sus hijos, fundadores de las Doce Tribus. Abraham aparece, como progenitor de una nación muy concreta de creyentes que asumen su semilla de fe y se encuentran vinculados por la sangre, todos comparten su ascendencia, son un mismo pueblo, estirpe de Abraham.
Los cristianos consideran a Abraham como padre en la fe, por medio de Jesús. Ellos piensan que su herencia no se expande a través de una ley y de una genealogía nacional, sino a través de una fe y de una experiencia personal como la de Jesús, que les ha permitido reinterpretar y abrir de forma universal la usanza antigua de Israel. El cristianismo aparece, así como una respuesta integradora y abierta de la misma identidad israelita, iniciada con la fe del patriarca.
Los cristianos no quieren refutar sino abrir, no quieren mutilar sino expandir a todos los pueblos la promesa y gracia de la religión de Israel. En ese sentido podemos y debemos afirmar que, no siendo judíos, ellos quieren ser y son auténticos israelitas, hijos de Abraham y herederos de su promesa espiritual, por medio de Jesús a quien conciben como el verdadero creyente, mesías y padre de todos los que confían en Dios.
Los musulmanes son una expansión posterior de la misma fe de Abraham, a quien conciben como padre biológico y espiritual del nuevo pueblo creyente que se forma entre los árabes. Ellos conciben a Abraham como padre biológico de Ismael, por medio de Agar (la mujer que la tradición israelita presenta como esclava). Abraham aparece, así como progenitor de los árabes, nuevo pueblo escogido. Pero, al mismo tiempo, Abraham es para ellos padre espiritual de todos los creyentes, es decir, de todos los que asumen su camino de fe, explicitado en la Ciudad Santa de la Meca, con su Caaba o Piedra de Dios, que él mismo, con su hijo Ismael, había sacralizado, dejándola como signo o Templo de Dios para todos los creyentes.
Judaísmo, cristianismo e islamismo son religiones monoteístas en sentido estricto: ellas destacan ante todo el conocimiento de un Dios que existe por sí mismo y actúa, como realidad personal. Por eso, es fundamental en ellas una confesión de fe estricta que los lleva a proclamar, acoger y expresar públicamente la existencia de Dios y su testimonio. Tres son las notas básicas y comunes de ese Dios en quien siguen vinculados judíos, cristianos y musulmanes.
Los orígenes del judaísmo de acuerdo con las tradiciones judías y las enseñanzas del judaísmo se describen y explican en la Torá que considera a Abraham como el primer «judío», y por lo tanto, del judaísmo como una religión monoteísta, y luego a través de sus descendientes, a saber, Jacob y los hijos de Israel, como los creadores del pueblo judío después del Éxodo y de su religión como se indica en la Torá, tradicionalmente basada en los 613 mandamientos que a los hebreos/israelitas/judíos Dios les ordenó creer, observar y practicar tal como se indica en la Torá.
El cristianismo, junto con el judaísmo y el islam, es una de las 3 grandes religiones monoteístas. El cristianismo es una de las religiones que más creyentes tienen en el mundo. Surgió en el siglo I d. C. en la región de Judea, que en ese momento formaba parte del Imperio romano. El cristianismo surgió del judaísmo, a partir de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, llamado «el mesías» (Cristo en griego) por sus seguidores. Según los textos evangélicos, en los cuales se basan las creencias de los cristianos, Jesús fue concebido por el Espíritu Santo en una joven judía llamada María. A los 30 años se manifestó como hijo de Dios y, luego de ser bautizado, comenzó a predicar junto a 12 discípulos.
Durante aproximadamente 3 años difundió unas ideas revolucionarias para la época: en el contexto de una sociedad esclavista y desigual predicaba, entre otras cosas, que todas las personas eran iguales y un mandato de amor al prójimo y perdón a los enemigos. Jesús fue condenado a muerte por el Sanedrín, la máxima autoridad religiosa de Judea, bajo el cargo de blasfemia por declararse a sí mismo el mesías, es decir, el salvador anunciado por los profetas.
El cristianismo como religión se inició después de la muerte de Jesús, el día de Pentecostés; cuando de acuerdo con los textos sagrados, sus discípulos recibieron al Espíritu Santo y comenzaron la difusión de la fe cristiana, según un mandato del mismo Jesucristo. A partir de la prédica de los apóstoles, el cristianismo se difundió primero por Asia Menor y luego pasó a Europa. Aunque al principio fue una religión perseguida por el Estado romano, en el año 313 d. C. fue legalizada y en el 380 se convirtió en la religión oficial de Roma. De esta manera se expandió por todo el territorio del imperio. Luego, a partir de la llegada de los europeos a América en el siglo XV, el cristianismo se difundió también por ese continente.
Las principales características del cristianismo son las siguientes: La fe en la divinidad de Cristo constituye la creencia central de diversas iglesias y religiones, tales como el catolicismo y las distintas ramas del protestantismo, entre otras. Conservó del judaísmo los libros sagrados que conforman el Antiguo Testamento, a los que agregó el Nuevo Testamento para formar la Biblia, su libro sagrado. Los cristianos se comunican con Dios a través de la oración, que puede ser una práctica individual o colectiva. Además, existen distintas formas de rituales comunitarios, por ejemplo, la misa en el catolicismo.
La evangelización, es decir la difusión del cristianismo, es considerada un deber para los fieles. Con diferencias en las distintas ramas del cristianismo, existen rituales que se realizan en cada etapa de la vida de las personas. Tiene un calendario litúrgico festivo cuyas fechas más importantes son la Navidad, que conmemora el nacimiento de Cristo, y la Pascua, que celebra su resurrección.
El islam surgió en la península arábiga a principios del siglo VII después de Cristo, cuando el profeta árabe Mahoma comenzó a predicar la obediencia a un único dios llamado Alá. El islam es una de las grandes religiones monoteístas del mundo junto con el judaísmo y el conjunto de religiones cristianas. Como tal, se considera una renovación de las creencias en un único Dios, el cielo y el infierno, que ya están presentes en las religiones monoteístas anteriores.
El fundador del islam, Mahoma, nació en la ciudad de La Meca, península arábiga, en el año 570. Desde adolescente se dedicó al comercio caravanero. Al cumplir los 40 años, se recluyó en una cueva situada en las afueras de la ciudad. Según la tradición, allí fue visitado por Yibril (el arcángel Gabriel), quien le anunció que había sido elegido para ser el profeta de una nueva religión. Mahoma regresó a La Meca y comenzó a predicar el islam.
En el 622 Mahoma huyó a la ciudad de Medina, al ser condenado por predicar contra la religión politeísta que se profesaba en la península Arábiga. Este exilio, conocido con el nombre de Hégira, marca el inicio de la cronología musulmana. Es decir que los musulmanes empiezan a contar los años a partir de este hecho. Luego de la conquista de La Meca, el islam comenzó a difundirse rápidamente por toda la península arábiga, transformándose en el elemento unificador de las distintas tribus árabes.
Cuando Mahoma murió en el 632, fue sucedido por los califas, quienes se transformaron en jefes espirituales y temporales de todos los musulmanes. Los primeros califas fueron Abu Bakr, Úmar, Uzmán y Alí. Ellos impulsaron la expansión del islam. El islam es una religión monoteísta abrahámica fundamentada en las enseñanzas del profeta Muhammad ibn Abdullah (570-632 d. C.). Junto con el cristianismo y el judaísmo, constituye una continuación de las enseñanzas de Abraham, patriarca al que hacen referencia tanto las escrituras judías como las cristianas y a quien el islam considera un profeta.
No obstante, el islam se diferencia de ambas religiones en varios aspectos. A sus seguidores se les denomina musulmanes, de los cuales existen unos dos mil millones en el mundo, solo superados en cantidad por los cristianos. Quienes profesan el islam son llamados musulmanes, palabra que significa «sometidos a la voluntad de Alá».
En el 661 Muawiya, de la familia de los Omeyas, destronó a Alí y creó un califato en Siria. Bajo su gobierno, los musulmanes se expandieron hasta la India, el norte de África y la península ibérica. La toma del poder por los Omeyas marcó un punto de inflexión en la historia del islam, ya que los chiitas los consideran usurpadores y en cambio reconocen a los descendientes de Alí como los sucesores legítimos.
El islam tiene 2 grandes ramas: la de los sunitas u ortodoxos, que reconocen la legitimidad de los primeros 4 califas, y la de los chiitas, partidarios de Alí, yerno de Mahoma al estar casado con su hija Fátima. La principal diferencia entre unos y otros radica en la naturaleza de los imanes. Los chiitas creen que esos líderes espirituales son infalibles en todos los asuntos, actos, principios y creencias. Para los sunitas, en cambio, un imán puede ser cualquier persona que conozca bien el ritual del rezo islámico. Otra diferencia es que además del Corán, los sunitas son devotos de la Sunna, una colección de enseñanzas, dichos y aprobaciones atribuida a Mahoma.
En pocas palabras, los ismaelitas eran los descendientes de Ismael, el hijo de Abram con Agar, la sierva de su esposa. Desde sus pequeños comienzos, los ismaelitas se convirtieron en un pueblo grande y poderoso. El origen de los ismaelitas estuvo lleno de dificultades. Al no poder tener un hijo con Abram, Sarai siguió la tradición cultural y le entregó a Agar, y ésta le dio un hijo. Pero Sarai se puso celosa y maltrató a Agar, que huyó de su señora al desierto. Allí Agar se encontró con el Ángel del Señor, que pronunció la primera de las tres profecías sobre el hijo que estaba esperando. Ella daría a luz un hijo y su descendencia se multiplicaría en gran medida. Fue entonces cuando Dios le dijo a Agar que lo llamara Ismael, que significa «Dios escucha».
En el desierto, el Ángel del Señor también predijo que Ismael y, por tanto, los ismaelitas, serían tercos, incontrolables y agresivos: «Y él será hombre fiero; / su mano será contra todos, / y la mano de todos contra él, / y delante de todos sus hermanos habitará» (Génesis 16:12). Después de escuchar las palabras del ángel, Agar volvió con su señora y finalmente dio a luz a Ismael.
Más adelante, Dios cambió los nombres de Sarai y Abram por los de Sara y Abraham y estableció un pacto con el hijo de Abraham, Isaac. Pero Ismael también tuvo una promesa de Dios: él también sería bendecido y sería el padre de una gran nación, empezando por doce hijos, los primeros de los ismaelitas (Génesis 17:20). Los nombres de los doce aparecen en Génesis 25:12-16; fue de los ismaelitas de donde descendieron las naciones árabes.
Ismael tenía unos catorce años cuando nació Isaac. Un año o unos pocos años después, cuando Isaac fue destetado, Sara vio que Ismael se burlaba de su hijo. Sara le pidió a Abraham que expulsara a Agar e Ismael, y Dios le dijo a Abraham que lo hiciera. El Ángel de Dios se volvió a encontrar con Agar y su hijo y por tercera vez predijo que Ismael sería el padre de una gran nación (Génesis 21:18).
Más adelante en la historia de Israel, los ismaelitas también fueron llamados madianitas (aunque no todos los madianitas eran descendientes de Ismael), y se dedicaban a la compra y venta de esclavos (Génesis 37:28; 39:1). Jueces 8:24 nos dice que los ismaelitas tenían la costumbre de usar aretes de oro.
En tiempos del rey David, los ismaelitas se aliaron contra Dios y contra Su pueblo, Israel (Salmo 83:5-6). Su objetivo era destruirlos «para que no sean nación, / y no haya más memoria del nombre de Israel» (versículo 4). Teniendo en cuenta la actual crisis en el Medio Oriente y el odio hacia Israel por parte de sus vecinos, las profecías sobre los descendientes de Ismael se siguen cumpliendo.
Esta, no es una disertación teológica, simplemente es la enumeración de los hechos acontecidos durante el advenimiento y constitución de las tres religiones monoteístas. Debido al conflicto bélico que se desarrolla en el Medio Oriente, han aparecido diferentes interpretaciones de episodios traspapelados en el tiempo, dispersos en la historia, pero con una visión escolástica tratando de dar predominio a una u otra religión.
Solamente he tratado de narrar los eventos a la luz de la memoria y sus historias, posiblemente así podremos darnos cuenta de lo que sucede en aquellas tierras. Espero y deseo que la comprensión de los acontecimientos nos conduzca por la senda de la intelectualidad histórica tal cual como sucedieron los hechos. Shalom, Dios nos bendiga, Salaam auleikum.