Héctor Quintero Montiel: Transición con escollos
Iniciar una transición presidencial con varios reveses y desatinos, indican el tenebroso camino que comenzará a transitar la nueva administración estadounidense. En primer lugar, debemos definir quién gobernará MAGA club de amigos del electo o el partido republicano de larga data y tradición en la política nacional. Trump ya ha enfrentado varias derrotas de alto perfil a manos de su propio partido, antes incluso de asumir el cargo. Los representantes y senadores republicanos se unieron para controlar a través del Senado las actuaciones del electo y del grupo social MAGA.
Los senadores del partido Republicano procedieron a elegir a su nuevo jefe del grupo, los partidarios de Trump se inclinaban por Rick Scott, ferviente admirador del presidente electo, uno de los principales aliados de Trump en el Senado, sin embargo, terminaron apoyando a John Thune, un republicano tradicionalista, quien anteriormente había alentado a su partido a seguir adelante sin el expresidente y respaldó los gigantescos paquetes desembolsados para Ucrania. Infringiendo el primer revés al electo mandatario quien arrasó con la directiva del Partido Republicano, como si fuese uno de sus clubes, incorporando como presidente a su nuera, o sea el clan Trump al ataque de nuevo.
Su polémico candidato a secretario de Justicia, Matt Gaetz, se retiró tras días de un escrutinio cada vez más intenso por supuesta conducta sexual inapropiada. Puede que Gaetz –que niega haber actuado mal– se haya ido, pero las ansias de Trump de que el Departamento de Justicia actúe como su equipo personal de abogados, en lugar de como un guardián independiente de la ley, muestran todos los signos de permanecer intactas.
El presidente electo quería a Gaetz porque compartía su deseo de purgar a los adversarios del “Estado profundo” en el Departamento de Justicia y era completamente leal. Pero Trump se olvidó de otra cualidad necesaria: que su elección no creara ninguna incomodidad a los senadores que necesita mantener de su lado, incluso cuando miran sus propias próximas batallas electorales. El revés de Gaetz sugiere que, a pesar de su gran victoria electoral, algunas leyes de la gravedad política estadounidense siguen aplicándose a Trump.
A primera vista, la retirada de Gaetz fue una derrota embarazosa, ya que perdió una pulseada con senadores republicanos a los que no les gustó el dilema que habría supuesto votar a favor de Gaetz o en contra de Trump quien abandonó su primera opción para servir como su secretario de Justicia, el exrepresentante Matt Gaetz, para evitar una votación de nominación contenciosa y potencialmente fallida después de que quedó claro que el polémico político de Florida carecía de apoyo. El presidente electo había considerado durante mucho tiempo su elección para liderar el Departamento de Justicia como el puesto más crítico en su gabinete y ahora se ha conformado con una alternativa, la exfiscal general de Florida Pam Bondi.
Aunque la nominación de Gaetz fracasó, Trump ha avanzado con una serie de selecciones de nominados al nuevo gabinete no convencionales que continúan poniendo a prueba a los senadores republicanos. Trump ha respaldado al expresentador de Fox, Pete Hegseth, su nominación para secretario de Defensa, en medio de una cascada de revelaciones dañinas, incluida una acusación de agresión sexual; preocupaciones sobre su mandato al frente de una organización benéfica para veteranos; preguntas sobre hábitos pasados de consumo de alcohol; y un correo electrónico descubierto de su madre llamándolo “un abusador de mujeres”. La madre de Hegseth se retractó de su comentario durante una aparición en Fox News y Hegseth ha negado muchas de las acusaciones en su contra.
El apoyo republicano a Hegseth en el Capitolio parece haberse estabilizado en medio de la insistencia de Trump y los senadores hasta ahora permanecen abiertos a las otras elecciones controvertidas de Trump para liderar su Gobierno, incluido el teórico de la conspiración antivacunas Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y Servicios Humanos y la exrepresentante de Hawai Tulsi Gabbard como directora de Inteligencia Nacional.
Trump también pareció ceder en un esfuerzo por conseguir que su nuera, Lara Trump, obtuviera un escaño en el Senado de EE.UU. ante la oposición silenciosa, pero firme, del gobernador de Florida, Ron DeSantis. En las semanas posteriores a que Trump nominara al senador de Florida Marco Rubio para secretario de Estado, DeSantis enfrentó una intensa presión pública para nombrarla por Musk y su madre y otros republicanos alineados con MAGA mediando públicamente por ella.
Múltiples fuentes con conocimiento de sus interacciones recientes dijeron a CNN que el presidente electo había hecho saber su preferencia a DeSantis a través de canales privados. DeSantis transmitió a Trump un mensaje delicado: no tenía nada en contra de Lara, pero sentía que la óptica de nombrarla para un puesto tan destacado era problemática y estaba buscando en otro lugar para llenar el escaño. Al final Trump expresó a los periodistas que no esperaba que DeSantis nombrara a Lara para el puesto y se distanció de la campaña que impulsaba a su nuera. “Ron está haciendo un buen trabajo”, concluyó “Esa es su elección, nada que ver conmigo”.
El intento de última hora de Trump de desbaratar un proyecto de ley cuidadosamente negociado, entre demócratas y republicanos, para mantener al Gobierno financiado hasta marzo no logró el resultado que buscaba: despejar una batalla por el techo de la deuda que se avecina al inicio de su próxima presidencia.
Sin embargo, expuso una división persistente entre los republicanos de la Cámara que había estado oculta detrás de la euforia postelectoral del Partido Republicano y dejó claro que la influencia de Trump sobre su propio partido está lejos de ser absoluta. En un giro sorprendente, 38 republicanos desafiaron al presidente electo 48 horas después de que Trump amenazara con desafíos en las primarias para cualquiera que apoyara financiar al Gobierno sin eliminar el límite de la deuda, 170 republicanos de la Cámara y decenas de senadores del Partido Republicano votaron precisamente por eso.
Los legisladores votaron un paquete que mantendrá abierto el gobierno federal hasta mediados de marzo. El representante Mike Lawler, R-N.Y., está advirtiendo sobre las repercusiones del intento de su propio partido de destituir al presidente de la Cámara Mike Johnson, R-La., quien enfrenta duras críticas por el proyecto de ley de gastos de EE. UU. que se aprobó la semana pasada para evitar un cierre del gobierno.
El destino de Johnson se decidió cuando el 119º Congreso prestó juramento el 3 de enero y se le reeligió como presidente de la Cámara de Representantes. El presidente electo al final apoyó a Johnson a pesar de no pertenecer a la camarilla de la agrupación MAGA.
En mayo, Donald Trump se convirtió en el primer expresidente estadounidense condenado penalmente cuando un jurado de Manhattan lo declaró culpable de 34 delitos graves relacionados con la falsificación de registros comerciales para comprar el silencio de Daniels y proteger así su campaña en las elecciones de noviembre de 2016, se convierte así en el primer presidente condenado por un delito grave que asume la más alta magistratura.
El presidente electo Donald Trump fue sentenciado formalmente el viernes en Nueva York en el caso de pagos a una actriz porno para mantener su silencio, pero el juez se negó a imponer una pena. El resultado consolida la condena de Trump y al mismo tiempo lo libera para regresar a la Casa Blanca sin la amenaza de una sentencia de prisión o una sanción económica.
La sentencia a Trump de libertad incondicional marca un final tranquilo de un caso extraordinario que por primera vez llevó a un expresidente y un importante candidato presidencial ante una corte en calidad de acusado. El caso fue el único de cuatro acusaciones penales que llegó a juicio y posiblemente el único que lo hará. Esto implica que el republicano no pisará la cárcel ni tendrá ninguna otra obligación para con el tribunal en forma de multa o de comparecencia ante la corte con cierta periodicidad.
El juez de Manhattan Juan M. Merchán podría haber condenado al republicano de 78 años a hasta cuatro años de prisión. En cambio, eligió una sentencia que eludió espinosas cuestiones constitucionales al poner fin efectivamente al caso, pero aseguró que Trump se convertirá en la primera persona condenada por un delito grave en asumir la presidencia.
El episodio caótico, confuso e incoherente pocos días antes de que Trump regrese a la Casa Blanca ha servido de recordatorio sobre cómo gobernar ha frustrado a muchos políticos exitosos, y presagió los desafíos que enfrentará Trump mientras navega por una mayoría estrecha en la Cámara y un Senado lleno de personas que esperan sobrevivir a los cuatro años del presidente electo en Washington.