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Hidalgo, Valls y Mélenchon: españoles en el corazón de la política francesa

Descendientes de emigrados, muchos hijos y nietos de españoles han recorrido los pasillos del Palacio del Elíseo. La gaditana Anne Hidalgo intenta ahora resucitar al moribundo Partido Socialista francés y alcanzar la Presidencia de la República

Tras la muerte de Franco, España comenzó a tener una influencia significativa en los pasillos más oscuros, secretos e influyentes del Elíseo, a través de hombres y mujeres que ocuparon el lecho o los despachos desde donde se ejercía una influencia poderosamente atractiva para los hijos de emigrantes españoles con mucha ambición política.

Valéry Giscard d’Estaing fue el primer jefe de Estado que deseó tener relaciones privilegiadas con España, con Don Juan Carlos, de tú a tú. Y es leyenda que su primer embajador en Madrid tuvo relaciones íntimas, mucho más que amistosas, con una gran señora muy castiza y aficionada a los toros. Tampoco es un secreto que Giscard adoraba viajar discretamente a España, en galante compañía,

para participar en cacerías organizadas al más alto nivel político y social. Esa indirecta influencia española en los últimos años de la presidencia de Giscard está mal estudiada, siendo una de las matrices de la diplomacia bilateral del último medio siglo.

De Mitterrand a Sarkozy

En vísperas de su llegada al Elíseo, François Mitterrand desconfiaba profundamente de Felipe González, que tampoco sentía ninguna simpatía personal por el futuro presidente francés. Francisco Fernández Santos, ensayista, redactor jefe de ‘El Correo de la Unesco’, informaba a Mitterrand de las intimidades no solo políticas del PSOE de González y Alfonso Guerra.

Elegido presidente, el primer embajador de Mitterrand en Madrid fue un gran conocedor de España, Pierre Guidoni, autor de varios ensayos sobre Santiago Carrillo y el socialismo español. Guidoni fue uno de los artesanos de sucesivos proyectos de negociación a tres bandas, Madrid, París y la izquierda abertzale.

En el Elíseo tenía por entonces una influencia excepcional otro gran conocedor de España: Roland Dumas, futuro ministro de Asuntos Exteriores, el abogado que negoció el regreso del ‘Guernica’ a Madrid, mujeriego empedernido, sensible a la belleza de la mujer española, amigo íntimo de Plácido Domingo.

Durante los primeros años del mitterrandismo hizo su irrupción en la política nacional un joven ambicioso, Jean-Luc Mélenchon (Tánger, 1951). Sus abuelos paternos eran españoles: Antonio Melenchón, murciano de Bullas, condenado a la emigración, en Argelia, donde conoció a su futura esposa, Aimée Canicio, alicantina de Novelda. Andando el tiempo, Jean-Luc, como le llaman sus fieles, se convertiría en líder de la extrema izquierda populista. La lengua española lo había conducido hacia los socialismos caribeños y venezolanos, que sigue defendiendo con mucho verbo ‘mediterráneo’.

 

Cecilia Ciganer Albéniz, descendiente de Isaac Albéniz y segunda esposa de Nicolas Sarkozy
Cecilia Ciganer Albéniz, descendiente de Isaac Albéniz y segunda esposa de Nicolas Sarkozy – Reuters

 

 

Las diferencias políticas de fondo entre Mitterrand y González limitaron en muchas ocasiones la cooperación antiterrorista, que sufrió su impulso decisivo con Jacques Chirac, primer ministro y futuro presidente. Como jefe de Gobierno, Chirac negoció el fin de los GAL, a cambio de expulsiones masivas de etarras. Durante su presidencia y la presidencia de Nicolas Sarkozy -quien esta semana recibió su segunda condena por delitos corrupción y financiación ilegal-, la influencia muy importante de España, en el Elíseo, se ejerció a través de una mujer, Cecilia Ciganer Albéniz, descendiente de Isaac Albéniz, figura muy mayor del canon musical español, prima de Alberto Ruiz Gallardón, educada a caballo entre Madrid, París, Barcelona, Lisboa.

Segunda esposa de Sarkozy, Cecilia comenzó instalándose en un despacho personal, contiguo al despacho de su esposo, en sus tiempos de ministro del Interior. Fue Cecilia quién explicó a Sarkozy las sutilezas de la política española y la importancia crucial de la lucha antiterrorista. Instalada en el Elíseo, antes de la separación, Cecilia recordaba con simpatía a su antecesora en la residencia oficial del jefe del Estado: la emperatriz Eugenia de Montijo, la última emperadora de Francia, granadina de nacimiento.

El sucesor de Sarkozy en la jefatura del Estado, François Hollande, llegó al Elíseo acompañado de españoles muy influyentes.

El autor de muchos de los grandes discursos de Hollande, antes y después de ser elegido presidente, fue Aquilino Morelle. Hijo de emigrantes españoles, creció con sus seis hermanos en un barrio parisino muy popular, Belleville, el barrio de Édith Piaf y Maurice Chevalier, refugio histórico de anarquistas españoles, inmigrantes magrebíes y ‘boat-people’ vietnamitas. Con mucho esfuerzo familiar se hizo médico y abogado, antes de entrar en política mientras seguía estudiando en Sciences-Po.

Auge y caída de Valls

Manuel Valls (Barcelona, 1962), futuro jefe de Gobierno, había sido portavoz de Hollande durante la victoriosa campaña presidencial, y comenzó siendo ministro del Interior. Hijo de uno de los grandes pintores figurativos de su tiempo, Xavier Valls, educado entre Barcelona y París, donde comenzó sintiendo una primera vocación religiosa, el ex primer ministro pudo hacer carrera política en Barcelona y comenzó aspirando a reformar el socialismo francés, para liberarlo de sus arcaísmos de origen marxista. Antes de trabajar con Hollande, Valls había sido consejero de comunicación de otro líder socialista, Lionel Jospin, con un resultado desastroso: Jean-Marie Le Pen eliminó a Jospin en la primera vuelta de las presidenciales de 2002. Una catástrofe política, que Valls borró para siempre de su carrera como consejero político.

Ministro del Interior de Hollande, Valls sostuvo relaciones muy cordiales y privilegiadas con Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior de Mariano Rajoy.

Nombrado primer ministro y jefe de Gobierno, Valls fue el primer hijo de español que aspiró a ser presidente, jefe de Estado de Francia. Durante varios años, había sido el socialista más popular. Los sondeos lo cotizaban como figura ascendente. Durante su último mitin como candidato a la pugna presidencial del PS francés, Valls hizo el elogio de Manuel Azaña, el último presidente de la República. Fue el momento álgido de su carrera política francesa. Semanas más tarde, los socialistas rechazaron su candidatura y eligieron otro candidato, Benoît Hamon, eliminado en la primera vuelta de las presidenciales que dieron la victoria a Emmanuel Macron, el mes de mayo de 2017.

 

 

Anne Hidalgo en la inauguración de la plaza consagrada a Juliette Greco en San Germán de los Prados, como Azorín llamaba a Saint-Germain-des-Prés, donde, según Menéndez Pidal, comenzaron las relaciones hispano-francesas
Anne Hidalgo en la inauguración de la plaza consagrada a Juliette Greco en San Germán de los Prados, como Azorín llamaba a Saint-Germain-des-Prés, donde, según Menéndez Pidal, comenzaron las relaciones hispano-francesas – J. P. Quiñonero

Una vocación tardía

Tres años antes que Valls decidiese marcharse a Barcelona para iniciar una nueva vida, Ana María Hidalgo Aleu, nacida en San Fernando, Cádiz, en 1959, Anne Hidalgo, en Francia, hija de emigrantes, había sido elegida alcaldesa de París. Primicia histórica: la hija de unos padres andaluces, muy modestos, condenados a la emigración, era elegida alcaldesa de la capital de Francia.

Las biografías oficiales de Hidalgo insisten en la sensibilidad socialista de sus padres, «perseguidos y condenados a muerte». Sin embargo, ella solo se afilió oficialmente al PS francés cuando tenía 34 años, en 1994. Hasta entonces, había hecho una carrera de hormiguita muy trabajadora, sin una militancia política llamativa ni clara.

María, la hermana de Anne Hidalgo, había decidido emigrar a California, instalándose en Los Ángeles, al frente de una empresa privada. Tras estudiar abogacía, Hidalgo comenzó a trabajar como inspectora de trabajo y asesora en varios ministerios, sin manifestar una vocación política particular, consagrando mucho tiempo a su vida familiar, con su primer esposo, con el que había contraído matrimonio durante los años 80 del siglo pasado, padre de sus dos primeros hijos. Hidalgo siempre ha deseado guardar un secreto sepulcral sobre esa etapa de su vida íntima, como madre de hijos que ya tienen 33 y 35 años.

El primer matrimonio de Hidalgo se rompió, con drama, cuando ella conoció a un político socialista con el que coincidió en el gabinete ministerial de Martine Aubry, ministra del trabajo: Jean-Marc Germain, padre de su tercer hijo, que hoy tiene 20 años. Ese profundo cambio de vida íntima coincidió con su irrupción definitiva en la vida política, a la sombra de Bertrand Delanoë, futuro alcalde de París, el primer político francés que anunció públicamente su homosexualidad.

Adjunta y brazo derecho de Delanoë, a lo largo de trece años, Hidalgo culminó provisionalmente su carrera política como alcaldesa de París, elegida el 2014, y más tarde reelegida en 2020.

Durante mucho tiempo, Hidalgo insistió en que «no aspiraba» a «otras funciones», «consagrada al servicio de los parisinos…». ¿Cuándo sintió la tentación de ser presidenta? Entre 2018 y 2020, sin duda.

Último bastión socialista

Las elecciones presidenciales del 2017 hundieron al PS en la crisis más grave de su historia: sin líderes, sin programa, sin aliados, condenado a vender su sede histórica para poder pagar sus deudas.

Entre el 2018 y el 2019, todos los intentos de resurrección del socialismo francés fueron un fracaso. Los líderes históricos, desaparecidos e invisibles. El último presidente y sus exministros, instalados en el podio de los fracasados. La alcaldía de París comenzó a percibirse como el bastión último de un socialismo agónico. Reelegida alcaldesa de París, el mes de julio el 2020, Hidalgo comenzó a crecer políticamente, aliándose a una galaxia política municipal de la que forman parte ecologistas e izquierdistas de distinta obediencia y perfil.

Curtida en la escuela del destierro, educada en la escuela pública, inspectora de trabajo antes que burócrata socialista, mujer con graves y grandes experiencias íntimas y familiares, Hidalgo tiene la audacia heredada de sus padres, obligados a tomar el camino más duro del exilio, para buscarse la vida en otras y hostiles tierras, en Francia.

Experiencia esencial: los antiguos líderes y las figuras históricas del socialismo francés han desaparecido. Hidalgo tendrá que buscarse nuevos amigos, nuevos aliados, educándose, juntos, por tierras que deberán conquistar con el tesón del emigrante, español, en este caso, en busca de un nuevo hogar por construir. Antes de comenzar la larga carrera maratón que culmina en el Palacio del Elíseo, los militantes del PS deberán confirmar su elección como candidata oficial del PS.

 

 

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