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Homo sapiens, un libro verdaderamente importante

El famoso historiador Yuval Harari ha dicho, en muchas de sus entrevistas, que es una pena que al hombre del siglo 21 se le eduque con los mismos viejos criterios, que no han sido modificados desde el siglo 18.

Los conocimientos científicos –conocimientos basados en la evidencia, en la experimentación y con la capacidad de predecir1– son desconocidos por políticos y educadores. Casi se puede decir que son desconocidos o ignorados en el mundo entero, porque la inercia cultural es tremenda; además, porque es necesario primero educar a los educadores. Así que es importante, por no decir necesario y básico, conocer las ideas sobre quiénes somos y por qué somos como somos, que se explican en este libro, Homo sapiens, que acaba de publicar de nuevo la editorial de la Universidad de Antioquia (Villegas editores sacó una edición que se agotó hace algunos años).

A principios de los años ochenta, el matemático y divulgador científico Antonio Vélez creó un seminario interdisciplinario en la Universidad de Antioquia sobre las bases biológicas del comportamiento humano. Ya Darwin las había anunciado hace 170 años. En ese entonces hablar de una “naturaleza humana” común a todos era adoptar una posición peligrosa y escandalosa, que producía, en general, un gran rechazo entre aquellos intelectuales que estaban por fuera del mundo de la ciencia. Sin embargo, el profesor Vélez, basado en las investigaciones de etólogos como Konrad Lorenz, Niko Tinbergen y Edward Wilson, de psicólogos como Jean Piaget, y de lingüistas como Noam Chomsky, no tenía dudas de que era equivocada la idea de que somos tablas rasas que se moldean con la cultura; en cambio, estaba seguro de que nuestra fisiología y las bases de nuestro comportamiento estaban determinadas por la evolución y, por ende, grabados en nuestros genes. De ese seminario, y en respuesta a sus detractores, Vélez escribió el libro El hombre herencia y conducta, que luego, unos años más delante, amplió y convirtió en una obra en dos volúmenes: Del big bang al homo sapiens y Homo sapiens, después de investigar los estudios que empezaron a surgir explosivamente en esa década: en genética, evolución, neurología, etología, psicología evolucionista, paleontología, epistemología y teoría de modelos matemáticos. Antonio Vélez fue pionero en Latinoamérica en este campo, por eso el reconocimiento que le hicieron los integrantes del programa internacional llamado Big History.

En Homo sapiens, Vélez explica distintos aspectos de la conducta humana bajo un principio unificador: la búsqueda de la eficacia biológica o reproductiva. El médico y etólogo austriaco Konrad Lorenz (1993) lo había dicho así: “La estructura del sentir, pensar y actuar humanos contiene innumerables restos históricos de la época de sus antepasados animales, restos que se revelan imprescindibles. Por eso el intento de comprender al hombre sin tener conocimiento de las especies que le preceden equivale a pretender construir la casa empezando por el techo. El camino que conduce a la comprensión del hombre pasa por la comprensión del animal, de la misma manera que el camino que condujo a la aparición de aquel, pasó sin ninguna duda, por este”.

En Homo sapiens, las conductas estudiadas se analizan primero en el animal, luego se estudian las ventajas biológicas (adaptativas) que la sustentan, teniendo en cuenta las condiciones naturales que rodeaban al hombre de antaño y al prehombre (haciendo una especie de retroingeniería) y, por último, se explican dichas conductas, o sus vestigios, en el hombre actual.

Después de leer este libro nos queda claro que venimos dotados con una serie de instrucciones de las cuales no somos conscientes; muchas veces, incluso incómodas, que tenemos que contrarrestar. Venimos equipados con criterios para juzgar lo olfativo, lo gustativo, lo estético, lo ético, lo humorístico y lo peligroso. A estos innatismos se yuxtaponen, más tarde, las experiencias culturales, que los modifican sin hacerlos desaparecer por completo.

El libro toca temas como el instinto lingüístico, el comportamiento lúdico del niño, destacando la importancia que tiene la estimulación temprana para completar el desarrollo de los circuitos neurológicos. Explica nuestra tendencia a la xenofobia, a la infidelidad sexual, a la envidia, a la usura, a la explotación del débil, a la venganza, al rencor, el impulso a la jerarquía y a la territorialidad. Explica ciertos aspectos únicos de la especie humana, como son los sentimientos de culpa, el remordimiento, el altruismo y el sentido del humor. El libro da una mirada al enfoque evolutivo sobre la teoría económica, basada en la naturaleza humana, y no en la simple razón, lo que ha dado origen a una nueva disciplina, conocida como economía del comportamiento.

Este es un libro importante que debería estudiarse en las facultades de derecho, sicología, antropología, sociología y medicina, pues para educar, con la intención de obtener lo mejor de los seres humanos, es necesario conocer sin ilusiones vanas lo que podemos esperar de nosotros como individuos, como familia, como grupo, como nación. Bien lo dijo Yuval Harari: la educación de hoy debe basarse en el conocimiento del ser humano, pero no basado en ideas trasnochadas de siglos pasados, sino en conocimientos científicos puestos al día.

(1) “El método científico implica que cada vez que se postula una nueva teoría para explicar un fenómeno, debe llevarse a cabo una prueba experimental crucial, un experimento que compara las predicciones de la vieja teoría y la nueva. Ello permite descartar aquella cuya predicción resultó errónea”. David Deutsch.

 

 

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