Huéspedes indeseables

Que una porción de los 200 millones de pececitos dorados comerciados anualmente en los Estados Unidos se viertan en los ríos y lagos comienza a significar un problema e incluso una amenaza para los ecosistemas.

Por ejemplo, en Minnesota, donde las autoridades de Burnsville, al sur de Minneapolis, se vieron forzadas a demandar a los propietarios para que suspendan la práctica al comprobar que esas primorosas mascotas, una vez liberadas,  pueden crecer varias veces su tamaño usual hasta devenir en pesadilla.

Pez Dorado enorme. Foto The New York Times

Hasta 50 mil ejemplares fueron removidos en noviembre pasado del condado de Carver para evitar que devorasen la flora subacuática que hasta ahora bastaba para alimentar las especies endógenas, con el problema añadido de que, al igual que las carpas, esa variedad puede reproducirse y sobrevivir en el invierno a pesar de niveles reducidos de oxígeno.

No se trata, desde luego, de un fenómeno novedoso porque los carnívoros peces-león originarios de la región indo-pacífica, liberados tras el huracán Andrew en 1982, se cebaron en las especies caribeñas, contribuyendo a la proliferación de algas en los arrecifes.

Y tampoco estamos ante un fenómeno local, pues hace algunos años, en Polonia, a raíz del ataque de pirañas a un bañista en el río Oder que hace frontera con Alemania, llovieron denuncias de que el voraz animalito amazónico había sido visto en las mismas aguas del Vístula, que atraviesa la capital;  que loros y cacatúas de vivaces plumajes atacaban en los bosques a las especies autóctonas y que tortuguitas ornamentales se reproducían… como conejos.

En los hermosos lagos Masurianos vecinos a Lituania se halló un cocodrilo de regular tamaño y  familias enteras de mapaches cerca de la ciudad de Poznan; en general, mascotas de origen doméstico abandonadas por sus dueños en la temporada vacacional, siempre en las proximidades de centrales eléctricas que desechan aguas con la temperatura adecuada a esas especies de climas más cálidos.

Ahora, se han registrado alertas en los estados de Washington y Virginia, en Australia y Canadá, y, cuando en el lago Tahoe fue extraído un pez dorado de casi un metro y dos kilos de peso, un reportero llegó a denunciar que, globalmente, el comercio de peces ornamentales era responsable de una tercera parte de las peores especies acuáticas invasivas del planeta.

Y no sólo causan daños ambientales sino que el costo de rehabilitación de esas aguas supone gastos de relativa importancia para los presupuestos municipales; como el contrato que los vecinos de Carver debieron suscribir con una empresa para combatir los cardúmenes y Washington otro tanto en la restauración de un lago próximo a Spokane.

Varsovia julio 2021