Hugo Chávez, Mariscal Sucre y Elon Musk se encuentran en un bar
¿Qué es esto? ¿El comienzo de algún chiste? De ninguna manera: es el punto de partida para una conversación seria sobre estrategia energética. Vamos por partes.
Hugo Chávez
No me refiero al comandante. El Hugo Chávez al que me refiero es el nombre que algún funcionario entusiasta de PDVSA le dio a la Faja del Orinoco después de la certificación de reservas conocida como el Proyecto Magna Reserva. A pesar de los cuestionamientos recientes a los números por parte del grupo noruego Rystad Energy, sé de primera fuente que cientos de pozos fueron perforados y que las reservas técnicas son enormes. Independientemente de cuál sea el número exacto, una gran parte de las reservas petrolíferas de Venezuela están en la Faja. Suponiendo que Venezuela tiene reservas de 300 millardos de barriles, aproximadamente ¾ de los mismos están en la Faja, y estos barriles son de crudo extra pesado, con 8 a 10 grados API (entre menor es el grado API, más pesado es el crudo).
Los cálculos de las reservas de la Faja asumen un factor de recuperación del 20%, lo cual quiere decir que de cada diez barriles bajo tierra podemos asumir que solamente dos serán extraídos. Este factor de recuperación presupone el uso de técnicas de recuperación secundaria, tales como elevar la temperatura de los fluidos en el yacimiento para reducir la viscosidad del petróleo y optimizar su recuperación. Aunque algunas de estas tecnologías (por ejemplo el “Steam Assisted Gravity Drainage”) han sido exitosamente probadas en Canadá, en Venezuela todavía producimos en frío en la Faja, o sea, perforamos un pozo y el petróleo fluye naturalmente hasta la superficie. Con la producción en frío, el factor de recuperación es de menos del 10%.
Maximizar el factor de recuperación reduciendo la viscosidad del petróleo extra pesado de la Faja es un proceso de un alto consumo de energía; así como también lo es extraer los contaminantes que contiene el petróleo tal como metales y azufre. Venezuela tiene experiencia produciendo y mejorando petróleo extra pesado de la Faja gracias a la apertura de la industria en los años 90. En aquel momento, cuatro proyectos integrados de producción y mejoramiento de crudo extra pesado fueron construidos en el Complejo de José con participación del sector privado, y en su conjunto todavía bombean unos 500 mil barriles diarios de crudo sintético o mejorado.
En la actualidad, este tipo de mega desarrollos cayó en desuso: implica una inversión muy alta que en época de precios bajos no es rentable. La práctica hoy favorece a la mezcla de crudos extra pesados con crudos más livianos para producir crudos diluidos que pueden ser exportados.
Si Venezuela quiere aumentar su producción de petróleo en la Faja, necesitará usar diluyente para transportar y exportar crudo diluido, aparte de fuentes de energía para maximizar la recuperación y mantener la capacidad de mejoramiento del crudo extra pesado. Mantengamos esto en mente mientras hablamos del próximo personaje.
Mariscal Sucre
El próximo personaje es el Mariscal Sucre. No me refiero al patriota nacido en 1795, sino al campo de gas natural costa afuera descubierto en 1980, que contiene cerca de 12 trillones de pies cúbicos (Tcf) de gas natural y 150 millones de barriles de condensados (los condesados son hidrocarburos líquidos ultra-livianos con API de 40 a 60 grados, que en ocasiones fluyen junto al gas natural).
Para ofrecer una perspectiva, los 12 trillones de pies cúbicos de Mariscal Sucre podrían atender la totalidad de la demanda de gas natural de Venezuela por cinco años. Esto equivale a todas las reservas comprobadas de gas de Trinidad & Tobago —uno de los grandes productores de gas de la región y cuya economía se basa en la exportación de GNL (Gas Natural Licuado), Metanol y Amoniaco—; tres derivados del gas natural.
Mariscal Sucre fue el mayor campo descubierto costa afuera de gas no asociado en la historia de Venezuela. Gas no asociado o libre —aquél que no es asociado a la producción del petróleo— es especialmente útil porque su perfil de producción puede ser gestionado para satisfacer el perfil de la demanda.
Esto es importante cuando se necesita un suministro previsible: abre todo tipo de posibilidades de integración aguas abajo, tales como la generación de energía eléctrica, petroquímicos (como metanol, amoniaco y urea) y GNL. Desde que Mariscal Sucre fue descubierto, otros descubrimientos de gas libre costa afuera han ocurrido en Venezuela, como los grandes campos de Lorán y Perla.
Los campos de gas generalmente contienen también condensados que pueden ser usados como materia prima para refinerías o como diluyente para transportar el petróleo extra pesado. Así ocurre también en Canadá.
Los condensados de Mariscal Sucre, por ejemplo, podrían ayudar a descongestionar los atascos de producción que han acosado a la producción de la Faja, ahora que los mejoradores de los años 90 están funcionando a su máxima capacidad. Los crudos livianos naturales que podrían ser usados como diluentes son escasos en Venezuela (debido al declive prolongado de la producción de crudo convencional liviano del Occidente y Oriente de Venezuela) y las presiones financieras limitan la habilidad de PDVSA de importar crudos livianos.
Por último, Mariscal Sucre, al igual que Lorán y Perla, se sitúa en la parte superior o contigua a una frontera internacional, junto a mercados que valoran el gas a precios internacionales. ¡Imagine las opciones que esto crea, especialmente en el contexto actual, donde Venezuela necesita desesperadamente de divisas fuertes! Es una cuestión de desarrollar y canalizar el gas a través de la frontera. Todos ganarían, la empresa privada que desarrolla y exporta el gas del campo invertiría más, mientras que el Estado recaudaría más regalías e impuestos para reinvertir en la sociedad.
Venezuela posee aproximadamente 200 Tcf de reservas de gas, las octavas del mundo y las primeras en América Latina y el Caribe. Aunque <20% de estas reservas son de gas libre, por ahora, y mayormente costa afuera (aproximadamente 35 Tcf), las mismas son enormes y son un claro indicador del enorme potencial de gas inexplorado en la costa afuera Venezolana.
Elon Musk
Finalmente llegamos a Elon Musk, el legendario empresario y genio creativo detrás de compañías como SpaceX, Paypal y —las más importantes para nosotros— Solar City y Tesla.
Tesla, fundada en 2003, es una de las mayores productoras de VEs (vehículos eléctricos) en el mundo. Tesla consiguió desarrollar VEs tan rápidos y poderosos como un Porsche o un Corvette. Hoy en día hay más de un millardo de vehículos de combustión interna en el mundo, junto a un ínfimo 1.3 millones de VEs.
Pero eso está cambiando.
En marzo de 2016 Tesla anunció su Modelo 3: un sedán familiar por $35.000, precio competitivo comparado con un BMW serie 3. ¡En una semana, Tesla recibió 300.000 pedidos de un vehículo que ni siquiera existía! Tesla es un pionero y ya todas las empresas de carros les siguen los pasos con sus propios VEs.
En la próxima década, la expectativa es que la tecnología de los VEs continúe avanzando hasta que el costo de poseer un VE esté por debajo del costo de un vehículo de combustión interna. La última proyección de Bloomberg hasta 2040 es que 35% de las nuevas ventas globales de vehículos sea de VEs. Pero no hace falta esperar tanto: hoy en día en Noruega, uno de cada 4 vehículos ya es un VE (vale decir que gracias a subsidios del Estado) y en Japón hay más estaciones de recarga de VEs (cuarenta mil) que puestos de gasolina (treinta y seis mil).
La electricidad para cargar un VE proviene, cada vez más, de fuentes limpias de energía, ya sea energía renovable (tal como la hídrica, la eólica o la solar), nuclear, o gas natural (que genera mitad de las emisiones de carbono que genera la quema de derivados del petróleo o el carbón). De hecho Musk quiere ir más allá y dejar de usar completamente combustibles fósiles a través de la combinación de casas abastecidas por energía solar (SolarCity) y sus VEs (Tesla). Esto puede ser un escenario extremo para este siglo y para nosotros como país petrolero y gasífero, ¿pero quién sabe?
Como consecuencia, la generación de energía a partir del carbón y del petróleo va a tender a disminuir, especialmente después de los acuerdos globales firmados para limitar el uso de combustibles fósiles, como la COP21 en París el año pasado. Todo esto acompañado una sociedad cada vez más consciente del medio ambiente.
El uso de gas natural para la generación de energía eléctrica sólo aumentará. En un mundo de vehículos eléctricos, esto quiere decir que el gas natural (convertido en electrones) competirá directamente contra el petróleo como combustible de transporte. Esta transición masiva en la arena energética, parcialmente impulsado por la revolución de Shale Gas en Estados Unidos, explica por qué se espera que la demanda por gas natural crezca el doble que la demanda de petróleo. En realidad, se proyecta que la demanda por petróleo alcanzará su pico de demanda antes del 2030, mientras que no hay ninguna previsión demanda pico para el gas.
Actualmente, Venezuela no juega ningún papel en esta transición energética global que es indetenible. La buena noticia es que poseemos los recursos de gas para “subirnos al tren”. Lo que nos falta es visión.
Armando el rompe cabezas
¿Qué significa todo esto para nosotros? Venezuela es reconocida como un importante productor global y poseedor de recursos petrolíferos. 90% del petróleo es usado para el transporte. Venezuela efectivamente lo que exporta es movilidad para el mundo. Eso es lo que en realidad hacemos hoy: movemos automóviles, aviones, motocicletas, camiones y barcos.
Pero hay una revolución energética en curso hacia formas de energía con menor impacto ambiental y el gas natural juega un papel importante en esta revolución.
Para Venezuela, las implicaciones son enormes.
Primero, necesitamos apalancarnos en la Faja y los crudos convencionales ya. No tiene el menor sentido guardarlos para un futuro que no ocurrirá. Por como vamos ahora, la mayor parte de nuestras reservas de petróleo nunca verá la luz del día. Para aumentar la producción en la Faja y mantener los campos maduros de petróleo convencional, necesitaremos grandes cantidades de condensados y gas natural respectivamente para maximizar su producción y extracción. El gas natural es la palanca para reimpulsar nuestra industria de petróleo a corto y medio plazo.
La implicación más importante es de largo plazo. Si no participamos seriamente en el negocio del gas natural, Venezuela será paulatinamente marginalizada de la arena energética global en la medida en que el petróleo pierda su relevancia a lo largo del tiempo.
Venezuela necesita una estrategia energética que busque mantener nuestro lugar a través de la transición global en dirección a un uso más sostenible de la energía. Estoy pensando en mis hijos y en mis netos, así como la sociedad Venezolana en general, cuando digo que debemos explorar, desarrollar y explotar el potencial gasífero gigantesco que hay en Venezuela.
Esto es lo que estos tres personajes pueden enseñarnos sobre nuestro futuro, una nueva visión de nuestra industria nacional de hidrocarburos, donde urgentemente cambiemos el énfasis y la dirección hacia el gas natural como eje central de la estrategia de hidrocarburos de Venezuela. Esta estrategia busca reimpulsar la producción petrolera en el corto y mediano plazo apalancándonos en el gas natural mientras sentamos las bases para un futuro energético más limpio donde el gas natural sea el protagonista.
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Este artículo fue publicado originalmente en inglés en www.caracaschronicles.com