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Ida Vitale recibió el Premio Cervantes en España: «Lo inconcebible llegó»

La poeta uruguaya recibió el premio más importante de la literatura española de manos de los reyes de España

En el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), la poeta Ida Vitale recibió el Premio Cervantes —el máximo galardón de la literatura en español— de manos del rey Felipe VI.

Acompañada de su hija Amparo y sus dos nietas Emilia y Nuria, Vitale se acaba de consolidar como la quinta mujer premiada con el Cervantes y la segunda uruguaya en recibirlo, luego de Juan Carlos Onetti —que lo recibió en 1980—.

«El jurado reconoce en su lengua uno de los más reconocidos de la poesía en español, que es intelectual y universal», dijo durante su discurso el ministro de Cultura y Deporte de España, José Guirao. «Transparente y hondo, Vitale nos recuerda que sus libros son patrimonio de todos».

Mientras Guirao repasaba la vida y obra de la uruguaya desde uno de los estrados del paraninfo —construido en el siglo XVI y cuyas paredes incluyen varios estandartes con símbolos patrios de España—, se podía ver a Vitale  emocionada mientras se nombraba a aquellos autores con los que trabajó mientras estaba exiliada en México.

A las 7.25 (12.25, hora de España), la poeta se acercó a los reyes de España   y, con una sonrisa de agradecimiento, recibió la medalla dorada que termina de consolidar a la obra de una de las escritoras más importantes de la literatura uruguaya y de la cultura hispanoamericana.

Apenas subió a la Cátedra del paraninfo para empezar su discurso de agradecimiento, —ese que su hija decía que le costaba escribir—, dijo: «En realidad en este momento, leer algo no me nace; me nacería abrazar y decir cosas que serían absurdas y desacomodadas pero que me saldrían del alma».

«Lo inconcebible llegó en un momento en el que la opacidad del descenso imprime en mi vida una geometría ilógica e imprevistos recaudos. Acepto que el azar o un orden regido por una mágica fusión de benévolos caprichos me han señalado, como en una época aceptábamos algún suceso generoso con alguien muy querido que ya no está a mi lado, suponiéndolo, así decíamos, que es una manifestación de un eón bien dispuesto», dijo.

Durante su discurso, Vitale repasó el nacimiento de su relación con la literatura. Haciendo referencia a una biblioteca «forrada y presuntuosamente numerada», la escritora de 95 años dijo que comenzó leyendo libros para niños hasta que conoció a Homero en una edición bilingüe greco-latina. En uno de sus primeros «embelesos en el campo de los adultos» evocó a Ludovico Ariosto, uno de los poetas más importantes de la tradición italiana.

Ida Vitale durante su discurso de agradecimiento. Foto: EFE.

Pero una de las lecturas que más influencia tuvo en su obra fue El Quijote, justamente escrito por Miguel de Cervantes Saavedra quien da nombre a este premio—. «Mi devoción cervantina carece de todo misterio. Mis lecturas del Quijote fueron libres y tardías», dijo Vitale.  «Muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto», continuó.

Sobre el final de su discurso, Vitale, desmintió a Cervantes, que en El Quijote decía que «no hay poeta que no sea arrogante, que no piense de sí mismo que es el mejor del mundo». Finalmente, y haciendo muestra de su humildad, pidió perdón por la audacia de «haber venido a aquí a hablar de Cervantes». Inmediatamente fue ovacionada por el público que llenó el paraninfo y que volvió a emocionar a la poeta uruguaya.

“’A sombras, iluminas’, escribió José Bergamín en un acróstico para saludarla en 1947. Ese asombro producto de una obra desplegada a lo largo de siete décadas es lo que ha laureado el veredicto del jurado. Una obra convertida, desde hace mucho tiempo, en un referente fundamental para los poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español”, dijo el rey de España durante su discurso.

 

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